«Se consigue más con una caricia que con un disparo»
La artista albaceteña, invitada por las mujeres de Viniegra, protagoniza la edición especial por el quinto aniversario del festival Sierra Sonora
¿Te vienes a Sierra Sonora? Hace unos meses las mujeres de Viniegra de Abajo grabaron un vídeo con ese título para invitar a Rozalén. «¿ ... Qué más necesitas, María, para venir a conocernos? –le preguntaban– Buena comida, buen paseo y luego que nos deleites con unas canciones». Se olvidaron mencionar lo más obvio: la buena gente. Pero la cantante no ha dudado en aceptar. Rozalén (Albacete, 1986) es hoy la protagonista de la edición especial del festival musical y cultural de este pueblo de las Siete Villas riojanas para celebrar que la aventura cumple su quinto aniversario y dieciséis ediciones, a razón de una por cada estación del año desde que se ha consolidado. Su concierto, con varias invitadas (en los jardines de la Casa Montero a las 18.30 horas), supone para esta carismática artista, destacada por su compromiso social por la igualdad y la integración a todos los niveles, apenas un paréntesis en la multitudinaria gira de su último disco, el séptimo de estudio, 'El abrazo'. Y supone, en un sentido más íntimo y personal, volver a las raíces.
– ¿Qué concierto ha pensado para Sierra Sonora? Supongo que cabe esperar algo especial.
– Vamos en otro formato, una anécdota dentro de la gira, algo muy exclusivo. Vamos poquitos músicos pero con artistas invitados. Será algo diferente a todo.
– ¿Cómo se prepara un concierto con tantas colaboraciones?
– En realidad esto iba a ser una sorpresa para mí (risas). Pero, bueno, ya hablé con Fetén Fetén, Idoia, Travis Birds, Valeria Castro... y ya me dijeron que venían. Esto va a ser como una jam session por que no nos hemos podido ver antes. Así que hablaremos cuando lleguemos, cuando nos sentemos a comer, y nos dejaremos llevar. La gente puede esperar cualquier cosa porque ni si quiera yo misma lo sé (más risas).
– Me consta que Sierra Sonora tenía muchas ganas de Rozalén. ¿Qué conoce usted de este festival?
– Estuve en Burgos con varias personas que han trabajado en Sierra Sonora. Me hablaron muy bien del festival, del lugar, de la gente. Me hicieron un vídeo precioso. Y hay muchos compañeros artistas que han tocado aquí que también me han hablado maravillas. Creo que hay mucho en común con LeturAlma, el festival que hacemos en mi pueblo contra la despoblación rural y tengo muchas ganas de conocerlo. Sé que me van a dar cosas muy buenas.
– ¿Qué opina alguien que llena grandes auditorios de un evento mucho más modesto pero tan implicado con su entorno rural y natural?
– Es que yo soy de pueblo. Yo soy nacida en Albacete pero criada en Letur, en un pueblo de la Sierra del Segura, y para mí esto es superimportante. Seguramente será uno de los conciertos que más disfrute porque me sentiré como en casa, porque compartimos una manera de pensar. Y a mí me gusta hacer estas cosas, combinar con la gira, con una producción tan grande y que afortunadamente es mucha la gente que viene a vernos. Pero hacer cosas así, excepcionales, me motiva.
– ¿Qué pensó al recibir el vídeo de las mujeres de Viniegra?
– Pues pensé, ¡vaya currada de vídeo! Es que está muy bien hecho, tiene una calidad brutal. Era como imposible decir que no, ¿no? Si decía que no era como si no tuviese alma (muchas risas). Me cuesta mucho decir que no en general. Pero, bueno, sí, consiguieron lo que pretendían.
– ¿Qué le inspira la mujer de pueblo, un medio que la mujer ha sostenido en cuerpo y alma pero que la ha marginado más si cabe?
– He estado reunida algunas veces con mujeres de Fademur [Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales] y es verdad que se tiene con ellas doble discriminación: por ser mujer y por ser rural. Y es verdad que son las que mantienen la base de la sociedad y del entorno de los pueblos. Lo mantienen en pie. Hasta el folklore sobrevive gracias a las mujeres y sobre todo cómo se han ido transmitiendo de manera oral las canciones, las historias, la cultura... Yo, claro, es que todo lo que he vivido en mi casa giraba en torno a mi abuela, era ella la que lo sostenía todo. Así que para mí merecen todo el respeto, el reconocimiento y el apoyo.
«Seguramente será uno de los conciertos que más disfrute porque me sentiré como en casa»
– ¿Concibe su labor como artista sin su feminismo y, en general, sin un compromiso social tan evidente?
– No, porque yo estudié Psicología Social, la música que he escuchado desde niña siempre ha tenido un compromiso y creo que una de las cosas que valoran de mí o que resaltan siempre es eso. No es algo que lo piense, no hay una estrategia detrás, es una manera de ver la vida. Creo que el amor está en muchas formas y en la mirada social por supuesto.
– ¿Cantar es deleitar, emocionar...? ¿O basta con entretener y hacer bailar?
– Todo es necesario. Hay veces que yo lo que quiero es evadirme, disfrutar y bailar como una loca. Pero en lo que hacemos nosotras, la reflexión y la emoción están muy presentes. No están reñidas una cosa con la otra.
– Bailar es importante: ¿está abierta a todos los ritmos o alguno se le resiste?
– Solo hay que escuchar el último disco: hay muchos ritmos, es muy bailable, y también temas muy profundos. Está todo como bastante compaginado. De repente me he atrevido hasta a rapear de la mano de Kase.O y R de Rumba. Hay latineo, hay electrónica, hay folklore... hay absolutamente de todo. Somos melómanos y nos gusta jugar en la música. Sé que tengo mucho que aprender, sé que hay muchos ritmos con los que aún tengo que jugar... Evolucionar o morir.
«No es algo que piense, no hay una estrategia detrás, es una manera de ver la vida»
– ¿Entiende la industria musical? Yo no.
– Pues ya somos dos (risas). Aquí no puedo decir otra cosa. Hay cosas que no comprendo de este mundo. Pero aquí estamos.
– Transmite integridad y coherencia, pero ¿ha tenido que pagar algún peaje?
– Bueno, coherente del todo es imposible. De hecho es algo que a veces me hace sentir mal. Intento acercarme a la coherencia y quiero pensar que soy íntegra, pero es muy complicado. A veces hay que poner todo sobre la balanza. A veces he pasado por el aro, pero siempre pensando que puede ser a favor de muchas otras cosas, ¿no? Pero es muy complicado, sí.
– Un o una referente cultural.
– Tengo muchas: Chavela Vargas, Violeta Parra, Amparo Sánchez, Carmen París, Luz Casal... Por ejemplo. Esto en cuanto a mujeres cantantes.
– ¿Y no cultural?
– Mi abuela, por supuesto. Mi abuela para mí fue una gran maestra; lo sigue siendo aunque no esté.
– Si hubiese nacido hace cincuenta años, ¿lo suyo sería canción protesta?
– No lo sé. Yo sería fruto de mi circunstancia. A lo mejor. Mira, Cecilia, otro referente, que se me ha olvidado antes. Cecilia, Mari Trini... Yo soy lo que soy ahora por lo que me ha tocado vivir.
– En todo caso, su 'protesta' es casi siempre a través de la alegría. ¿Es una forma de reivindicación vital?
– Algo así decía Almudena Grandes, ¿no? ¿O era Luis García Montero? La alegría como forma de resistencia, que al menos no nos la quiten. Entiendo la rabia, la entiendo y la defiendo, pero decir las cosas con una sonrisa en la cara, de una forma amable, he comprendido con los años que te hace acercarte mejor a los demás, sobre todo al diferente. Se consigue más con una caricia que con un disparo.
– ¿Qué sabemos nadie de los 'infiernos' y de los 'demonios' de Rozalén?
– Pues eso. Muchas veces no sabemos nada de lo que hay dentro de la cabecita de alguien y juzgar sin ponerse en la piel del otro, siempre poniendo lo peor por delante, es muy injusto.
– Seamos soñadores. ¿Cree que se puede cambiar el mundo, aunque sea solo un poquito, con una canción?
– Es imposible cambiar el mundo con una canción, aunque sí que es un arma muy poderosa. No solo la música; el arte, la cultura, son el medio más amable para lanzar un mensaje. Sí que puede hacer pensar, sí que puede hacer reflexionar, sí que puede acompañar a un movimiento social, sí que puede acompañar... Cuando la gente te dice, me has salvado la vida; no creo que te la salve pero sí que a lo mejor te puede encender una luz que lo cambie todo. Como una herramienta, como un arma poderosa... pero pacífica.
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