Excelente concierto con sabor agridulce

CRÍTICA DE MÚSICA ·

Miércoles, 19 de octubre 2022, 02:00

Bienvenida de nuevo a Logroño la Gran Música tras el habitual parón veraniego, y para empezar nada menos que una figura emblemática de la interpretación ... barroca como es el holandés Ton Koopman y su Orquesta Barroca de Ámsterdam. Koopman es uno de los mayores especialistas en Bach, con una discografía impresionante y una merecida fama de 'apóstol' del genio de Eisenach, como quedaba palpable en la espléndida entrevista de Pío García publicada en estas páginas el domingo pasado. Claro que, ya que venían, es una pena no haber podido contar con una formación algo más numerosa y un programa más vistoso para el público logroñés, porque la 'orquesta' se presentaba con solo siete instrumentistas incluyendo el propio Koopman al clavecín y un programa ciertamente árido, especialmente la Ofrenda Musical que ocupaba dos tercios del programa y que es una obra destinada más a admirar el inalcanzable dominio técnico de Bach de las formas canónicas, que para disfrutarla musicalmente. Tuvimos suerte los que asistimos a la magnífica charla previa que impartió Gustavo Valbuena, amena y sumamente didáctica, que nos ayudó a entender mejor la obra y a disfrutarla.

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La calidad individual de los siete instrumentistas y su musicalidad eran admirables y con esos mimbres hasta la obra más austera se puede adornar de belleza y perfección. Comenzó el primer movimiento para clavecín solo, Ricercare a 3, con la intervención del propio Ton Koopman, deslizando algunas notas pifiadas, pero rebosante de ciencia bachiana. En los sucesivos cánones se fueron incorporando el resto de los instrumentistas desbordantes de precisión y calidad sonora, para deslumbrar en la bella Sonata sobre el tema regio, magníficamente interpretada y en la complejidad técnica que es el Ricercare a 6 final, auténtica proeza musical del viejo Bach.

La Suite nº 2 es una obra bastante más popular, con la profusa intervención de la flauta y la virtuosística Badinerie final, que los holandeses leyeron en excelencia y perfección, a un nivel muy superior al que tuviera el grupo Il Gardellino hace algo más de un mes en la reciente Semana de Música Antigua. Mención aparte merece la calidad de los instrumentos antiguos que utiliza la Orquesta Barroca de Amsterdam, de un sonido y volumen excelente y el curioso detalle de que la flautista utilizara un facsímil de la partitura manuscrita de Bach.

El público, que prácticamente llenaba la sala de cámara de Riojafórum, aplaudió con ganas y consiguió como bis la repetición de la danzarina Badinerie y numerosas salidas a escena para saludar. Yo fui de los que más bravos gritó, pero debo confesar que me quedé con ganas de haber disfrutado de la gran Orquesta Barroca de Ámsterdam con obras de mayor calibre del santo padre de la música, Juan Sebastián Bach.

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