La UR inventa sobre ruedas
El techo solar alimenta los ordenadores del vehículo, que cuando frena carga las baterías La Escuela de Ingeniería presenta su prototipo de coche eléctrico
MARÍA JOSÉ LUMBRERAS mjlumbreras@diariolarioja.com
Miércoles, 9 de noviembre 2011, 13:58
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7967 GZP. Ésta es su matrícula y, cuando tenga el seguro en regla, podrá circular por las calles de Logroño, un escenario para el que es ideal. De hecho, el prototipo de coche eléctrico que presentó ayer la Universidad de La Rioja está pensado para un uso urbano. Por eso tiene una autonomía de 80 kilómetros y una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora.
El coche eléctrico de la Universidad de La Rioja, en concreto del Departamento de Ingeniería Eléctrica, es rojo brillante, de dos plazas, sin puertas, completamente silencioso y, por supuesto, sin tubo de escape. Lo han bautizado 'Zemic', por 'Zero Emisiones Contaminantes'. Nació con la intención de llamar la atención, recuerda Alberto Falces, coordinador del proyecto. «Por eso no tiene puertas, por eso es muy futurista... Es un toque de atención. Dice que la tecnología es interesante, es bonita y se pueden hacer cosas que se entiendan sin necesidad de palabras raras».
Este chasis modificado de 'buggy', con tres baterías, motores eléctricos y diversos módulos fotovoltaicos que alimentan los sistemas de control, se va recargando mientras se frena. Ayer se presentó en el vestíbulo de Riojafórum ante el presidente del Gobierno regional, Pedro Sanz, y el rector de la UR, José María Martínez de Pisón, pero también estaban los patrocinadores, muchos alumnos de la Escuela de Ingeniería, sus familiares...
El proyecto comenzó en una conversación de pasillo hace dos años largos y después de una clase sobre las baterías y de ver cómo habían cambiado «desde la de plomo, que era un artefacto, a las de los móviles que no pesan y que no ocupaban», rememora Falces.
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Aquel reto ha dado como resultado un prototipo diseñado y desarrollado íntegramente en el campus riojano, con la ayuda de trece empresas y entidades. El apoyo de éstas ha sido vital para el desarrollo de la iniciativa, comentaron dos de los alumnos que han trabajado más intensamente en el prototipo, dado que es la base de sus proyectos fin de carrera, Roberto Pascual y Santiago Suanes. Hay un tercero que ayer no pudo asistir al acto: Pablo Miguel Hernández.
El director de esta Escuela, José Ignacio Castresana, señala, a su vez, que «ha sido una gestión del conocimiento exhaustiva porque hemos ido afrontando los problemas de construir un coche partiendo de la nada. El resultado es un vehículo con cero emisiones contaminantes, no hace ruido, no emite humo. Y, desde el punto de vista ingenieril, genera energía además de consumir. La parte de la capota solar genera energía para alimentar los ordenadores del prototipo; cuando se frena, se cargan las baterías y casi 30 por ciento de su autonomía se logra así; el carenado es aerodinámicamente activo... Es absolutamente original, no copia ninguna de las soluciones previas».
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¿Y el futuro? De entrada, el coche se utilizará para la difusión y para fomentar la curiosidad tecnológica desde edades tempranas. Pero también va a permitir seguir investigando. «Tenemos un banco de pruebas desde el que ensayar», indica el director de la Escuela de Ingeniería. «Queremos seguir investigando hacia nuevas tecnologías, como nuevas baterías, la tecnología del hidrógeno, los sistemas de vehículos híbridos», comenta Falces, para quien, aunque el coche «es muy atractivo, si alguien quisiera comercializarlo, faltaría otra fase de la ingeniería: la de plantear los aspectos de fabricación en cadena». Y Castresana refiere que «ha habido tantas innovaciones que tenemos que patentarlas y no descartamos que surjan empresas tecnológicas que puedan desarrollar aspectos del prototipo con base comercial».
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