El alma de los animales

LA PLAZUELA PERDIDA ·

Miércoles, 22 de septiembre 2021, 02:00

En un alegato antitaurino en la revista De Buena Fuente, Unidas Podemos habla del alma de los animales. Es curioso y sorprendente ver a un ... partido de las características de Podemos hablando del alma; es más, dicen: «Llegará el día en que todas las personas conocerán el alma de los animales». Sí, llamativo. No sé si es que Unidas Podemos acepta la doctrina cristiana sobre la sustancia espiritual de los seres humanos y, además, la amplía a los animales, o ha abandonado los versos de Celaya «Nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno» y ahora practican las bellas metáforas, que todo puede ocurrir y torres más altas se han visto caer.

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Esta defensa de los animales, por parte de Unidas Podemos –no me acostumbro a este femenino plural, que parece dejar fuera del partido a la mitad de la población–, y que todos compartimos en ciertos casos, porque hemos sentido especial cariño por algún animal, siempre me lleva a preguntar: ¿a qué animales se refieren? ¿Defienden a todos los animales? ¿Solo a los mamíferos? ¿Tal vez a los que tienen sistema nervioso central? Y si no, ¿dónde ponemos el límite a esa defensa de los animales?

Es muy fácil defender a un perro que vive con nosotros, a una mascota con la que juega el niño, a un cervatillo de dibujos animados..., pero la cosa se complica un poco si hablamos de animales que sirven para alimentarnos: cerdos, ovejas, vacas, pollos... ¿Podemos comerlos o hemos de ser todos vegetarianos, como esos que van a despedirlos y lloran a la entrada de los mataderos, o aquella que mantenía la tesis de que los gallos eran violadores? El asunto se complica más si preguntamos por la defensa de las ratas de alcantarilla o las cucarachas del desagüe, porque también son animales de Dios y, según esta nueva doctrina de Podemos, tendrán alma. Eso obligaría a los ayuntamientos a suprimir todas las campañas de desratización y desinsección. ¿Lo han propuesto ya en las localidades donde tienen concejales? ¿Llegaremos también a conocer el alma de los mosquitos que transmiten fiebres? ¿Y las de las bacterias que producen enfermedades? ¿Han propuesto ya suprimir los tratamientos médicos que matan a estos animales? Porque cuando dicen «el alma de los animales», gramaticalmente se están refiriendo a todos los animales, sin excepción. Creo que deberían explicar bien todo esto.

Cuando aparecen estos defensores de los animales, que hablan sin precisión y no sé si por motivaciones políticas, me recuerdan a mi amigo Quintín, que se desmayaba en la escuela, antes de beber la leche en polvo que mandaban los americanos con el plan, por falta de comida y al que salvaban de la inanición los peces del río, los nidos de picachos y los lazos que ponía a los conejos, además de algún pepino o tomate robado con amor. Si hubiéramos preguntado a Quintín por el alma de los animales, seguramente hubiera contestado con otra pregunta: «¿Eso se come?».

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