«En La Rioja hay un tejido humano bastante tolerante con los trans»

– La crisis social y sanitaria no juega a favor del colectivo LGTBIQ+. ¿Tiene más sentido que nunca celebrar el Día del Orgullo?

– Siempre es necesario, pero en este año y medio de pandemia han surgido discursos que estaban ahí latentes y que han cogido cierta fuerza. Es necesario salir a las calles y visibilizarse, siempre con la responsabilidad que nos toca, y reclamar nuestros derechos.

– ¿Se refiere a los discursos menos tolerantes con el colectivo?

– Sí. Los discursos de odio que antes protagonizaban corpúsculos bastante minoritarios vemos que se están acrecentando y tolerando por cierta parte de la sociedad. A eso se suma una crisis social y económica surgida por la pandemia y que afecta muy directamente a las personas LGTBIQ+ y especialmente a los transexuales, con altas tasas de paro debido a la discriminación.

– Precisamente hace un mes se manifestaban ante la sede socialista para exigir el desbloqueo de la Ley Trans Estatal y riojana. ¿Confían en lograrlo pronto?

– Confiamos siempre en que se pueda llegar a avances sociales y de derechos. Confiamos, pero estamos bastante sorprendidas con la deriva del Partido Socialista, que ha cambiado de opinión bruscamente; de defender una ley estando en la oposición y cuando entró en el Gobierno a, de repente, guardarla en un cajón y tener muchísimas reticencias. Estamos hablando de un giro hacia lo conservador y una derechización en términos de derechos LGTBIQ+.

– ¿Es cuantificable el colectivo trans en La Rioja?

– No, por varias razones, pero contamos con bastantes personas que trabajan muy duro con nosotros y para sacar adelante sus vidas. Aquí vas a un psicólogo y no tiene ni idea del tema, no hay protocolos y, si los hay, se ejecutan mal. Tenemos la suerte de que en La Rioja hay un tejido humano bastante tolerante y no nos encontramos con casos extremadamente graves, aunque siempre los hay. Estos últimos años hemos tenido que acoger o asesorar a trans que han sido expulsadas de sus casas, discriminadas en su instituto... Por suerte, también hay familias que las apoyan completamente, son cada día más y más visibles en la defensa de sus hijos.

– ¿Trabaja la Consejería de Igualdad de La Rioja con y por el colectivo LGTBIQ+?

– En vistas de la última campaña (la del Día Internacional del Orgullo, titulada 'Te sacamos los colores'), lo intenta pero no lo consigue. Nos interesaría más que se centrase en los derechos de las personas trans, se informase sobre ello y se manifestase como debe hacerlo.

– ¿Se puede hablar de incidentes de odio contra las personas LGTBIQ+ en La Rioja? Ha comentado que esta región es bastante abierta en ese sentido.

– Abierta y a la vez cerrada, porque a veces la menor visibilización implica menos agresión. Aquí es verdad que es más difícil visibilizarse, pero los datos estatales se podrían extrapolar a La Rioja.

– ¿Qué datos son esos?

– El 40% de la población LGTBIQ+ en algún momento ha evitado pasar por ciertos lugares por miedo al ataque o al rechazo. Es verdad que no hay denuncias por delitos de odio en La Rioja, pero en redes sociales nosotros sí hemos recogido testimonios de gente que ha sido increpada. Las agresiones se denuncian o no, pero evidentemente sigue habiéndolas.

– ¿Usted ha sido víctima de este tipo de agresión?

– Sí, una vez, lo denuncié y finalmente llegamos a un acuerdo.

– Educar en la diversidad y el respeto tiene que empezar en las aulas, de ahí su oposición al veto parental. ¿Dónde se precisa más educación?

– Que hay que educar en la diversidad no solo lo decimos nosotros, lo dice la ley. También a nivel autonómico hay directrices para trabajar la educación afectivo-sexual en los colegios, pero se está haciendo muy poco; tiene que formar parte integral del currículo académico y no limitarse a una charla. ¿Por qué hablamos de la mujer de Antonio Machado y de su idílica relación pero no lo hacemos de las relaciones de García Lorca? ¿Por qué no hablamos de que, amén de su ideología, también se le mató por su orientación sexual? Hay que hablar de estas cosas porque existimos. ¿Dónde más educar? En Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, juzgados, militares, funcionariado –que tiene que saber cómo tratar a la gente y cuál es la realidad de las personas a la que sirve–. Y luego ya en las empresas. Cada día nos encontramos un poquito mejor en nuestros lugares de trabajo, donde aún hay mucha gente que sigue ocultando su identidad de género y orientación. La educación en diversidad es esencial para todas y todos; es labor de movimientos sociales e instituciones.

– Da la sensación de que el género y la sexualidad es algo que los jóvenes y adolescentes contemplan de un modo más abierto.

– Esa es la percepción que tenemos. Se ve en nuestras reivindicaciones en las calles, donde la gente joven es la que mayoritariamente responde, en cómo se expresan, en la diversidad que tienen a la hora de vestirse, en sus menores reticencias a decir que son gais, lesbianas o trans... Con el poquito trabajo que se ha hecho de educación mira cómo pueden cambiar las cosas.

– ¿Qué reivindicaciones destacarán en el Día del Orgullo?

– Muchas. Este año nos vamos a centrar en todas las letras del colectivo. Apostaremos por la visibilidad lésbica y de los bisexuales, y por los derechos de las personas trans, para quienes no queremos leyes batiburrillo y no vamos a renunciar a la autodeterminación de género y los derechos de los trans menores y las personas no binarias. Reclamaremos el fin de las intervenciones quirúrgicas en los intersexuales, el respecto a los 'queer' y habrá un breve manifiesto feminista. El Orgullo es una protesta interseccional y unificaremos luchas con una perspectiva LGTBIQ+.