Los animales del Ebro, de uno en uno

Pasear a la orilla del Ebro es una delicia que saborear con todos los sentidos. Nos invita a escrutar entre los sotos en busca de algún castor trabajando la madera, a alzar la mirada a esos imponentes nidos en los que las cigüeñas aseguran nuevas generaciones, a mirar la superficie del río atentos ante cualquier movimiento bajo el agua o al descenso en picado de un martín pescador a por su presa. Escuchar el graznido inconfundible de los patos, el croar rítmico de un sapo corredor, el rasgar de una ardilla escalando a la copa de un árbol. Maravillarnos ante la explosión de colores de las mariposas, atender en la oscuridad al vuelo del murciélago enano, apreciar el tamaño de un siluro, el gran depredador.

La riqueza natural con la que cuenta Logroño a la vera del Ebro es cuestión de la que presumir. Quizá por ello resulta llamativo el desconocimiento general que existe sobre ese tesoro de biodiversidad tan integrado en nuestra ciudad. Es difícil, incluso, encontrar información accesible sobre nuestra fauna urbana.

La fuente más actual y completa es el 'Inventario de la fauna de la ciudad de Logroño', elaborado las entidades Adalar y Golorito en colaboración con el consistorio en la anterior legislatura, y que identificó a casi 700 especies en toda la urbe. Muchas de ellas, han hecho del Ebro su hogar, permanente o temporal. Desde una pequeña almeja como la náyade pato al poderoso cormorán..

Y es que el río no descansa. Incluso durante la noche pueden encontrarse a esa fauna nocturna que hace el cambio de turno cuando el resto, los más conocidos, marchan a descansar. Cualquier momento es bueno para acercarse a la orilla y conocer a nuestros salvajes vecinos, tan numerosos y valiosos.

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