Comerciantes riojanos exigen un «exhaustivo control» de mercadillos, bazares y mayoristas
Los minoristas reclaman al Gobierno regional el mismo celo para todo el sector en materia de horarios o vigilancia sanitaria para evitar la competencia desleal
E. SÁENZ ,
Sábado, 29 de octubre 2011, 12:03
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Representantes de las asociaciones de toda la comunidad integradas en el Consejo Riojano de Comercio demandaron ayer al el Ejecutivo regional que extreme los controles sobre la actividad de mercadillos, mayoristas y bazares orientales. O en otras palabras: que aplique sobre ellos la misma rigurosidad que exige a los comercios tradicionales en materia de horarios, aperturas, inspecciones sanitarias o calidad de los productos.
Para el portavoz del sector, Iván Carbonero, la laxa regulación al respecto está generando una competencia desleal agravada por la «impunidad y descaro» con que se dan determinadas situaciones. El inventario de irregularidades es, según declaró, extenso y evidente, por lo cual demandó la conveniencia de que la Administración actúe de oficio para atajar la desigualdad.
En el caso de los mercadillos, Carbonero denunció cómo en la mayoría de los pueblos e incluso en el que se celebra periódicamente en Las Norias de Logroño se constata la oferta de prendas y productos de alta gama anunciados como originales que se venden a un precio muy inferior al original. «Las presuntas falsificaciones están a la orden del día, pero nadie hace nada», apunta planteando cómo, aunque la competencia en estos casos es municipal, las ordenanzas están desactualizadas y no se acoplan a la normativa estatal o los consistorios carecen de capacidad y medios para aplicarlas con la rigurosidad requerida. El portavoz de los comerciantes incluyó en este punto la «permisividad» para con ferias artesanales o vendedores ambulantes de alimentación que en pocos casos cumplen los requerimientos sanitarios que a los demás se observa con un celo extremo . «No estamos en contra de este tipo de venta; sólo pedimos que se les haga cumplir lo mismo que a los demás», matiza Carbonero para reconocer cómo mercadillos de fuerte tirón popular como el de Ezcaray están afectando gravemente al comercio tradicional en La Rioja Alta.
En el caso de los bazares -chinos en su mayoría- la coyuntura varía. Como indica, el mayor problema aquí reside en la vulneración de los horarios establecidos y la «picaresca» que algunos utilizan para eludir los límites. «En muchos casos se alquilan locales contiguos con menos de cien metros para poder abrir el tiempo y los festivos que deseen, pero se tiran tabiques y se crean grandes superficies para así no cumplir las restricciones fijadas», señala invitando a visitar algún centro de estas característica para comprobarlo. La combinación en muchos lineales de alimentos con prendas de vestir, el incumplimiento de la obligación de colocar lejos del alcance de los niños productos tóxicos o la «flexibilidad» en materia sanitaria completan el catálogo de carencias sobre las que los comerciantes entienden que el Gobierno debería actuar . «Si algún negocio tradicional incumple estas cuestiones básicas, la advertencia es inmediata y la sanción posterior rotunda», afirma.
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Tampoco muchos mayoristas que también venden a particulares están exentos a juicio de Carbonero de deficiencias. «La legislación les obliga a disponer de los artículos destinados a comercio minorista identificados, separados del resto con un habitáculo, cajas y facturaciones independientes; es un hecho que no ocurre así en buena parte de establecimientos», explica.
Ante todo ello, las asociaciones afectadas demandaron a la Dirección General de Innovación, Industria y Comercio, mayor compromiso. «Sólo pedimos que se trate a todo el sector con el mismo grado de exigencia», concluyó.
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