Una cajera de Cortefiel atiende a unos clientes mientras el termostato marca 27 grados. SONIA TERCERO
Ahorro energético

Los comercios cumplen y bajan las temperaturas de los locales

La mayoría de los bares y tiendas riojanas se adaptan a la normativa y fijan el tope del aire acondicionado, aunque hay a quienes les pilló por sorpresa

Miércoles, 10 de agosto 2022

Apenas daban las 12 de la mañana y el ambiente de las tiendas de ropa de la calle San Antón era más dispar de lo ... habitual. En Cortefiel, por ejemplo, se entremezclaba la afluencia de los clientes con algunas quejas sobre la temperatura que hacía en su interior. El termostato –tras en la entrada en vigor del plan de ahorro energético– marcaba 27 grados y los clientes empezaban a amontonarse en la fila. Pronto comenzó también a sucederse el descontento. «Qué calor, qué calor. No se puede estar sudando la gota gorda, está una muy incómoda», protestaba una clienta mientras aguardaba, con las prendas en la mano, a ser atendida por una de las cajeras. «Se nota calor, al igual que en el ambiente», decía otra logroñesa asidua de la tienda.

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«Noto mucho más calor, estos focos dan mucho calor y se nota, cuesta más trabajar», confesaba María Antonia Rivera, encargada del establecimiento, mientras aseguraba que estos días ya había fijado la temperatura del aire acondicionado en 25 grados para ir acostumbrándose a la normativa aprobada por el Gobierno para reducir el consumo energético. A pesar de esta situación, «no he parado de recibir quejas por el calor cuando lo único que hago es cumplir con la normativa», lamentaba Rivera.

En Zara, el termostato superaba los 28 grados. Su interior era un hervidero constante de trabajadoras que trataban de dar abasto y de clientas que intentaban combatir el calor. Tampoco faltaron los abanicos. «He notado más calor y humedad en el ambiente, sobre todo en las zonas más estrechas de la tienda, pero es normal, fuera hace mucho calor», decía una joven riojana tras salir de los probadores. En su opinión, la aplicación de esta normativa hará que sea «más incómodo» probarse ropa en las tiendas, lo que podría derivar en un incremento de las ventas 'on line'.

En algunos comercios, como en la tienda de arreglos de ropa La Puntada, el plan de ahorro energético no suscitó ningún recelo. «El aire lo tengo, pero no lo uso mucho, solo en los momentos de mucho calor», aseguraba Margarita Ojeda, empleada del establecimiento. No obstante, consideraba que, a pesar de que esta medida le permitirá «ahorrar un poco de luz, habrá veces en las que tenga que poner el aire acondicionado para evitar que se desmaye la gente», apuntaba.

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Arriba, tienda de arreglos La Puntada y floristería Rosa Blanca. Abajo, Café Delicias, que mantiene su puerta cerrada y la administración de loteríanúmero 13, que carece de puerta. S. TERCERO

En el caso de las floristerías, las medidas del Real Decreto tampoco suponían perjuicio alguno para los trabajadores del sector, ya que en su caso «prima más la vida de las plantas que el uso del aire acondicionado». «El aire frío le quita mucha humedad a las plantas, de ahí que apenas utilicemos el sistema de climatización, tan solo lo ponemos en las horas más calurosas del día para refrescar un poco la tienda», explicaba Alberto Medrano, responsable de la Floristería Rosa Blanca, mientras consideraba que poner el aire a 27 grados no le iba a permitir ahorrar mucho en su factura de la luz, «pero algo habrá que hacer».

En hostelería –que pueden fijar la temperatura en el entorno de los 25 grados–, algunos establecimientos de la capital riojana, como en el Café Calenda, ya la habían limitado a esos 25. «Se está bien y los clientes también estarán bien, no creo que porque no pongamos el aire más fuerte vayan a venir menos», aseveraba uno de los camareros. Una circunstancia que no se daba en Café Delicias del Espolón logroñés, donde los empleados no paraban de servir cafés con una temperatura de más de 28 grados. «Tenemos dos máquinas de aire puestas y un ventilador en la barra, pero nos cuesta bajar la temperatura», explicaba Miguel Ángel Maroto, dueño de este establecimiento que tenía sus puertas cerradas «para tratar de mantener la temperatura y no tener el aire acondicionado encendido a lo tonto».

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En el caso del restaurante Terete de Haro –según informa María Caro–, las condiciones laborales son mucho más favorables debido al estado de sus infraestructuras. «Como hay empleados trabajando en sala, la temperatura desciende de los 27 a los 25 grados. No obstante, el asador, como está ubicado en un edificio antiguo de anchos muros, en ocasiones ni siquiera salta el aire acondicionado porque no se alcanza esta temperatura», explica Jaime del Val, empleado del restaurante. Su postura respecto al plan de ahorro energético era más dispar «por la forma que hay de imponer, porque hay mucha gente que no está de acuerdo. Hay muchas normas y pocas soluciones», lamentaba este trabajador.

No obstante, tras la entrada en vigor de la normativa también surgieron muchas dudas entre los pequeños comercios y establecimientos. De hecho, no faltaron los empleados que se sorprendieron al ser preguntados sobre cómo les afectaba las medidas de ahorro energético, bien por desconocimiento o porque sus encargados no les habían trasladado la aplicación de la nueva normativa.

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«¿Entran hoy en vigor? Nuestros jefes no nos han dicho nada», alegaba una trabajadora de una tienda de chuches situada en la calle Muro de Cervantes en la que se notaba que el aire acondicionado estaba puesto. «Aquí no se quita desde que entramos, por lo que si tenemos que fijar el tope no sé qué va a pasar con los chocolates que vendemos, porque se van a quedar hechos una gelatina», decía preocupada. Una situación similar se vivía en una tienda de artículos para el hogar, donde se notaba la corriente del aire acondicionado. «Lo tenemos encendido, pero no sabemos si lo tendremos que subir. Va a ser un poco locura tener que trabajar con el aire puesto a 27 grados, porque no lo vamos a notar», lamentaba esta trabajadora.

Cierre de las puertas

Otro quebradero de cabeza fue el sistema de cierre de puervrtas que muchos edificios y establecimientos riojanos tendrán que implementar para evitar el despilfarro energético –en caso de que utilicen el aire acondicionado–. Sobre todo, en aquellos espacios que no se encuentran expresamente recogidos en el texto del Real Decreto, como es el caso de las administraciones de lotería. «Nosotros no tenemos puerta y nadie nos ha dicho nada de si tendremos que ponerla o no», aseguraba Adolfo Ortiz, gerente de la Administración de Lotería nº 13. En su caso, además de que «sería una faena tener que ponerla, porque abrimos en septiembre del pasado año», esta inversión «no tendría ningún sentido, porque los lunes, que suelo atender a unas 600 personas, estaría todo el rato la puerta abierta».

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