Nueva cita con el extraordinario órgano de La Redonda y sus opulentas sonoridades, para celebrar la festividad de nuestro santo patrón San Bernabé, en un ... magnífico concierto a cargo del organista alemán Heinrich Walther, que además nos honraba con los estrenos de dos transcripciones suyas para órgano, una muy dulce y cantabile de la Fantasía para violoncello y orquesta (1º movimiento) del jovencísimo –20 años– José María Usandizaga y la otra de la descomunal obra maestra del compositor franco-belga César Franck, su Sinfonía en re menor, que asumió el absoluto protagonismo de todo el concierto por su monumentalidad musical y lógicamente por sus cuarenta minutos de duración.
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El programa se iniciaba con la intimidad del Salve Regina de Antonio de Cabezón, para ir 'haciendo dedos' y para dar paso al imprescindible J. S. Bach con una obra mayor, la imponente Fantasía y Fuga BWV 542, en la que Heinrich Walther mostró su calidad interpretativa con una versión intensa y dramática en la Fantasía y con suma precisión y virtuosismo en la complicada Fuga donde tuvo que emplearse a fondo. A pesar del acoso de las tamborradas de la calle, que conseguían atravesar los muros de piedra de sillería de la concatedral, pudimos disfrutar la bella melodía de la Fantasía de Usandizaga, el compositor vasco más prometedor junto con Arriaga (ambos con carreras truncadas por muerte prematura). Heinrich Walther es un estudioso de la obra del donostiarra, del que ha compuesto varias transcripciones para órgano.
Y llegó la obra capital de este recital: la colosal Sinfonía en re menor de César Franck, en una rica y difícil versión para órgano del propio intérprete, con texturas complejas y una riqueza tímbrica excepcional. A destacar la intensidad del largo Allegro non troppo inicial con su arrebatador dramatismo perfectamente transmitido por Walther. Algo más floja la lectura del movimiento central Allegretto con escaso relieve, para dar paso al precioso Allegro non troppo final, donde César Franck recoge y entremezcla los temas de toda la sinfonía en una endiablada trama que el organista supo clarificar con un virtuosismo extremo y una excelencia musical destacada. Fue todo un espectáculo seguir en la pantalla gigante la impresionante agilidad y precisión de pies y manos de Heinrich Walther, que premió los intensos aplausos del numeroso público que llenaba el templo con una embelesada versión del Aria de la Suite nº 3 de Bach. ¡Hermoso concierto! Ojalá sea el feliz prólogo del inmediato Festival de Órganos de La Rioja que va a inundar de música cinco localidades riojanas con órganos históricos a lo largo de las próximas semanas.
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