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Cristiano Ronaldo golpea al brasileño Edimar en el Nuevo Arcángel de Córdoba. :: Cristina Quicler / AFP
Cristiano sale airoso de su patada
FÚTBOL

Cristiano sale airoso de su patada

El astro portugués llegará al derbi del Calderón al ser suspendido dos partidos por juego violento y no por agresión

IGNACIO TYLKO

Jueves, 29 de enero 2015, 01:04

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madrid. Cristiano Ronaldo y el Real Madrid están satisfechos por la condena de dos partidos de suspensión que deberá cumplir al astro portugués tras cometer un «acto irreflexivo» en el Nuevo Arcángel de Córdoba, tal como definió su acción el propio futbolista cuando se disculpó a través de Twitter.

La maquinaria jurídica y mediática puesta en marcha por el club blanco han surtido efecto. El Comité de Competición de la Federación Española no consideró como agresión sino como juego violento la patada que Cristiano le propinó al brasileño Edimar.

Los precedentes y la escueta redacción del acta del colegiado canario Alejandro Hernández Hernández, quien escribió que Cristiano fue expulsado en el minuto 83 por «dar una patada a un adversario, sin estar el balón a distancia de ser jugado», han sido claves para determinar la suerte del portugués.

Ronaldo se perderá los próximos choques ligueros, ante la Real Sociedad y el que fue aplazado frente al Sevilla en el Santiago Bernabéu, pero podrá llegar fresco y descansado al derbi ante el Atlético, correspondiente a la 22ª jornada de Liga, tercera de la segunda vuelta, fijado para el 7 de febrero en el Vicente Calderón.

El árbitro nunca puede calificar una acción, tan sólo describirla, pero sólo dejó constancia en su informe de la patada que le dio Cristiano al lateral del Córdoba cuando el juego no estaba detenido pero el balón ya estaba en poder del portero Juan Carlos. El juez, sin embargo, no vio el golpe de Cristiano en el rostro del defensa Crespo, que se produjo minutos antes, ni el brazo que le soltó a este mismo futbolista tras su expulsión. Tampoco tuvo constancia del altivo gesto de Cristiano cuando salía del campo y se 'limpió' el escudo de campeón del mundialito delante de una afición modesta.

Al no mediar denuncia, Competición se atuvo «de forma exclusiva al acta» y no entró de oficio para sancionar otros incidentes. Tampoco el trencilla creyó conveniente enviar a la Federación un anexo al acta para detallar lo que se observa en las imágenes del partido ofrecidas por las diferentes televisiones.

Tras menos de una hora de reunión presencial, Francisco Rubio, Lucas Osorio y Pablo Mayor Menéndez, integrantes del órgano jurídico futbolístico de primera instancia, decidieron que la conducta del Balón de Oro no representaba una infracción lo suficientemente grave como para aplicarle una sanción de cuatro a doce partidos, la estipulada por el artículo 98 del Codigo Disciplinario para las agresiones.

A diferencia de lo que ocurre por ejemplo en la Premier League, mucho más dura a la hora de castigar actos antideportivos, Competición le aplicó al crack de Madeira el artículo 123.2, que establece de dos a tres partidos de inhabilitación por «producirse de manera violenta con un adversario, sin causar lesión, en una acción al margen del juego».

Al no tener lugar en el propio estadio y no ser descritar por el árbitrro, no se han tenido en cuenta como atenuantes las disculpas presentadas por Cristiano a Edimar, que el jugador brasileño aceptó gustoso, ni el arrepentimiento del luso, que habló incluso con sus compañeros en Valdebebas para pedirles perdón.

A Ronaldo no se le ha considerado reincidente porque no había visto ninguna tarjeta roja en esta campaña. Sin embargo, se trata de la quinta expulsión que ha sufrido en el fútbol español, donde en los últimos meses se había ganado más admiración de las aficiones rivales porque su comportamiento era más humilde y deportivo. Antes, cumplió dos partidos de castigo por propinar un codazo a Mtiliga (Málaga), uno por dar un manotazo a Ortiz (Almería), dos por los 'enseñar' los tacos a Gabi en la final de Copa y tres el curso pasado tras tirar del pelo a Gurpegui, soltar un manotazo a Iturraspe y desconsideración con el árbitro en el duelo de San Mamés.

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