Resultan plenamente actuales sus propuestas educativas acerca de la igualdad y la coeducación, la adecuada formación del profesorado, la negativa al adoctrinamiento religioso en los ... centros de enseñanza, la importancia de los idiomas, el contacto entre la vida y el aula, la relación entre el profesor y el alumno, la conexión efectiva entre todas las etapas de la enseñanza o la revalorización de la Formación Profesional. Defendió apasionadamente el aprendizaje cooperativo y el uso creativo del conocimiento frente a la memorización vacua y esa manía secular de examinar constantemente, casi como un acto de contrición. Inspiró, porque a ello aspiraba, un gran pacto ciudadano por la educación que debería unir su vertiente política y social con la académica. Por ello fue el pedagogo más relevante de nuestra historia contemporánea, un profesor extraordinario, director del Museo Pedagógico Nacional y presidente del Patronato de Misiones Pedagógicas, catedrático de Teoría de Historia del Arte, descubridor del Greco y difusor de su obra. Asimismo, fue el primer español distinguido como 'Ciudadano de Honor' de la Segunda República ya que su capacidad de generar consenso era asombrosa y por eso también se convirtió en el deseado candidato al que propusieron asumir la presidencia de la República. Américo Castro afirmó que «Fue él y fue un ambiente» ya que a su alrededor se reunieron las personalidades políticas e intelectuales más importantes de la época.
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Quería cambiar España con el instrumento más poderoso y transformador del que disponemos: la educación. De ella hizo un arte porque consideraba que educar era, sobre todo, un acto de amor, una realización viva y activa que se funda en la naturaleza y se eleva a arte puesto que la naturaleza y el arte son los dos pilares básicos de la educación y la función del educador debe ser la de enseñar a ver. Su idea de meter la vida en la escuela y de sacar la escuela a la vida debe seguir alumbrando nuestra educación y mostrando el camino hacia una vida en plenitud frente a los estereotipos sociales para que el alumno pueda aprender a ser un ciudadano libre.
En él se afirma la máxima de que cuando la vida imita al arte es porque el arte ha logrado anunciar la vida. Una vida intensa, la suya, generosa, persistente, vívida y vivida. «Somos sitio», solía decir, porque la existencia humana no solo se da en el espacio, sino que es espacio social en construcción permanente en el que es preciso decir bellas palabras y ejecutar nobles hechos. Y contra las mentiras y las injusticias podemos oponer la sensibilidad del arte y el potencial crítico de la inteligencia. Nació un día como hoy, el 22 de febrero de 1857, en la localidad riojana de Haro. Era domingo, considerado desde la Antigüedad como el primer día de la semana, el día del sol. Se llamaba Manuel Bartolomé Cossío y, en efecto, su brillo iluminó conciencias. No dejemos que su ejemplaridad se apague.
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