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Rioja, por encima de todo y de todos
Justo Rodríguez
Centenario del Rioja | 1925-1929

Rioja, por encima de todo y de todos

Los seis últimos presidentes del Consejo Regulador elogian una marca centenaria que es «patrimonio regional»

Miércoles, 4 de junio 2025

Muy buena fue la añada de 1925 en Rioja según la estadística de calificaciones de cosechas que tiene registradas el Consejo Regulador. «Muy bueno está este vino», coincidieron los seis últimos presidentes de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) cuando, reunidos por Diario LA RIOJA, cataron el vino centenario de ese año en el que echó a andar este trasatlántico del mundo del vino que ahora celebra un siglo de vida. Las botellas forman parte de una colección histórica que la bodega Conde de los Andes atesora en Ollauri.

Ángel de Jaime Baró, Víctor Pascual, Luis Alberto Lecea, José María Daroca, Fernando Salamero y Fernando Ezquerro repasaron en torno a las copas de vino obsequiadas por Javier Murúa (Conde de los Andes) la trayectoria de una institución que han liderado pero que «tiene que estar por encima de todo y de todos», compartieron. Su trabajo en los últimos treinta y tantos años –«con nuestros errores y nuestros aciertos», matizaron todos ellos– y el que realizaron los anteriores responsables han dado como resultado una marca de referencia en el mercado internacional, líder absoluto en el mercado nacional «y patrimonio regional. Tenemos un producto fácilmente reconocible en el mundo, pero hay que hacer entre todos un Rioja mejor y esto es responsabilidad de los viticultores en el viñedo para conseguir una calidad suprema y de las bodegas pagando la uva como se debe y elaborando los mejores vinos», asegura Fernando Ezquerro, todavía presidente del Consejo, hasta el próximo 24 de junio.

La exigencia es máxima, «en un contexto cada vez más complicado por el descenso en el consumo», añade, y la consiguiente caída de ventas. Con todo, pronostica un futuro «halagüeño», aunque advierte de que «habrá que tomar decisiones y algunas serán duras». Porque hay muchas cosas en juego en cuanto a rentabilidad económica, a prestigio de marca... Ángel de Jaime Baró, el presidente más antiguo de los seis y el que estuvo más tiempo en el cargo –entonces era una figura independiente y no había rotación entre el sector comercializador y el productor–, pone el énfasis en la «importancia» de vincular a Rioja con personalidades de talla mundial «como hicimos en mi época con el Premio Prestigio», que recayó en Mario Vargas Llosa, Federico Mayor Zaragoza, Antonio Banderas, Sara Baras, Pau Gasol, Ana Botín y Ferrán Adrià, entre otros. De Jaime plantea la necesidad de recuperar ese galardón «porque publicidad y marketing ya hacen muchas denominaciones, pero el prestigio es otra cosa, va más allá».

Rioja siempre ha tratado de ser pionera y hace ahora 25 años, recuerda el expresidente, «se consiguió un hito fundamental con la protección del embotellado en origen. Una sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas nos dio la razón». Y determinó que solo el vino embotellado dentro de la región podría llevar el nombre de Rioja, lo que evitaba la comercialización de vino a granel fuera de la comunidad». Fue una decisión «clave», coinciden en la DOCa, para proteger la identidad de la marca. Y ayudó a aumentar la credibilidad en los mercados internacionales.

  1. 1925-1929

    Nace la denominación

De ello se beneficiaron las bodegas, sobre todo a partir de 2005, porque se empezó a poner el foco en la proyección exterior. «Y ya se hacía como institución, no como un grupo de empresas», rememora Víctor Pascual. Este trabajo que comenzó a hacer Rioja fuera de la Península también ha sido replicado por otras zonas vitivinícolas, «porque somos una referencia, líderes indiscutibles en España y con un intangible valor de marca». Eso sí, «a veces también hay que dejar de mirarse el ombligo porque hay todavía mucho margen de mejora. Siempre siendo fieles a nuestros principios y pensando en todo momento en lo mejor para Rioja».

La llegada del enoturismo

Pero esa fidelidad debe compartirse con la necesidad de «adaptarnos a las nuevas demandas del mercado y de los clientes», apunta Luis Alberto Lecea, sobre todo en un momento «en el que cunde el desánimo porque el futuro es incierto». Cree que «hay que estudiar a los consumidores mejor que nunca» y en los tiempos actuales de la inteligencia artificial «debe primar la inteligencia natural». A su juicio hay que «vender prestigio y marca pero también calidad y sobre todo historias, sensaciones, experiencias, ilusión...».

Luis Alberto Lecea
Fernando Salamero
La mesa de los presidentes
Ángel de Jaime
José María Daroca

Y también brota entre sus palabras el término 'enoturismo', que empezó a emplearse ya de manera habitual en su etapa al frente del Consejo. Porque este fenómeno, que según el actual presidente –Ezquerro– «nos va a dar cada vez más alegrías en los próximos años», al principio «se introdujo con reticencias a nivel de la institución», reconoce Lecea, pero con el paso del tiempo «todos nos fuimos dando cuenta de que las bodegas teníamos que vender vino pero también otras cosas, experiencias por ejemplo, para emocionar a nuestros visitantes».

En ello están ahora las compañías vitivinícolas de Rioja, en otros tiempos bien distintos a los que vivieron Luis Alberto Lecea y José María Daroca –representantes del sector productor–. «Entonces había ilusión, se vendía bien el vino, se pagaba bien la uva, eran años de bonanza», recuerdan con cierta nostalgia. Daroca no olvida la cifra de 284 millones de litros vendidos tanto en 2015 como en 2017, «registros inéditos y que echamos de menos». Pero también hubo conflictos «como la salida de una bodega de la Denominación –en alusión a la riojanoalavesa Artadi, de Juan Carlos López de Lacalle–» o la prohibición de nuevas plantaciones de uva, «lo que generó un arduo debate en la mesa del Consejo Regulador».

Esa discusión parece superada, aunque Daroca dice estar «convencido de que, si ahora vuelve a hablarse de la posibilidad de plantar viñedo, mucho gente estaría a favor. No aprendemos». Pero el debate es precisamente el opuesto, porque el foco está puesto en la necesidad o la conveniencia de arrancar viñas. Víctor Pascual tira de memoria y se retrotrae más de tres décadas, a la primera parte de los años 90, «con Ana Leiva como consejera de Agricultura. Entonces la ratio –la relación entre existencias de vino y ventas– estaba por encima del cuatro», cuando el equilibrio está en tres, que significa que el vino almacenado en las bodegas es equivalente a tres cosechas de uva, lo ajustado a la tipología de crianza en Rioja.

El arranque de viñedo

Entonces el arranque se consideró una medida «cortoplacista» que no se tuvo en cuenta «y acertamos indiscutiblemente». ¿Y ahora? ¿Puede ser oportuna? Pascual cree que «se debieran tener muchas cosas en cuenta. No puede ser un arranque indiscriminado, sino selectivo, también subvencionado...». En términos similares se pronuncian otros expresidentes durante la reunión en la bodega Conde de los Andes de Ollauri, que apelan a tomar decisiones «desde la calma» y no llevados por impulsos.

Porque para momentos convulsos e imprevistos ya ha habido suficientes en los últimos años. «A mí me tocaron unos cuantos en mi mandato», asevera Fernando Salamero, que se estrenó al frente del Consejo pocas semanas después de que una helada castigara a finales de abril cantidad de viñedo sobre todo en La Rioja Alta. A ese fenómeno meteorológico adverso le siguieron otros contratiempos como el Brexit, los primeros aranceles o la terrible epidemia sanitaria del covid.

«El cierre de la hostelería fue un golpe duro para el consumo, pero tenemos que olvidarnos de los malos momentos y mirar al futuro con positivismo», recomienda el expresidente del Grupo Rioja y vocal más antiguo del Consejo, del que forma parte desde 1982. En estos 43 años, la situación del sector en general y de la DOCa en particular ha cambiado «de manera considerable» pero en Rioja «sigue habiendo futuro, de eso que no dude nadie».

Aunque hay bodegueros y viticultores que lo están pasando mal o que están abandonando sus explotaciones, Salamero insiste en que «tenemos que buscar el equilibrio, la revalorización de la marca. Rioja ha sido rentable muchos años y hay que volver a esa senda, hay que mirar este valor patrimonial». Y compara a la Denominación con una empresa «que permite a sus trabajadores, tanto a bodegueros como a viticultores, tener futuro». A los primeros les pide «ser exigentes con la calidad de los vinos que elaboran» y a los segundos ese mismo grado de exigencia «con los rendimientos en el campo y el máximo control del viñedo». De esta manera, «Rioja podrá vivir otros cien años más y otros cien y... Pero nos lo tenemos que creer».

Santiago Coello, el primer presidente democrático

Durante una década, entre 1982 y 1992, dirigió el Consejo Regulador el abogado Santiago Coello, que en la actualidad tiene 97 años. Por motivos de salud, no pudo participar en el encuentro de presidentes organizado por Diario LA RIOJA.

Nacido en Bañares en 1928, «una de las mejores añadas», ha recordado en alguna ocasión –tuvo la calificación de muy buena–, llegó a la presidencia del máximo organismo del vino de Rioja «sin hacer nada. Me llamaron unos amigos, me propusieron la idea y decidí aceptar», confesaba en una entrevista con este periódico en 2010.

De su etapa al frente del Consejo guardaba buenos recuerdos no exentos de «grandes esfuerzos» para llevar la marca por todo el mundo: Europa, Estados Unidos, Japón... «El vino de Rioja solo desde la calidad podrá ser competitivo», decía entonces Coello. Consejo de sabio.

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