Buen viaje

CHUCHERÍAS Y QUINCALLA ·

No baje la guardia ni se fíe de las palabras: la exposición 'Logroño en sus rótulos comerciales' no es una exposición. La colección de fotografías, ... letreros, apuntes y vestigios que agrupa es, en realidad, un álbum biográfico de esos con hojas plastificadas que se guardan en la estantería del salón y uno hojea de vez en cuando para confirmar que sigue vivo. Un periplo ilustrado por la ciudad que acoge (o acogió) los establecimientos que se reivindican en la muestra que puede visitarse en el Ayuntamiento de Logroño y la sala pequeña de la ESDIR hasta el 6 de marzo, pero un itinerario también, o quizá sobre todo, por el interior de uno mismo. Reencontrarse con los nombres que interpelan al visitante desde las paredes y vitrinas supone coger el tren que conduce hacia el fondo de la memoria. Y como acostumbran los grandes viajes, lo mejor no es el destino sino el propio recorrido, que tiene tantas paradas como muescas hay en el recuerdo de cada observador asociadas a los rótulos expuestos. La nostalgia no se conjuga en singular. Cada nombre y su tipografía activan historias personales que no siempre coinciden. Aunque lo más interesante es precisamente que no casen y una misma letra caída, una placa descolorida o el logotipo idéntico remuevan resortes inconexos. Tan jugoso como que las piezas que componen el conjunto no tengan más contexto que ellas mismas y las referencias de tiempo y ubicación sean solo una conversación improvisada entre desconocidos que coinciden frente a un rótulo conjeturando sobre dónde, discutiendo su quién, suponiendo el cuándo. Suba al trastero, coja la maleta más grande que tenga a mano para llenarla de sensaciones y ponga rumbo a ese lugar tan remoto que es su propia ciudad y su historia.

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