Seis meses cruzando la circunvalación

A las 8.40 horas en el parque de Los Lirios junto a los columpios viejos. Esta es la hora y el punto de partida de la protesta que cada viernes desde hace seis meses protagoniza un nutrido grupo de vecinos del barrio de Los Lirios, situado al este de Logroño, al otro lado de la circunvalación. Desde ahí arranca una 'peque-manifestación' atravesando la ronda logroñesa y parando la circulación para mostrar el riesgo de cruzar los dos pasos de cebra para ir al colegio.

El objetivo de la movilización no es otro que reclamar una pasarela que una el barrio con el resto de Logroño, sin que tengan que cruzar una de las vías que más tráfico soporta de la ciudad. Una infraestructura que el pasado mes de diciembre empezó a ver algo de luz cuando la Junta de Gobierno municipal acordó iniciar el trámite para contratar el proyecto de su construcción. Esta sería la reivindicación en un primer plano aunque no es la única ni la de fondo. Los habitantes de esta zona de la capital también reclaman el colegio y el centro de salud con el que se diseñó el barrio y que el Gobierno de La Rioja «no sólo nos lo está hurtando, a pesar de estar aprobado y tener un 'minipresupuesto' desde el 2016, sino que tampoco parece que quiera que lleguemos vivos a nuestros centros», apunta el presidente de la asociación de vecinos de Los Lirios, Enrique Cabezón.

En su opinión, también sería conveniente que el Ejecutivo regional se replanteara «medidas tan irresponsables como la zonificación», porque, aunque con el veto de Educación a que los colegios premien con puntos a los vecinos de su entorno «hemos mejorado el acceso a los colegios de los niños que residen en zonas que quedaban discriminadas», todavía «no se ha dado ningún paso más en ese sentido y el modelo de macrocolegios concertados por el que aboga el Gobierno es muy irresponsable porque también genera peligro real hacia las personas y obliga a que cada día 300 niños tengan que cruzar la circunvalación para ir al colegio o a que les tengan que llevar en coche».

En este contexto, asegura que los vecinos de esta zona «sentimos que no somos Logroño» y se pregunta: «¿Qué ocurriría si a Alberite le quitaran el colegio? Teniendo en cuenta que mi barrio tiene más habitantes que Alberite».

Según Enrique Cabezón, lo que más les ofende es que el Gobierno de La Rioja «actúa con absoluta desconexión con nosotros, que somos los representantes vecinales de unas 4.000 personas y toma decisiones que tienen que ver con nuestra vida e incluso con nuestra seguridad».