Bárbara Romo
Jurista y criminóloga
«La mitad de los casos de violencia de género ocurren en los medios digitales»Empezó su tesis hace cinco años tras ver, al trabajar en la Oficina de Asistencia a la Víctima del Delito, la necesidad de estudiar esta problemática
María Aguirre
Logroño
Lunes, 18 de agosto 2025, 07:35
Bárbara Romo nació en la capital riojana hace 48 años. Estudió Derecho en la Universidad de La Rioja y luego se especializó en Criminología ... en la UPV. Además, completó sus estudios con varios cursos de ciberseguridad en la Universidad a Distancia de Madrid.
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– ¿Cuál ha sido su trayectoria hasta ahora?
– He estado trabajando como profesora en la Universidad de La Rioja durante seis años. Actualmente llevo 20 años en la Oficina de Asistencia a la Víctima del Delito y comencé hace cinco mi tesis, que la compaginaba con mi vida laboral y personal.
– ¿Por qué decidió hacer la tesis sobre violencia de género?
– Trabajando como asistente me di cuenta de la necesidad de hacer un estudio sobre la violencia de género digital, porque empezaban a aumentar los casos. En ese momento también había dificultades en el sistema jurídico porque era algo muy nuevo. Es por ese motivo por el que decido hacer un proyecto de investigación sobre la respuesta que hay actualmente en el Código Penal, si es suficiente, y hacer un análisis de los datos anuales de todas aquellas personas que pasan por la oficina dedicada a la atención de las víctimas.
– ¿Cuáles son los pilares de la tesis?
– Hay cuatro. El primero hace referencia al concepto de violencia digital, empezando por el propio concepto de violencia de género, porque en España la ley de 2004 hace referencia sólo a la violencia de pareja. Sin embargo, las nuevas legislaciones autonómicas y el Convenio de Estambul se refieren a la violencia de género como la violencia hacia la mujer por el hecho de serlo. Entre ellas también se tienen en cuenta la violencia sexual o por ejemplo la de mutilación genital femenina. A todo esto le añadiríamos las que tienen presencia del elemento digital (celos, posterior perdón a la víctima...) que son las que se realizan en diferentes plataformas o espacios digitales. En segundo lugar se hace un análisis de esas empresas para ver si en ellas se contempla esta violencia como una problemática o no y qué responsabilidades tienen. La tercera fase sería analizar la jurisprudencia actual: sentencias judiciales al respecto, qué tipo de delitos y de casuística y cómo se ha valorado en los tribunales. Después, para finalizar, tendría lugar otro estudio sobre los datos de la Oficina de Asistencia a la Víctima del Delito de La Rioja.
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– ¿Cómo fue el proceso, tanto personalmente como a nivel de investigación?
– Es duro, porque supone mucha revisión bibliográfica para abordar el concepto, estudios de resoluciones judiciales y luego una parte más empírica que corresponde a los datos, que quizás sea la más interesante, práctica y la menos habitual en este tipo de casos.
– Durante este tiempo, ¿qué le ha resultado lo más difícil?
– Al final yo he hecho la tesis de manera parcial, es decir, debía conjugarlo con mis dos trabajos. El hecho de compaginarlo con mi situación laboral y mi vida personal supuso una dificultad añadida. Al final el proceso de investigación es una actividad nueva y aprendes aspectos que no conoces de antes, por lo que buscar y recopilar información y empezar a escribir y corregir es duro.
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– ¿Algún aspecto que le hubiera gustado indagar más a fondo?
– En mi caso he hecho la tesis con una muestra de 283 mujeres durante 2023, y considero que es muy interesante el tema de los datos y poder seguir analizando este aspecto en años posteriores. Incluso en esa muestra se han sacado conclusiones que dan a conocer una objetividad que puede ser buen punto de partida hacia nuevos estudios e hipótesis.
– ¿Cuáles son los frutos finales de su tesis?
– El trabajo ha dado como resultado que la mayoría de los casos de violencia de género ocurren en los medios digitales y que tanto víctimas como agresores presentan minoría de edad cuando está presente este elemento. En el caso de los agresores sexuales ni siquiera superan los 18 años; un dato interesante para estudiar el porqué se da en edades tan tempranas y en qué entornos.
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«Aunque dé miedo y vergüenza, hay que buscar ayuda en un servicio especializado y seguir sus recomendaciones»
– ¿Cómo se detecta?
– Según los resultados que hemos obtenido, en casi la mitad de los casos de violencia de género de pareja estaba presente el uso de este elemento digital, sobre todo con amenazas a través de mensajes, redes sociales o incluso con delitos de quebrantamiento. Todo eso queda reflejado en el análisis de jurisprudencia, pero la casuística es muy amplia. De hecho, en el año 2023 el Tribunal Supremo ya admitió un delito de agresión sexual hacia una menor cuando no hubo ni siquiera contacto físico entre agresor y víctima.
– ¿Algún medio más propenso?
– Se realiza por mensajería instantánea, por inteligencia artificial para obtener imágenes que no corresponden con la realidad y a través de las redes sociales, aunque no hemos obtenido datos de cada marca comercial en concreto. También un 10% correspondía a dispositivos de vigilancia, rastreo o incluso geolocalización. Todo ello ha dado lugar a que, como los casos están aumentando, se ha remitido a Las Cortes un proyecto de Ley Orgánica para proteger a los menores.
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– ¿Cuál es el rango de edad?
– Los casos donde no hay presencia de elemento digital tienen un rango de unos 35 a 50 años y, en el caso en el que sí está ese condicionante, la edad se sitúa diez por debajo. Esto también ocurre con los agresores, en este caso el rango sería de 30 a 40, más o menos, y baja a la mitad. En el caso de los agresores sexuales que utilizan el medio digital la media se encuentra en 16,6.
«La edad media de los agresores sexuales que utilizan el medio digital es de 16,6 años»
– ¿Fue lo que más le impactó durante la exploración?
– Sí, en la violencia de género sexual el número de agresores por víctimas es de 1,4. Es decir, que las que se han registrado en 2023 corresponden a un número significativo de aquellas que son grupales o participadas por varios agresores. Otro dato representativo es que la mayoría de las víctimas tienen estudios primarios y secundarios, pero el porcentaje más alto corresponde a las que tienen universitarios. De igual forma, también nos sorprendió que la violencia en pareja se da más en las zonas rurales, a pesar de que esto se relaciona más con el entorno urbano.
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– ¿A qué conclusión ha llegado?
– Hay necesidad de armonizar el concepto de violencia de género para que no haya confusión en los servicios asistenciales o en las ayudas disponibles. Así como también en la promoción de programas dedicados a la prevención de violencia infantil en la adolescencia y en la infancia, sobre todo en la época del ámbito educativo.
– ¿Qué mensaje lanzaría?
– Aunque dé miedo o vergüenza, hay que buscar siempre ayuda en un servicio especializado y seguir sus recomendaciones siguiendo los pasos necesarios.
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