Un restaurante de comedor escolar
Los alumnos del CRA Cameros Nuevos de Torrecilla comen diariamente en un establecimiento de dos tenedores
Los alumnos del CRA Cameros Nuevos de Torrecilla en Cameros que acuden al comedor escolar comen a diario en el restaurante de dos tenedores La ... Terraza. Y puede que sean la envidia de la mayoría de centros públicos de La Rioja y parte del País Vasco. En realidad, la calidad del alimento está asegurada en los tres centros del colegio rural agrupado puesto que el de Ortigosa, de gestión propia, cuenta con comedor y cocinero propio y el de Villoslada, después de 50 años sin este servicio, lo recuperó el año pasado de forma que el restaurante del pueblo les sirve la comida en el propio centro. «Esto no supone un gasto para el Gobierno sino para los Ayuntamientos y los alcaldes siempre han estado dispuestos a colaborar», explica Javier Valgañón, director del CRA Cameros Nuevos.
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El restaurante La Terraza, interesado en ofrecer este servicio, ajusta el precio, el Consistorio torrecillano aporta el 70% del gasto y los padres el otro 30%. Así se pudo recuperar el servicio de comedor escolar en Torrecilla después de 40 años. «Para los padres es muy barato, al Ayuntamiento le interesa para evitar la fuga de niños hacia otros municipios y a nosotros no nos supone ningún problema», expone el director.
En Torrecilla sucede que no cuentan con un espacio idóneo para comedor en el colegio, por lo que decidieron tomar una llamativa decisión: «Como el restaurante está al lado, vamos y volvemos con una monitora, que es exalumna, vive en la localidad, y trabaja también en el servicio de madrugadores». Los menús se elaboran desde Ortigosa y los restaurantes se guían por ellos. «Es un sistema mucho más cariñoso y familiar porque el restaurante intenta aportar algo diferente los viernes y los niños lo esperan con ganas», describe Javier Valgañón.
«Como madre quieres que tus hijos tengan el mejor servicio y lo que se oye en otras partes preocupa. Aquí no tenemos ninguna queja, al revés»
Paula Molina
Presidenta del AMPA
«La comida en Logroño era más industrial, no era tan buena, a veces estaba quemada, y aquí no, aquí está muy buena»
Lucas Colas Kees
Alumno del comedor
El sistema, casi una utopía hecha realidad, es un modelo solo extrapolable en pueblos pequeños. «Siempre va a ser mejor tener a un cocinero, o una empresa o restaurante cercano que sirva a tres centros, que un macroservicio, que será más barato y, de ahí, la calidad», opina Valgañón, quien señala modelos similares en Cuzcurrita y Agoncillo. «Aquí los niños prefieren comer con sus amigos antes que en casa, se lo pasan bien y comen bien. De hecho, hay madres que los dejan en el comedor a pesar de que podrían darles ellas de comer porque entienden que están mejor en el colegio», advierte el director. Y resulta inaudito, al menos en el escenario actual regional. En Ortigosa, todos los alumnos (25) se quedan al comedor; en Villoslada, la mayoría (12); y en Torrecilla, más de la mitad (8).
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«Da mucha tranquilidad, se aprecia que es comida casera. Como madre quieres que tus hijos tengan el mejor servicio y lo que se oye que sucede en otras partes preocupa. Aquí no tenemos ninguna queja, al revés, los niños van muy contentos al comedor», declara Paula Molina, presidenta del Ampa. «Tiene que ser triste tener que dejarlos por obligación, por trabajo, sabiendo que las cosas están mal. En cambio, aquí, ningún problema», subraya otra madre, Marta Martínez.
Lo atestigua Lucas Colas Kees, el alumno de más edad que asiste al restaurante y que antes acudía al comedor de un colegio de Logroño. «Aquí está muy bueno todo y nos lo pasamos muy bien. Comemos de todo, verdura, y los viernes, a veces macarrones y pizza. La comida en Logroño era más industrial, no era tan buena, a veces estaba quemada, y aquí no, aquí está muy buena», asegura Lucas Colas Kees.
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El alcalde, Sergio Martínez Astola, destaca que el comedor escolar forma parte de una estrategia más amplia de lucha contra la despoblación y apoyo a las familias para facilitar la conciliación, como el programa gratuito de extraescolares y las becas para material escolar. «Que el comedor se preste en restaurante es enormemente positivo porque garantiza la calidad de los alimentos, genera actividad económica, también muy importante, y, además, contribuye al enriquecimiento intergeneracional», declara Sergio Martínez Astola.
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