Los diez años de Cisco apenas pueden con la cruz que encabeza la procesión. El Calvario mañanero a la ermita es el prólogo del Viernes ... Santo. El roquete de don Canito es el guía del Vía Crucis. El párroco de Ródano siempre viene a encabezar las procesiones con el Cristo y los ciriales. Es un cura serio, aunque Cisco le oyó reírse a carcajadas. Fue en el confesonario –todos quieren confesarse con él porque solo escucha y da la absolución–; cuando Anchuelita volvía del confesonario, Cisco le preguntó por qué reía tanto el cura y contestó: «No sé, yo solo he dicho que me acusaba de haber llamado maricón a un gorrión». La decimocuarta estación, hace acabar el Calvario y es hora de pasar por las bodegas para probar el vino apañado, que algunos llaman hipocrás y otros zurracapote. Como el cura ha mandado cerrar los bares, los hombres tienen que ir a las bodegas; y las mujeres y los niños beben apañado, que en Semana Santa no hace daño. A Cisco ya le pesa la Semana Santa pues, desde que comenzó la cuaresma, un manto de tristeza se ha ido apoderando del pueblo, aumentado en la Semana de Dolor, en la que tapan santos e imágenes con tela morada, y que alcanza su culmen estos tres días en los que no se tocan las campanas; y se le hace raro.
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Acostumbrado a los diarios toques, de maitines a vísperas, la vida del pueblo no la entiende sin el toque del Ángelus, que invita a comer, o el de la hora nona, para levantarse de la siesta. Estos días, el silencio solo es roto por la jarcia de niños con matracas, que sustituyen a las campanas. Cisco lleva matraca de dos martillos, pero el envidiado es Josito, hijo del carpintero, a quien su padre fabricó una matraca de cinco martillos, y es quien da la orden «Martillos arriba» y, tras el rítmico matraqueo, grita «A los Pasos toooocaaan». Es en la procesión de los Pasos donde las cuadrillas de jóvenes, ocultos en la anochecida, cantan las saetas de los tiempos antiguos. Al cura no le gustan y entona «Perdona a tu pueblo», pero, en cuanto suenan en las esquinas las voces dobladas de las cuadrillas, todos callan y escuchan: «Ya se acerca la Dolorosa madre», «Va en busca de su hijo Jesús», «Son los más tiernos amantes», «Son los más dulces esposos», «Al Calvario juntos van madre e hijo»..., hasta que la procesión se pierde en los adentros de la iglesia, para escuchar al predicador el Sermón de las Siete Palabras. Cisco sale de la Hora Santa con miedo, el predicador siempre mete miedo, para que todos se confiesen y cumplan con Pascua Florida. Un perro salta el aguadojo y Cisco piensa en que mañana le podrá poner una rabistaca, pues, por fin, será Sábado de Gloria, quitarán el morado tapaimágenes y volverán a sonar los esquilos de la torre. Y podrá volver a trepar a las olmas, a ver si comienzan a hacer nido las picachas. Otra vez.
Viernes Santo (antes de vaciarse España).
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