Susana Vélez y Daniel García posan en la terraza de la bocatería Move de Navarrete, en pleno Camino de Santiago. SONIA TERCERO

El Camino de Santiago sufre las olas de calor y no termina de despegar en La Rioja

Los comerciantes de la Ruta Jacobea riojana reconocen un pasado mayo muy bueno pero un notable descenso en julio

Diego Marín A.

Logroño

Lunes, 25 de julio 2022

Un termómetro infalible para medir la afluencia del Camino de Santiago es la terraza de la bocatería Move en Navarrete. Raro es el momento en el que no hay un peregrino refrescándose y descansando allí. Susana Vélez, su responsable, señala que este año se ha notado un aumento de peregrinos con respecto a los dos años anteriores, sin alcanzar las cifras prepandemia. «Ha sido un mayo muy bueno, no nos esperábamos tanta afluencia. Junio también estuvo bien, pero ya se notó un descenso. Y en julio depende de las semanas, en las olas de calor se nota bajada, es irregular y no puedes hacer una previsión», declara Susana, quien, no obstante, siempre tiene como referencia los meses de mayo y septiembre como de mucho trabajo.

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En la calle Mayor Alta no hay muchos bares pero sí alojamientos privados, aunque Susana nota que, cada vez más, los peregrinos pasan de largo por Navarrete porque completan la etapa natural Logroño-Nájera. «Somos una zona de paso. El albergue municipal no se ha llenado como otro años, que se llenaban hasta los hoteles», considera Daniel García, su hijo. Eso sí, regresan los americanos y asiáticos, además de los más habituales españoles y europeos. «Nos alegra de que vuelvan a venir de esos otros países porque significa que se recupera el ritmo habitual del Camino», añade Daniel.

En la calle Mayor, la principal de Azofra, por donde transcurre el Camino de Santiago, Pedro Rubio Moreno regenta el supermercado Rosa, donde los peregrinos pueden adquirir de todo: pan, fruta, refrescos, bollería... «Ha bajado mucho con respecto a antes de la pandemia, aunque se va entonando. Mayo estuvo muy bien», valora Pedro. Para él también son buenas fechas primavera y otoño, mientras que el calor de verano retrae a los peregrinos.

«Los peregrinos compran de todo y no tiene lógica. Muchas veces lo que coge uno lo cogen todos»

Pedro Rubio Moreno | Supermercado Rosa

«No sé qué está pasando, todavía no hay mucho turista, aún no ha empezado a despegar esto»

Mamen Urbina | Cafeterías Piedra y La Alameda

«Aquí compran de todo y a todas horas. Con estos calores, a las 3 de la mañana, que estaba yo regando, ya vi pasar gente», recuerda Pedro. Por otra parte, el calor, si aprieta, quizá merma la afluencia de peregrinos, pero también aumenta la venta de bebidas frías. «No solo a ellos, a todos. Pero los peregrinos compran de todo y no tiene lógica. Muchas veces lo que coge uno lo cogen todos, como el pan, que un día vendes treinta barras y otro, ninguna. Lo mismo pasa con las nectarinas, los melocotones o las peras», relata. «Los fines de semana se vende más cerveza. Siempre hay algo que celebrar», apunta.

«Todo muy condicionado»

A media mañana la plaza de la Alameda de Santo Domingo de la Calzada tiene montada la terraza del bar del mismo nombre. Mamen Urbina regenta este y la cafetería Piedra, en la misma calle Mayor que conduce a la catedral, donde se encuentra el albergue de peregrinos y por la que transcurre la ruta jacobea. Lugar estratégico. «Este mes ha bajado bastante, no sé si por la ola de calor pero ha habido bastante bajón. En mayo y junio trabajamos bastante bien», afirma Mamen, que se pregunta a qué se debe ese descenso del número de peregrinos. «No sé si es por el miedo que nos están metiendo en el cuerpo, por tema económico o por el calor, pero no sé qué está pasando. Todavía no hay mucho turista, aún no ha empezado a despegar esto», reconoce Mamen.

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Alberto Rodríguez es el responsable de la tienda de ciclismo Demanda Ciclos, también de Santo Domingo, y tampoco nota una afluencia masiva de peregrinos este año. Habitualmente realizan reparaciones urgentes de bicicletas y venta de recambios, prendas y cascos. «Va a golpes, mayo fue bueno y esperamos que agosto también, pero como ahora hay mucha empresa dedicada al transporte de equipajes, está todo muy condicionado. Antes venía mucha gente por motivo religioso y ahora es más de vacaciones, gente que no quiere sufrir mucho y prefieren que le lleven la mochila», considera Alberto.

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