Salida de la procesión con el santo del Planillo de San Andrés hacia la casa de la mayordoma de la cofradía de San Antón. Isabel Álvarez

Benditas mascotas por San Antón en Calahorra

Los calagurritanos acercaron sus animales al Planillo de San Andrés para recibir la protección del santo | La cofradía antoniana de Calahorra, de 1749, celebró este domingo los actos religiosos por el patrón de los animales

Isabel Álvarez

Calahorra

Domingo, 19 de enero 2020, 21:30

San Antón es un santo muy refranero. Su fiesta se vincula con el ciclo estacional de puesta de las gallinas (Por San Antón, la gallina pon), pero también con los días más duros del invierno (Por San Antonio hace un frío del demonio). Y como el refranero no suele errar, este domingo San Antón se vivió en Calahorra con temperaturas bajo mínimos y un viento de los que apenas te dejan avanzar.

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Pero aunque el tiempo no lo puso nada fácil, los calagurritanos cumplieron un año más con la tradición de acercar a sus mascotas al Planillo de San Andrés para recibir la protección de su benefactor. Los más numerosos fueron una vez más los perros, muchos de ellos abrigados con esas prendas 'perrunas' que ha puesto de moda otra raza: la humana.

Cada 'oveja' con su pareja Isabel Álvarez

El frío no pudo tampoco con los caballos, que siempre acaparan las miradas de los muchos niños fieles a esta fiesta, que aguardaron en el Planillo de San Andrés a que finalizase la misa en la parroquia para recibir la protección del santo a través del agua bendita.

Les acompañaban otros muchos animales más pequeños, pero que ocupan un gran espacio en el corazón y en la vida de sus dueños. Entre ellos, los felinos, no tan 'fieros' como los que hasta hace dos días se podían exhibir con absoluta normalidad en los circos. La sociedad, cada vez más concienciada con el bienestar animal, ya no aprueba con tanta ligereza la cría de animales salvajes en cautividad para espectáculos circenses.

No faltaron tampoco las especies voladoras. Periquitos y otras pequeñas que aves que revoloteaban de un lado a otro por sus jaulas. Ni los hámster se perdieron la cita. Ni tampoco peces y tortugas.

En el Planillo de San Andrés, el abad de la cofradía roció sobre los animales el agua bendecida, dispensando 'buena salud' para todos ellos. «Que me 'dure' mucho tiempo», decía la dueña de un pequeño perro.

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A continuación, llegó la procesión con la imagen del santo por algunas calles del casco antiguo. Desde el Planillo, pasando por el mirador de Bellavista, la comitiva encarriló su paso hacia el domicilio de la mayordoma de la cofradía, quien se encargará de custodiar hasta la próxima celebración de San Antón su talla.

Isabel Llorente, mayordoma

Las funciones recaen este año en María Isabel Llorente, que preparó un abundante aperitivo para los participantes en la procesión hasta su vivienda. «La tradición era ofrecer unas pastas y unos licores, pero esto se ha convertido en una 'fiesta', porque al que le toca siente mucho orgullo de pertenecer a la cofradía», decía agradecido su presidente, José Antonio Barco, a la vez que recalcaba que «no hay obligación» de preparar un ágape de tales proporciones.

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Sin embargo esto es lo que tiene ser el anfitrión, que nadie quiere que ninguno de los invitados 'se vaya con hambre'.

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