Luque, puerta grande

No le gustó a Cayetano el primero de su lote y pidió rápido el cambio de tercio. Le dio excesivo castigo. Después de brindar al público, Rivera inició la faena muy torero desde el burladero. Luego dio distancia, la dejó puesta pero el burel buscó el amparo de las tablas y ahí armó la faena, acompañando la pronta embestida. La tizona se fue trasera y tendida.

Se amontonó Luque en el recibo al primero que le tocó en suerte. También se fue al centro para ofrecerlo al respetable. Se quedó paradito el negro tercero y Luque optó por acortar las distancias. Hizo presencia la lluvia y el de Gerena se fajó con el animal y tiró de infinidad de recursos queriendo mucho. Se echó en falta su poso torero. Lo pasaportó de pinchazo hondo y cortó un apéndice.

En la segunda parte del festejo lidiaron toros de Albarrán. Perera recibió por verónicas al toro de la merienda, mientras que el graderío intentaba resguardarse de la intensa tormenta. El extremeño planteó la faena en los medios, jugando con las alturas. Hilvanó muletazos de bella factura, basando la actuación sobre la diestra. El toro no decía gran cosa y el diestro se decantó por el toreo al natural al natural. Escuchó un aviso cuando Perera se disponía a entrar a matar. Mal con los aceros.

Seguía lloviendo, Cayetano se encontró con un toro que salió suelto. En el caballo se le tapó la salida y la afición protestó. El inicio de su actuación fue por abajo y el coletudo intentó conectar con el tendido con toreo más efectista, no llegó. Luque se lució con el capote en el cierraplaza. Firmó un quite por chicuelinas que la grada jaleó con agrado. Se puso por ambos pitones y, al natural, templó algunos pases muy asentado y con cierto desmayo, lo mejor de la tarde. La espada acabó trasera, fue muy efectiva. Paseó dos trofeos.