Un grupo de personas, bien entradas en la cuarentena, hablaba de sus recuerdos navideños, tanto vividos como librescos, y me llamaron mucho la atención sus ... referencias a las galletas de Navidad, al pan de jengibre, a la decoración del abeto y otras alusiones similares, que nada tenían que ver con nuestras tradiciones. Me resultó extraño porque todos eran españoles, apenas hablaban de nuestras costumbres y sus referencias eran anglosajonas o nórdicas, en vez de mediterráneas.
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Es un hecho que la Navidad americana, a través de los medios audiovisuales, ha ido introduciéndose, poco a poco pero sin pausa, en nuestros hogares, hasta que prácticamente ha acabado sustituyendo a la española. Ya sabíamos que niños y jóvenes apenas conocen nuestras tradiciones navideñas, pero no esperaba que también las personas maduras hubieran experimentado ese cambio cultural. La culpa de este cambio, por llamarlo de alguna manera, creo que comenzaron teniéndola las grandes cadenas de venta, que vieron un gran negocio en duplicar los regalos navideños, añadiendo Papá Noel o Santa Claus a los Reyes Magos de siempre. Para ello, era necesario introducir la tradición anglosajona y, con la ayuda de cine y televisión, se fueron cambiando nuestras costumbres por otras foráneas. Se introdujo al gordo Santa Claus con su saco, que deja los regalos bajo el árbol el día de Navidad; también esas exageradas decoraciones, con luces y objetos colgantes, no solo del árbol sino de toda la casa y de las calles –es llamativo que los ayuntamientos pongan cantidad de árboles iluminados, generalmente imaginarios– que no significan nada en nuestro acerbo cultural. Se está cambiado el belén por el árbol, los mazapanes por las galletas y el pan de jengibre, nuestros villancicos por los foráneos... ; tenemos suerte de que los Reyes traigan regalos, porque eso les hace pervivir. Menos mal que nos queda la lotería de Navidad.
Supongo que es inútil luchar contra el signo de los tiempos pero yo, que tengo mis años y, como tal, soy poco propenso a los cambios, sigo poniendo belén –uno que nos proporcionó hace muchos años nuestro Diario LA RIOJA–, me gusta hacer mazapanes antes de Nochebuena, los regalos los traen los Magos de Oriente Melchor, Gaspar y Baltasar y escucho y canto los villancicos de siempre, como este que cantaba mi abuela, antes de cenar berza, pollo, castañas y compota de manzana, el día de Nochebuena: «Madre en la puerta hay un niño, más hermoso que el sol bello,/ el pobrecito está en cueros y dice que tiene frío./ Anda y dile que entre, se calentará,/ porque en este mundo ya no hay caridad/ y, el que la tiene, no la quiere dar...».
Felices Navidades a todos.
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