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Son las 11.00 horas, la ciudad aún no ha despertado del todo. Hay quien alarga el desayuno en los bares y, en cambio, en la plaza del Ayuntamiento se ha formado cola en la degustación de salchichón de la peña La Unión. Es una de las siete incluidas en el programa del lunes de las fiestas de San Bernabé. Siete son los pecados capitales. Siete las bellas artes. Siete los días de la semana. Siete novias para siete hermanos. Todo en una misma mañana. Y hay que añadir el VIII Concurso de Platos Riojanos: 'Patatas con chorizo' de la peña La Uva en el Muro del Revellín.
Sergio García, vicepresidente de La Uva, explicaba que organizan el certamen gastronómico cada año, en esta edición con dieciséis grupos participantes. «Siempre lo hacemos en el Ayuntamiento pero este año contamos con este otro espacio, aunque más o menos tenemos la misma gente. Creo que son las mismas cuadrillas todos los años», expone. Eso sí, para evitar polémica sobre qué deben llevar las patatas a la riojana, se ha hecho una receta libre. «A la gente le gusta más con carne pero cada uno decide qué echarle», explicaba el vicepresidente de la peña, quien también admitía estar ya cansado, cuando apenas había pasado el ecuador de las fiestas.
Ángel Mangado cocinaba en una de las cuadrillas, la del Star Film Café, que participaba por primera vez. El secreto es «mucho amor y dedicación», bromeaba, y, ya en serio, sin detallar más, desvelaba que «el truco está al final». «Lo importante es pasarlo bien y almorzar», subrayaba.
José Conde cortaba un pimiento verde en la mesa de al lado con 25 comensales. «Nos apuntamos a sacar piedras del Ebro pero con la idea de pasarlo bien», confesaba. Sara Narro capitaneaba un grupo de jóvenes. «Nos hemos apuntado por hacer algo distinto y por el día, además de disfrutar de la gastronomía», declaraba. Y el objetivo no era otro que «disfrutar, porque ganar... aunque la abuela de Katerina, una de nosotras, nos ha ayudado con la receta». El ganador del concurso obtuvo una gran cacerola, el segundo una mediana y el tercero una pequeña.
Muy cerca, en la plaza de la Diversidad, la Casa de Aragón en La Rioja ofrecía una degustación de bocatitas de jamón Denominación de Origen de Teruel y tomate. «Estuvimos unos años haciendo longaniza de Graus, que es muy buena, pero había que pensar en cambiar porque llevar los fuegos, el aceite... Queríamos algo que no fuera tan farragoso y no afectara tanto al medio ambiente», justificaba José Miguel Morte, presidente de la Casa de Aragón. «Nuestra obligación es promocionar los productos aragoneses y es lo que procuramos hacer», señalaba. Pero, además, contaban con pan sin gluten para los celíacos. «Estamos encantados de hacerlo, tenemos un apartado para ellos solos y lo vamos a seguir haciendo porque queremos que todos seamos iguales», destacaba. La meta era alcanzar los 1.600 bocadillos servidos.
Enfrente, bajo los carteles de protesta por los impagos de los trabajadores de La Gota de Leche, la peña La Rioja ofrecía tosta de paté con boletus. «Es ya tradicional en el Día de La Rioja en nuestra peña, no es un pincho tradicional y la gente viene por probar algo diferente. Al que le gusta, le gusta mucho», declaraba el presidente de la peña, Aitor Solano, con la intención de repartir 1.500 raciones.
Otra degustación típica es la de gulas en la plaza Martínez Zaporta que ofrecía la peña La Simpatía. «Llevamos muchos años haciéndola, más de veinte, porque sale muy buena y a la gente le gusta», reconocía el cocinero, Sergio Illera. «No requiere demasiada elaboración: lleva aceite, cayena, ajo y la gula», especificaba. Y aseguraba que venden todas las que preparan, ascendiendo este año de las habituales 1.200 a 1.500 raciones. «Esperamos poder vender todas porque las vendemos todos los años», deseaba el cocinero.
Todavía quedaban la degustación de calamares de Aster, la de chorizo al vino de La Alegría y el bocatita de chistorra del Hogar Navarro, más las de la tarde. Pero la más singular e impactante fue el 'Menú gazatí' servido, a modo de acto reivindicativo y de protesta por la guerra de Gaza frente a la Delegación del Gobierno. Sopa de piedras y agua no potable eran los 'manjares'. «En 1521 los logroñeses sintieron hambre, guerra, y lo conmemoramos, pero algo parecido están sufriendo ahora en Palestina, una invasión». «Están utilizando el hambre como arma de guerra», apuntaba Iñaki Muñoz, portavoz de la acción.
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