El Ayuntamiento de Calahorra declarará este lunes en ruina el edificio del derrumbe en San Andrés
El inmueble colindaba con otra vivienda que acaba de demoler el Ayuntamiento, que descarta que el suceso tenga que ver con las obras
No es un problema nuevo en el casco antiguo de Calahorra. El mal estado o la deficiente construcción de muchas de sus viviendas termina en ... desprendimientos, hundimientos y arrastrando a la ruina a los inmuebles colindantes. Este fin de semana se ha vuelto a poner de manifiesto con el derrumbe de parte de un edificio de viviendas situado en el número 18 de la calle San Andrés de Calahorra y al lado de un solar en el que el Ayuntamiento de Calahorra había procedido en las últimas semanas al derribo de una vivienda, en el número 16, que estaba declarada en ruina. A pesar de ello, esta actuación, ejecutada por el Consistorio de manera subsidiaria, «no tiene nada que ver» (sostiene el concejal de Urbanismo, Antonio Mazo) con el desprendimiento de parte de la fachada lateral del edificio colindante, cuyos inquilinos, afortunadamente, no se encontraban en su interior en el momento del siniestro.
Tras la primera valoración del aparejador municipal, Mazo explica que la vivienda afectada presenta «una estructura muy deficiente».
En este sentido, precisa que «hemos observado que los muros están hechos de arena prensada», lo que habría desencadenado el desplome de la pared que estaba sujeta a la construcción que se encontraba en el número 16. De momento, según aclara Mazo, el edificio del derrumbe no ha sido declarado en ruina, pero «es altamente probable» que se llegue este lunes a ese extremo.
Tras el suceso ocurrido sobre las cinco y media de la tarde del sábado, además de la vivienda del número 18, de tres plantas, han tenido que desalojarse los inmuebles aledaños, localizados en los números 20 y 14 por motivos de seguridad, «ya que hay habitaciones (en el 20) que forman parte también de la estructura afectada», dice Mazo. En los tres edificios residen varias familias, que fueron realojadas en un establecimiento hotelero de la ciudad a la espera de poder trasladarse a las viviendas de emergencia del Ayuntamiento.
En total son 11 los vecinos damnificados, quienes ayer por la mañana pudieron acercarse a sus casas para con la colaboración de los bomberos poder recuperar algunas de sus pertenencias. Algo de ropa y documentación relevante eran en ese momento los enseres que la mayoría de vecinos les indicaban a los profesionales del CEIS Rioja que era prioritario recoger de sus casas.
Pasadas las once de la mañana los bomberos habían llegado al lugar y realizaban una nueva inspección del edificio, del que se habían desprendido numerosos cascotes del solar de la construcción derribada días antes. También, en el terreno se veían algunos muebles. «Afortunadamente, no ha habido desgracias personales», afirmaba Mazo, quien se desplazó ayer de nuevo a la zona junto al aparejador del Ayuntamiento.
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«No estaba en casa de milagro; me quedé trabajando más tiempo»
Calahorra. Desde primera hora de la mañana, y a pesar de que las calles San Andrés y Los Sastres, que delimita también con el solar en el que se encontraba el edificio derribado por el Ayuntamiento, estaban cortadas, numerosos ciudadanos se acercaban ayer sábado al lugar del siniestro para conocer el alcance de los daños. Antes de las once de la mañana llegaban los inquilinos de los inmuebles de los números 18 y 20. «Nos han dicho que volviésemos para recoger algunas cosas con los bomberos», comentaba una de las vecinas del número 20, que estaba en casa cuando escuchó el estruendo del desplome en el edificio de al lado. Eran más de las cinco de la tarde y por suerte Ana Donis y sus dos hijos de 14 y 16 años, con los que vive en la segunda planta del número 18, no estaban en casa. «Me llamaron para avisarme y estaba trabajando. Me asusté mucho pensando en mis hijos, pero cuando supe que estaban a salvo me quedé más tranquila», relataba ayer esta afectada, natural de Guatemala, que «no estaba en casa de milagro, porque me había quedado trabajando más tiempo».
«Cuando vi el humo (del derrumbe) cerré rápido la ventana. Pensaba que se había caído un muro que dejaron del derribo de la casa de al lado, pero cuando pregunté a una vecina qué se había caído, me dijo que era la 'casa de la Chon (antigua inquilina)'», decía Wilma, vecina del número 20. Aunque el Ayuntamiento sostiene que las obras de derribo del número 16 no han afectado la estructura del número 18, los vecinos apuntan que el derrumbe del sábado ha podido ser consecuencia de ello. «Creo que no lo sujetaron. Han tirado por debajo y lo de arriba no tenía para sujetarse», afirmaba una de las damnificadas.
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