Disfraz riojano

Y no me valen trampas. Que ayer fueron los santos inocentes y vosotros, riojanos míos, de inocentes tenéis poco. La rasmia del Ebro corre por vuestras venas y no os dejáis engañar fácilmente.

Yo estoy contento. He conseguido sobrevivir en el 2022 cada vez que cruzo el río. No me odian mucho en Pamplona por defenderos y aquí me seguís pagando mi sueldo pese a mi defensa a ultranza de mi superioridad foral. Además hoy es mi santo. San David. Y desde aquí felicito a todos los que como yo tienen nombre de rey, de mito, de cantante, futbolista y de gnomo de dibujos animados. Que también mola.

Así que este jueves se presenta interesante porque es mi último día de trabajo hasta el año que viene. Me voy a despedir este 2022 a mi casa donde pienso disfrazarme. Porque por si no lo sabéis, en la capital navarra el 31 de diciembre no vamos de cotillón, nos vamos de carnaval. Hace muchos años alguien se le ocurrió que era buena idea salir con una peluca y se convirtió en tradición. No tenemos carnavales. Somos así.

Y este año me pienso vestir de riojano. ¿Cómo es? Pues muy fácil. Me pienso poner todo lo bueno que me habéis dado. Todo lo malo también, que no soy un moñas. Me pondré un jersey de cuatro colores que me habrá llegado en una caja de la nueva ciudad del embalaje. Usaré de complementos unos molinos de viento en mitad de las viñas, unas letras en castellano en homenaje a San Millán, una pancarta de queremos 'AVE' y una señal de obras por todo Logroño. Y algo rojo también. Que soy navarro. Y eso, ya sabéis que no puedo olvidar.

Feliz año nuevo riojanos.