Lo que Valbuena aún no enseñará
Patrimonio ·
El yacimiento, que abrirá en unas semanas, conserva el calado y parte de la arquería del claustro del convento, pero no serán mostrados hasta futuras fasesValbuena es mucho más de lo que podrá verse en apenas unas semanas. El yacimiento arqueológico junto al Revellín, a punto de reabrir al público, ... esconde no pocos tesoros, parte de la historia de un Logroño que quiere empezar a ser contado en serio. Diario LA RIOJA ha vuelto a acceder al recinto mientras se ultiman sus trabajos de acondicionamiento y ha podido comprobar lo que el céntrico espacio aún no enseñará.
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El conjunto, delimitado por los actuales edificios de la Comandancia, el parking de la desaparecida calle Intendencia, el parque del Ebro y General Urrutia, conserva entre sus piedras tanto el calado como parte de la arquería del claustro del convento, esta última utilizada como cimentación para posteriores edificaciones. Dos joyas ya excavadas, pero que no serán mostradas hasta futuras fases del proyecto de intervención actual.
Y si hasta ahora se ha venido hablando del convento, construido entre los siglos XV y XVI, de la iglesia con su primitiva cabecera del XII-XIII, y de los restos de la muralla napoleónica del XIX, en un futuro habrá que precisar que el mismo cuenta con un calado y con unos arcos en el subsuelo dignos de ser integrados en el discurso, que en breve comenzará a ser expuesto para las visitas.
Durante la actuación que se lleva a cabo, donde se ha creado una plataforma de madera para el acceso al interior de la iglesia, también se han instalado tres nuevos puntos de observación: dos sobre el convento, que aprovechan las capillas laterales del recinto eclesial, y otro al final del camino para contemplar la muralla, orientada hacia la calle General Urrutia y que conserva también el foso.
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Y es precisamente en esa parte donde se hallan las citadas sorpresas', las cuales se dejan entrever en la distancia y que ahora explica el Ayuntamiento. Así, en el espacio entre la muralla y el muro occidental del convento se observa la presencia de tres arcos, uno de ellos de medio punto y otro de reminiscencia gótica, instalados entre la construcción defensiva y la cimentación del edificio dominico.
«Estos arcos fueron desmontados de los restos originales del claustro del convento y seleccionados cuidadosamente para poder servir de cimentación junto a la muralla y al muro perimetral oeste del convento para los pabellones de la Intendencia Militar que se construyeron entre 1893 y 1894, de ahí que su presencia desentone dentro de la variedad de los restos arqueológicos», explica el concejal de Patrimonio, Adrián Calonge.
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Justo a un lado, por un hueco que parece abrirse en el terreno, se desciende al calado. Cerrando por el oeste las dependencias del convento, se encontraban la cocina y el calado o bodega. A ellos se accedía por unas escaleras de modesta factura que estaban en un hueco de la pavimentación, las cuales se mantienen. La bodega era una sencilla construcción de bóveda de cañón de ladrillo asentada sobre arcos diafragma que aprovechaba los restos del antiguo molino del siglo XII dependiente de la iglesia de Valcuerna. «Durante los primeros siglos de funcionamiento del convento, sirvió para la elaboración de vino, con lo que a la estructura se le dotó de unos agujeros de respiración, pero en los últimos decenios únicamente debió almacenar víveres», concluye Calonge, quien insiste en que la idea es mostrar todos estos atractivos de forma progresiva.
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