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'SALA' DE ESPERA. Abdslam, marroquí por primera vez en La Rioja, aguarda su oportunidad en la estación. :: JONATHAN HERREROS
REGIÓN

Se ve pero sigue sin solución el 'efecto llamada' en la vendimia

Las administraciones se muestran incapaces de resolver el problema que supone cada año la llegada de inmigrantes a la vendimia, que cada vez demanda menos mano de obra

JAVIER CAMPOS jcampos@diariolarioja.com

Domingo, 25 de septiembre 2011, 15:34

Issa habla con orgullo de su padre. Y lo hace sabedor de que su progenitor, un «hombre justo y bueno», según le describe, y «respetado entre sus vecinos de la aldea», tal y como añade, nunca entendería que uno de sus 12 hijos lleve más de una semana durmiendo en la calle. Ni él ni ninguno de sus 11 hermanos están acostumbrados a pasar necesidades. O estaban. Fue dar el salto a la Península desde su Mali natal previa escala en Canarias y empezar todas sus penurias. Issa se dio cuenta de que en Europa de nada servían ni los 200 terneros ni las cuatro hectáreas de mango patrimonio familiar... «Nunca le he dicho nada y prefiero que no lo sepa», reconoce avergonzado. Sin embargo, volver no le será tarea sencilla y lo sabe.

Issa es solo uno de las decenas de inmigrantes que atraídos por el 'efecto llamada' de la vendimia riojana han adelantado su llegada a Logroño debido a la crisis. Pero además, y como las desgracias nunca parecen venir solas, el destino le ha jugado otra mala pasada: la irregularidad de la campaña de recogida de la uva, que cada temporada demanda menos mano de obra extranjera, ha hecho que hayan llegado antes de tiempo pillando por sorpresa a las autoridades. Tal es el caso del Ayuntamiento de Logroño, que pese a tener previsto el ya tradicional dispositivo de acogida desde hace un par de semanas, tan solo se encuentra en la primera y muy deficiente fase.

Las previsiones con las que se ha estado trabajando en la denominada Mesa contra la Pobreza son las de abrir el polideportivo General Espartero, con capacidad para 120 plazas, entre el 1 y el 15 de octubre, es decir, como el año pasado... ¿El problema? Que tanto Issa como otros muchos ya están aquí abandonados a su suerte a la espera de un jornal que probablemente no llegue. La situación se repite a diario desde hace casi dos semanas y comienza a agravarse sin que nadie parezca tener la respuesta.

«Las administraciones no somos dioses... llegamos a donde llegamos», explica a Diario LA RIOJA la concejala de Política Social del Ayuntamiento de Logroño, Paloma Corres, quien reconoce que todo lo que sea susceptible de mejora de cara al próximo año «se mejorará». Y es que se da la circunstancia de que, independientemente de la marcha de la vendimia, el dispositivo que se habilita en la capital se mantiene prácticamente igual en medios y fechas al año pasado aun sabiendo que entonces ya hubo problemas.

La vendimia se está desarrollando paulatinamente y de manera muy desigual en aquellas parcelas de la región que van alcanzando el punto óptimo de madurez. Mientras tanto, y a la espera de que se generalice y como ya sucediese en el 2008, en el 2009 y en el 2010, ante la falta de recursos no pocos temporeros se ven obligados a pasar la noche a la intemperie.

La crisis también ha obligado a Abdslam y Hassan, marroquíes llegados hace una semana y que hasta la fecha no han conseguido trabajo, a adelantar su llegada a Logroño en busca de tajo en la campaña de la uva. La pareja pasa el día en la especie de 'sala' de espera en la que se ha convertido la plaza que da acceso a la estación de autobuses de Logroño y la noche en el pasaje que comunica Vara de Rey con Pío XII, donde el hacinamiento ya no pasa desapercibido a nadie.

Los lugares se reiteran pero las soluciones siguen sin llegar... Dicho de otro modo: el problema se sucede cada temporada por estas fechas y las administraciones se muestran incapaces de resolverlo. El mensaje a trasladar desde la Delegación del Gobierno es claro: en La Rioja, con uva madura o sin ella, no hace falta mano de obra. «Habiendo tanto paro hay mucha gente de aquí que regresa a la vendimia, que en muchos casos vuelve a desarrollarse en familia, por lo que no hace falta tanta mano de obra extranjera», informa el asesor del delegado del Gobierno, Gustavo Gauthier, quien repite lo otras veces denunciado: «A día de hoy las posibilidades de contratación son mínimas y el probar suerte ya no funciona».

Sin embargo, y pese a sus esfuerzos por hacerse oír, el goteo de idas y venidas es constante. La necesidad aprieta y la propia Memoria de la Fiscalía Riojana correspondiente al 2010 les identifica como «personas humildes que se encuentran en situación de necesidad y vienen atraídas por la posibilidad de ganar algo de dinero, y esa situación de necesidad vulnerable les hace aceptar condiciones objetivamente injustas que no admitirían si su posición no fuera tan débil».

El abuso del intermediario

El problema está ahí: se ve, pero sigue sin remedio... sigue sin llegarse a todos y a tiempo. Pese a todo, pasar la noche en un cajero, un portal o en un banco del parque del Carmen es lo mínimo que puede pasarles, ya que de cruzarse un intermediario en su camino el abuso es casi seguro.

La Mesa contra la Contratación Ilegal de Temporeros de la Comunidad Autónoma ya puso de manifiesto la pasada campaña un repunte de la subcontratación y explotación de inmigrantes en el campo motivado sobre todo por la crisis económica. Y la citada Memoria de la Fiscalía habla expresamente en su apartado de delitos contra los derechos de los trabajadores relativos a extranjeros del creciente y preocupante fenómeno. «Un clásico delictivo en nuestra zona es el abuso a trabajadores en el campo...», puede leerse en el documento al que ha tenido acceso este periódico.

Sin embargo, igual que siguen viniendo pese a saber que con las 'cuadrillas apalabradas', la vuelta a la vendimia 'familiar' y una mayor mecanización del campo las posibilidades de trabajar son prácticamente nulas, también continúan cayendo víctima del abuso ante una situación de extrema necesidad. «Tenemos que comer», dicen quienes pasan día y noche en la calle sin apenas recursos. Los apelotonados fardos, bolsas y maletas de equipaje durante las horas de luz delatan su presencia, que curiosamente coincide cuando la ciudad se halla inmersa en sus fiestas.

«La crisis muestra sus efectos más perversos», asegura Gauthier, quien sitúa en la delicada coyuntura económica la caída del número de denuncias. «Mejor trabajar por poco que no trabajar», nos dicen a puertas de la estación ofreciendo una explicación dura por su realismo al asesor del delegado del Gobierno.

Condiciones de vida infrahumanas hacen que no se denuncie de la misma manera que antes y que se siga llegando a La Rioja pese a la no demanda de mano de obra. El dispositivo policial, que también se mantiene, sigue vigilante y se refuerza estos días para evitar que La Rioja tenga más motivos, que los tiene y muchos, para avergonzarse. «La impunidad se ha acabado», concluyen desde la Delegación.

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