Como bien se sabe, el navarro por naturaleza y la gracia de los Fueros es diferente. Totalmente distinto (y siempre mejor, por supuesto...). Todo lo ... hacemos a nuestra manera, según nuestras tradiciones y forma de ver el mundos. Por ejemplo. Hace más de 500 años nos dejamos conquistar por unos cuantos castellanos, algunos venidos incluso de aquí... Pues nada. Lo pintamos de anexión que no conquista, y el orgullo patrio está intacto. Yo lo aprendí así. Desde el más puro centro foral. Porque a los navarros nos gusta mirarnos al ombligo mucho. Faltaría más.
Publicidad
Que somos diferentes y por tanto también observamos distinto. Y si encima nos cruzamos dos navarros, las miradas son totalmente especiales. Haced la prueba si tenéis la oportunidad.
Juntad a dos navarros en vuestras tierras que no se hayan conocido antes. Presentadlos amablemente por ejemplo con un: «Este es Francisco Javier, un colega del trabajo. Esta es Puy, una amiga de mi novia».
Si con esos dos nombres ambos personajes no empiezan a sospechar procedencias entonces haced la declaración definitiva: «Es un navarro como tú».
Contad hasta cinco y esperar la reacción química. No tardará. Miradles bien a los ojos. Se iluminan. Se ponen 'tristesmelancolicosalegres', todo a la vez. Se sienten importantes. Como de una especie superior (Especie foral... claro) y desde ese momento no hay quien lo separe. Y ya pueden votar a partidos diferentes, veranear uno en Zarautz y el otro en Salou que se sellará un pacto foral de dimensiones planetarias.
A mí me pasa eso cada día que paseo por la ilustre Logroño. Es ver a un navarro entre tanto riojano y se me ilumina la cara. Me hago fan de esa persona. Le adopto. Le compadezco como me compadezco a mí mismo. Soy así. Y eso que no tengo más que cruzar a Viana. Pero ver a uno de tu especie cerca te hace tanta ilusión como si estuvieras en mitad de Rusia y te dijeran «¡Qué pasa pues!». Hermandad foral en nuestros ojos le llamo yo.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión