Un catálogo de errores y horrores de un Logroño de hace 15 años
El nuevo inventario de bienes protegidos de la capital de La Rioja, con edificios que ya no existen, presenta multitud de fallos en base a información de antes de 2010 que lo convierten en todo un despropósito
Un Logroño sin Centro de la Cultura del Rioja (CCR), con la plaza de San Agustín con el museo de La Rioja cerrado y sin el edificio de Correos rehabilitado como hotel, y con el antiguo cuartel de Murrieta sin rastro del hoy Palacio de Justicia o con el colegio Gonzalo de Berceo sin noticias de la biblioteca Rafael Azcona...
Una capital de La Rioja sin los PERI que transformaron el Casco Antiguo tanto en Carnicerías como en Herrerías, con todos los edificios de la plaza del Mercado, incluidos el 8 y el 9, y sin ni siquiera la actual oficina de Rehabilitación y Centro Histórico –unidad de Casco Antiguo y Patrimonio Histórico para más inri–...
Una ciudad, en definitiva, anterior a 2010, justo la que refleja el nuevo catálogo de bienes protegidos que forma parte de la revisión del Plan General Municipal (PGM), documento del que se habló mucho en marzo, para curiosamente dejar de hacerlo en los meses posteriores, y que ha resultado a la postre un inventario de errores y horrores.

Basta con echar un vistazo a lo entregado desde el Ayuntamiento a los grupos municipales para pensar que uno ha retrocedido en el tiempo, al Logroño en el que el entonces popular Julio Revuelta dio el relevo en la Alcaldía al socialista Tomás Santos. Así ha podido comprobarlo Diario LA RIOJA en un documento, facilitado por el PSOE, que, incluyendo edificios que ya no existen, presenta multitud de fallos en base a información de hace no menos de 15 años en el mejor de los casos que lo convierten todo en un despropósito.
«El catálogo vigente recoge 150 elementos protegibles, mientras que el nuevo contempla unos 600, lo que aumenta sustancialmente la protección de diferentes elementos de interés arquitectónico, histórico, cultural y natural de la ciudad», presumió el alcalde de Logroño, Conrado Escobar, en la presentación del trabajo elaborado por Ezquiaga Arquitectura, Sociedad y Territorio, empresa adjudicataria de la revisión del PGM, de cara a un proceso participativo abierto para recibir aportaciones con vistas a su versión definitiva.
Un proceso que se inició con la entrega del documento a los partidos, pese a que denunciaron que no era esa fase de la actualización del Plan General que tocaba, y con su posterior y supuesto análisis con «miembros del Consejo Social y expertos en patrimonio, cultura e historia», según informó el gobierno local aquellos días. Nadie sabe si entonces alguien había revisado aquella versión inicial (recibida en noviembre de 2024)... hasta que el PSOE advirtió de que el citado catálogo estaba totalmente desfasado en base a informaciones anteriores a 2010 con datos e imágenes del pasado, fichas completamente desactualizadas y con equivocaciones hasta en el nombre de las calles.
El documento, facilitado a los grupos municipales, es un viaje en el tiempo a los mandatos de Julio Revuelta y Tomás Santos
Y ello pese a que el obsoleto 'borrador' explica textualmente que «para actualizar el plan general vigente, se llevó a cabo un análisis exhaustivo de la información proporcionada por el Servicio de Urbanismo y la Oficina de Casco Antiguo del Ayuntamiento de Logroño, además de realizar inspecciones 'in situ' de los edificios y bienes protegidos».
El documento, aun con tal declaración de intenciones, refleja lo que refleja y, dada la evolución de la ciudad en los casi últimos 20 años, condena a decenas de referencias relativas a los bienes inmuebles al error y a la confusión –al margen quedarían, eso sí, los capítulos de nueva incorporación relativos a monumentos públicos y elementos urbanos singulares, cementerios históricos, yacimientos arqueológicos o arbolado, parques y jardines.
Así, como si todo lo acontecido en los tres últimos lustros no existiese, ni el centro de la ciudad ni barrio alguno con bien que merezca protección recoge los cambios o modificaciones sufridas desde entonces –no hay constancia de rehabilitaciones posteriores a tal fecha, como tampoco de derribos–. Y ahí, por ejemplo, sobresalen los edificios que ya no existen: plaza del Mercado 8 y 9, Rodríguez Paterna 10 o Marqués de San Nicolás 81, solares en la actualidad o reducidos únicamente a elementos en la planta baja con vistas a una posterior reconstrucción. Las fotografías que dan fe de ello, aparte de las descripciones, recuerdan más a la obra de un librero de viejo que a un trabajo técnico que forma parte de la revisión de un PGM que no llega. Algo que no deja de sorprender si se tiene en cuenta que dicha revisión con origen en 2007, con un contrato adjudicado a José María Ezquiaga, el mismo que sigue en ello tras no pocos parones y no menos polémicas.
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Que no haya alusión alguna ni al PERI 'Casa de la Virgen' ni al CCR, limitándose a incluir Ruavieja 16 citando como datos de interés que «se encuentra actualmente en obras de restauración», no es un desaguisado aislado. Y que haga mención a «elementos singulares a mantener y/o potenciar», a «obras permitidas» o a «estudios previos» para futuras intervenciones lo eleva todo a la categoría de disparate, habida cuenta del resultado que, de momento, puede verse.

Una ciudad con la sede del PP en Alférez Provisional o la de la Cámara en Portales
Negocios en bajos que ya no existen, calles que han cambiado su nombre, edificios sobre los que ya se ha intervenido o cuyo estado ha ido incluso a peor... El nuevo catálogo de bienes protegidos se muestra como un inventario, sencillamente, de un Logroño viejo, que ya no es. Un Logroño con la sede del PP todavía en la plaza Alférez Provisional –cuando lleva en Duquesa de la Victoria desde 2008, por precisar solo un error–, con la Cámara de Comercio e Industria aún en Portales 12, o con la casa de Mateo de Nuevas, hoy sede de la fundación Dialnet, «recientemente rehabilitada» cuando se hizo durante el mandato 2007-2011. Un viaje en el tiempo, al pasado, sin explicación alguna.
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