El castillo de Viguera, a la izquierda, sobre la carretera N-111. Abajo a la derecha, visto desde Peña Bajenza. D. M. A.

El 'Internet 0.0' del castillo de Viguera

El arqueólogo José María Tejado publica un estudio en la revista científica de la Universidad de Oxford sobre tres fortificaciones riojanas

Diego Marín A.

Logroño

Martes, 1 de agosto 2023, 08:57

Viguera ha llegado a Oxford. La revista científica 'Archaeopress Archaeology' de la Universidad de Oxford ha publicado un trabajo del arqueólogo José María Tejado, profesor ... de Historia Medieval de la Universidad de La Rioja, reuniendo las conclusiones presentadas al Congreso Internacional de Historia y Arqueología celebrado en Francia sobre los castillos Los Monjes de Lumbreras, Bilibio de Haro y, más detalladamente, el de Viguera. Y es que, tal y como especifica José María Tejado, que ha realizado las cuatro campañas arqueológicas sobre la fortificación de Viguera, esta explica, a modo de «termómetro social», las relaciones entre los poderes estatal y local en el período comprendido entre los siglos IV y XV. Eso sí, el asentamiento es anterior y posterior, ya que se estima que pudo iniciarse en la Edad de Bronce, si no en el Calcolítico, y alargarse hasta el XVII.

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El común denominador entre los castillos de Lumbreras, Haro y Viguera es que vigilaban una importante vía de comunicación todavía vigente, como son las carreteras N-111 y la AP-68, y se erigieron sobre farallones rocosos que ofrecían defensas naturales, aunque no fueran aptas para un hábitat residencial. Y solo las aristocracias militares y eclesiásticas podían costear la construcción y mantenimiento de estos costosísimos sistemas de gestión territorial. «Hay que mantener las infraestructuras, una auténtica sangría económica si no tuviera una recompensa aún mayor: el control social y por ende económico del territorio que se pretende gestionar», expone Tejado. Cabe señalar que bajo el edificio de culto localizado en lo alto del cerro Valdemetria de Viguera, construido entre los años 662 y 680, se encuentra otro romano del siglo V y en los alrededores se han hallado al menos dos enterramientos islámicos de los siglos VII-IX con referencias a los Banu Qasi y de la época califal de los siglos X-XI.

Una de las conclusiones del trabajo de Tejado es que en aquella época numerosos yacimientos del área se comunicaban. «Existía una red de castros en lo alto del valle del Iregua interconectados mediante ahumadas, fogatas o sonidos de cuernos (y trompas cerámicas más tarde)», expone el arqueólogo, denominando el rudimentario sistema como 'Internet 0.0'. Esta comunicación tenía una función militar que permitía la gestión del territorio.

«Existía una red de castros en lo alto del valle del Iregua interconectados mediante ahumadas, fogatas y sonidos de cuernos»

«Era un procedimiento generalizado, muy probablemente, por toda la península ibérica», señala Tejado, de origen romano. «Han aparecido trompas cerámicas para el aviso, tanto en los días de niebla en que no se puede utilizar el sistema de señales visuales como para avisos rápidos en distancias de hasta 7 kilómetros, lo que indica la utilidad de estas fortificaciones como atalayas de vigilancia pero, sobre todo, como centro de transmisión o réplica de señales».

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