«Hay compañeros músicos que han salido desnudos al escenario y nunca han sido noticia»

– ¿Es difícil compaginar la preparación de un nuevo disco con la sucesión de conciertos?

– [Juan Aguirre] La dificultad que tiene es tener la cabeza en dos sitios. Ahora lo vemos con perspectiva porque el disco está terminado pero ha sido una experiencia gratificante porque la energía que el grupo recibe en directo, de alguna manera, te la llevas al estudio y también se graba.

– Parece que ahora nunca se termina de tocar en directo cuando antes había un claro parón de los grupos para componer y grabar nuevo disco, ¿no es así?

– [Eva Amaral] Nosotros ya hace bastante que sacamos nuestro último disco, 'Salto al color', en 2019, y aunque ha habido una pandemia de por medio, no hemos parado de tocar, salvo un parón para ordenar ideas. Cuando pasa tanto tiempo entre un disco y otro suceden muchas cosas, muchos conciertos. Somos muy animales de escenario, nos gusta mucho tocar en directo y nos cuesta parar, esa fase de ir girando. A la vez, surgen muchas ideas y necesitamos no parar más de lo que se supone, aunque paramos lo que queremos o necesitamos para terminar las canciones como se merecen y medrar ideas.

– En su agenda este verano van de festival en festival, a uno por semana. ¿Los festivales son una bendición o una condena?

– [J.A.] No creo que sean una condena. Realmente la gira de festivales comenzó porque nos propusieron participar en uno prácticamente hace un año y fueron apareciendo propuestas. Nos pareció que estaba bien, tienes la oportunidad de ver a compañeros, de ver a otras bandas... Tampoco diferenciamos mucho cuando tocamos en un festival, salimos y hay un público muy receptivo, algo que agradecemos. Cuando salimos a tocar nos da igual que sea un lugar u otro, el hecho es sonoro y la comunicación es la misma.

– Cuentan con mucha trayectoria, tanta que en Logroño tocaron por primera vez en la discoteca Sarao en un ciclo de cantautores. ¿Qué recuerdan de aquellos inicios ?

– [J.A.] Lo mismo que en Logroño nos sucedió en nuestra ciudad, Zaragoza, Madrid... Y era muy interesante porque tocábamos en una sala y había muy poca gente pero a la siguiente estaba llena porque había corrido el boca a boca. Pero la sensación tocando no varía mucho, aunque ahora tenemos más instrumentos y un montón de gente que viaja con nosotros, aunque la comunicación con el público es la misma y somos igual de obsesivos con que suene bien tanto si tocas en una sala pequeña como en un recinto enorme. Sí que recordamos que, cuando empezábamos a tocar en Logroño, se parecía mucho a nuestra casa, Zaragoza, son ciudades que tienen muchas cosas en común.

– [E.A.] El hecho de que ahora llevemos un gran despliegue técnico nos hace muy afortunados por tener a tanta gente con nosotros. Justo antes de grabar nuestro primer disco estuvimos unos cuantos años recorriendo ciudades con dos guitarras acústicas y viajando como se podía, en autobús o en tren y sin técnicos de sonido ni de luces. Fue una etapa muy bonita, la recuerdo con mucha ilusión, y hace valorar todo lo que tienes. Por eso a veces hacemos conciertos sorpresa de ese estilo porque es como volver a los orígenes por un ratito.

– De 'Salto al color' ya han pasado cinco años. Nunca habían estado tanto tiempo sin editar nuevo disco. ¿Por qué ese paréntesis?

– [J.A.] Es demasiado tiempo para nuestro ideal. Y la consecuencia es que se han acumulado un gran número de canciones. Tiene que ver con cuando el mundo se paró, que nos afectó a los músicos, y cuando se empezaron abrir tímidamente los espacios hicimos una gira acústica. La idea es hacer discos cada menos tiempo.

– En una de sus nuevas canciones, 'Rompehielos', se atisban ritmos 'reggae'. Eso ha sorprendido. ¿El disco va por ahí?

– [J.A.] Es la primera vez que utilizamos sonidos jamaicanos, aunque somos muy fans de los clásicos, como Bob Marley y otros músicos de ritmos pausados, sincopados, como Massive Attack, con bases hipnóticas. Es de las primeras veces que aparece en nuestras canciones pero recuerdo que en '500 vidas', de 'Nocturnal', también había esos ritmos, si bien en esta es la primera vez que utilizamos una sección de vientos (saxo, trompeta...).

– En 'Rompehielos' parece haber una respuesta a lo que conllevó el 'gesto' [mostrar los pechos] del concierto del Sonorama del año pasado. ¿Es así?

– [E.A.] No, pero al final sí. La canción está compuesta dos años antes de que aconteciera el Sonorama y no la relaciono, aunque para mí ha cambiado el significado. Desde ese momento ya no la he vuelto a ver de la misma manera. Es curioso.

– ¿Por qué quiso hacerlo si, con su relevancia, podía tener más que perder que ganar?

– [E.A.] Efectivamente. Pero lo hice por una convicción férrea. No teníamos nada que ganar, al contrario. Y creo que se salió del mapa, no entiendo cómo pudo sacarse tanto de quicio. Hay compañeros que han salido desnudos al escenario y nunca han sido noticia. Tenemos que hacernos mirar esto.

– Para bien o para mal, hubo repercusión porque lo hizo Amaral... Y eso es relevante.

– [E.A.] Fue una defensa de Rocío Sáiz y de la libertad de expresión en todas las facetas artísticas y, sobre todo, encima de un escenario que, a mi entender, estaba siendo atacada esos días.