Anecdotario

Mundo ficción

Sábado, 20 de mayo 2023, 22:27

Dentro del circo tenebroso en el que se ha convertido la industria de la ficción hay pocas cosas más ridículas que la manipulación de la Historia para ajustarla a los cánones desquiciados de la ideología dominante; siempre ha habido que realizar una renuncia voluntaria a la incredulidad para disfrutar de cualquier espectáculo, pero se ha llegado a unos límites grotescos que están convirtiendo a muchas de estas creaciones en comedias involuntarias. Hay tópicos y errores folclóricos que se explican por la proverbial ignorancia anglosajona ante todo lo que no sea su ombligo. Lo vimos en la película 'Noche y día' en la que Tom Cruise protagonizaba una persecución en moto por el centro de Sevilla donde se corría un impecable encierro pamplonés de San Fermín con mozos de traje blanco y perfecto fajín rojo. No les importa el rigor, el público global demanda estos contenidos y hay que dárselos. Los ejemplos son incontables, están los mariachis españoles de 'Cómo conocí a vuestra madre' o la infanta Catalina de Aragón de la serie histórica de HBO 'La Princesa Blanca' bailando frenéticamente una danza flamenco-bollywoodiense ante emisarios de Inglaterra con la corte dando palmas; como vídeo de TikTok es insuperable.

Publicidad

Lo que hace hoy España es llevar estos asuntos al terreno de la broma y poner sombreros mexicanos en las Ramblas de Barcelona para vendérselos con gran éxito a los guiris. Pero esto no es igual en otros sitios; Netflix acaba de estrenar su serie sobre Cleopatra y en Egipto les ha indignado que sea de raza negra, algo que según los historiadores es difícil de sostener. El Gobierno se ha quejado a través de su Ministerio de Antigüedades (qué prodigio tener un ministerio así), pero también la crítica y los espectadores de medio mundo han destrozado el estreno. Suele recordar Slavoj Zizek que la confrontación crítica de argumentos no juega hoy ningún papel para combatir la mentira y tiene mucha razón, pero a veces un país muestra soprendentemente de qué material está hecho.

Cuando la patraña es tan burda provoca reacciones unánimes fuera de todo cálculo, y por suerte a veces esto pasa también en otras esferas de la vida, como acabamos de ver con el asunto de Bildu, fulgurante meteorito que ha reventado media campaña. Puede darnos igual que los estadounidenses nos ubiquen al sur de Texas, pero fuera de la teatralidad de los partidos existe una mayoría de españoles dignísima y silenciosa que nunca va a permitir que se blanquee como pulcros concejales del pueblo a quienes derramaron tanta sangre por sus calles. Ha sido una victoria de una sociedad que demuestra que está viva y vigilante; aquí esa ficción no cuela.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad