Logroño | A pie de calle
Los locales comerciales vacíos ganan escaparateLos bajos cerrados a la espera de actividad se cuentan por cientos, no solo en el centro de Logroño, y algunos se reconvierten alojando oficinas y negocios más allá del comercio
Un mismo mercado, sí, pero con diferencias tan acusadas casi dependiendo de cada bajo que «no se puede generalizar», sentencian los distintos agentes. Logroño, ... como pasa en otras tantas ciudades de su entorno y tamaño, presenta locales comerciales vacíos aquí y allá, desde el centro a la periferia. No es algo nuevo, y si bien sigue habiendo aperturas, parece que son más los cierres (la tendencia en cuanto a ocupación de tales espacios viene siendo negativa). Y así, el mercado inmobiliario, en todo lo que tiene que ver con los bajos que puedan albergar negocio o actividad económica alguna, está en continua transformación. Otra cosa son los precios, pues aunque hay de todo, no quiere decir que haya para todos.
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«Mucho comercio tradicional va justito», confirman los expertos asegurando que la mayoría opta por el alquiler y pocos llegan a la compra.
Pisos.com, portal inmobiliario de Vocento, ofrece un amplio abanico de lo que hay disponible en la capital de La Rioja –muchos más bajos que pisos–, y no solo en lo que se entiende por el centro de la ciudad –todo tipo de locales y muchos de ellos a precios asequibles, si bien en las ubicaciones más dispares (y algunos sin haberse llegado a ocupar nunca)–.
La crisis del pequeño comercio, afectado por la competencia de los grandes operadores y del comercio 'on line', se vio agravada por el covid y casi nadie olvida lo que ha supuesto la reconversión bancaria. «Fue mucho peor momento que el actual, sí», constata Óscar Martínez Solozábal, presidente de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (APEI). Y que la oferta supere a la demanda, contrariamente a lo que pasa con la vivienda de alquiler, no siempre se ve reflejado en una bajada de las rentas.
«Bajar, han bajado, pero no el local bueno, ese que cualquiera tendría en la cabeza si se dispusiese a emprender», confirma Martínez Solozábal, quien pone de manifiesto que «los propietarios son conscientes de qué zonas funcionan comercialmente». Al respecto, las áreas 'prime' de Logroño, las que se ubican en San Antón, parte de Gran Vía o el tramo de Vara de Rey más cercano al Espolón, no solo se mantienen, sino que pueden encarecerse por lo que tienen de apuesta segura. Ello, sin embargo, no quita para que el 'cogollito' de oro presente locales vacíos.
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«Hubo un tiempo en el que en esa zona, caso de San Antón, las inmobiliarias casi no podíamos entrar. Si cerraba un negocio, al momento abría otro, había hasta lista de espera», recuerda Pilar Rodríguez, gerente de Urbanova. Hoy, el panorama ha cambiado, y hay locales grandes en pleno centro porque actualmente «nadie necesita tal espacio».
Un problema que, además, se agrava en el anillo que rodea esa zona 'prime', con calles como Solidaridad, Vara de Rey hacia el sur, pasado Gran Vía o Pérez Galdós. Hay lonjas vacías, más de las que cabría esperar, y ahí el precio que se pide es el problema.
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Rodríguez, al respecto, apunta que esos bajos cerrados que permanecen con la persiana bajada en el centro sin que nadie sepa cómo ni por qué responden a «propietarios antiguos con bienes ya pagados acostumbrados a rentas altas o nuevos que compraron tan caro que no obtienen la rentabilidad deseada» –como también sería el caso de las Cien Tiendas–.
Los expertos sostienen que, ante tal panorama, la verdadera rentabilidad está en «negociar» con aquel que sea «buen inquilino». Con independencia de la zona, pues se pueden encontrar no pocos, algunos de ellos aún por estrenar o de obra, en especial en zonas de nuevo desarrollo.
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La situación es tal que, tras la pandemia, ha habido muchos comercios que han optado por un traslado dentro de la misma zona buscando una renta más económica. Así lo pone de manifiesto Fernando Cortezón, presidente de FER Comercio.
Y si alternativas buscan los arrendatarios, los arrendadores no se quedan atrás. Así, dentro de las posibilidades para dar salida al gran número de bajos, cada cierto tiempo surge un fenómeno: cerraron los bancos cambiándolo todo, cierto, pero llegó el boom de los supermercados, de las casas de apuestas, de las clínicas dentales, de los gimnasios... y de los trasteros. Ajeno, eso sí, el Casco Antiguo, donde la hostelería puede pagar alquileres que no están al alcance del comercio.
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Junto a ello, la tendencia es la de no pocos profesionales, con despachos y gabinetes en oficinas, que han optado por pasarse al bajo o local tanto por precio como por visibilidad. Así lo confirman tanto Martínez Solozábal como Rodríguez, hablando de «diferencias espectaculares» entre estar en un sitio o en otro. Nadie se atreve a dar cifras, pues cada local es un mundo, pero el cambio de negocios obliga a cambiar la perspectiva de los propietarios.
No queda lejos cuando en verano de 2022 la cátedra de Comercio de la UR concluyó en una radiografía que habría que actualizar, que el 22,4% de los locales estaba vacío, y de los que tienen actividad, la mitad era hostelería, moda, alimentación y estética. Ya antes, un trabajo de fin de grado de Gonzalo Ugarte, con Cristina Olarte y María Alesanco de tutoras, cifraba que el número de locales vacíos aumentó un 13,74% entre 2015 y 2021 estimando que, de seguir así, sería aún peor.
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La alternativa de «reconvertir» un local en vivienda todavía se resiste
Sobrando locales vacíos y faltando viviendas, era cuestión de tiempo que tal cambio de uso llegase e incluso se hablase de tendencia. Sin embargo, si bien en otras ciudades puede ser tal, no parece que sea el caso de Logroño, que aún se resiste.
Un trabajo de fin de grado de 2021-2022 sobre locales comerciales vacíos de Gonzalo Ugarte concluía que «ninguna de las acciones propuestas a expertos para dar un uso a los locales vacíos (conversión en viviendas, trasteros de alquiler y/o almacenes de reparto para el e-commerce) tienen una buena acogida».
«La idea de vivienda (entendiendo esta como primera residencia) en planta baja, no es de ningún modo nueva, y tampoco está expresamente ligada a entornos periurbanos donde hay más tranquilidad, como la zona de Lobete», explica el arquitecto Sergio Rojo, quien pone como ejemplos desde la colonia 'Virgen de la Esperanza' o la zona del Sotillo (también la barriada de Ballesteros) a la mismísima Ruavieja.
«El problema, por tanto, es otro, y es de índole arquitectónica: el que supone adaptar un espacio espacialmente pensado para tener visibilidad (grandes escaparates) y junto a zonas de alto tránsito (donde la ciudad bulle) a hogar donde la intimidad y la privacidad se ven especialmente comprometidas», sentencia para aclarar que «no es por tanto un problema de que el uso de vivienda sea incompatible con situarse en planta baja, sino, claramente, la zona de la ciudad donde se implanta».
Eduardo Blanco, de la promotora/constructora Coblansa, cree que el modelo no puede considerarse como tal en la capital de La Rioja –no tiene mercado– y que los bajos, actualmente, siguen teniendo un interés «eminentemente comercial» y, por ello, «haber, sigue habiendo demanda».
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