Los nacimientos en La Rioja siguen en caída libre con la cifra más baja en lo que va de siglo
Se registraron 2.086 nacimientos, 106 menos que el año anterior, cuando hace una década se rozaban los 3.200
La curva de los nacimientos en La Rioja dibuja una gráfica descendente de forma continuada en la última década, salvo el paréntesis de 2019. Pero ... el incremento registrado en ese año solo puede considerarse puntual dentro de una crisis de la natalidad que los expertos ya tildan de «coyuntural» en nuestra comunidad. Y el ejercicio de 2022 ha servido para refrendar esta inercia peligrosa, porque cada vez nacen menos niños en una región que sigue envejeciendo a pasos agigantados. Los 2.086 alumbramientos registrados en los últimos doce meses, según los datos publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE), representan la cifra más baja en lo que va de siglo y hay que remontarse al año 1995 para encontrar un número menor –entonces hubo 2.059–. En la serie histórica que llega hasta 1941 siempre se han registrado más nacimientos.
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«Ya no hay que buscar una explicación coyuntural sino estructural, porque llevamos ya demasiados años en un escenario duro, muy complicado», reconoce el doctor en Sociología Sergio Andrés Cabello. Le preocupa esta crisis de la natalidad y su impacto en el reto demográfico, «del que todas las administraciones y diferentes organismos hablan pero sin encontrar soluciones». Aunque lo que sucede en La Rioja, añade el profesor de la UR, «está en línea con la tendencia en España».
Más de 7.000 nacimientos se han perdido a nivel nacional el último año, un descenso del 2%. En La Rioja se registraron 106 menos, lo que supone una caída del 4,8%. Solo en tres comunidades la tasa ha bajado más: un 7,4% en Castilla-La Mancha, un 6,8% en la vecina Navarra y un 5,3% Canarias. Mientras que hubo otras cuatro regiones que rompieron la tendencia descendente y tuvieron ligeros incrementos en la tasa de natalidad, entre el 0,3% y el 1,6%; se trata de Castilla y León, Asturias –la recuperación del cheque-bebé, por valor de mil euros, ha podido influir de manera positiva–, Valencia y Madrid.
«Tampoco creo que la solución pase por un incremento en las ayudas», opina Andrés Cabello, «aunque en España no somos precisamente los campeones de Europa en esta materia –en La Rioja existen deducciones fiscales de 600 euros por el primer hijo, 750 por el segundo y 900 a partir del tercero– ni tenemos las mejores condiciones para la conciliación». En este sentido, el sociólogo riojano considera que la clave «se encuentra en nuestra estructura productiva». La inestabilidad, principalmente en el ámbito laboral, representa a su juicio un «obstáculo añadido porque con sueldos y empleos precarios es más complicado dar el paso de querer iniciar un proyecto nuevo de vida».
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Madre a partir de los 50
La emancipación de los jóvenes «se retrasa, también por la dificultad del acceso a la vivienda», apunta, y con ello la edad para tener el primer hijo. El Gobierno regional, en su agenda para la población de La Rioja 2030, fija un ambicioso objetivo: situar la edad media de la madre al tener el primer hijo por debajo de los 30 años. «No es una misión fácil», asume Sergio Andrés, aunque en la comparativa entre 2021 y 2022 prácticamente se calcan los datos de madres menores de 30 –con un pequeño repunte en las jóvenes de 15 a 19 años–.
Los nacimientos de mujeres entre 30 y 39 siguen concentrando casi dos tercios del total de alumbramientos en La Rioja –aunque cae la cifra en números absolutos– mientras que en el tramo a partir de los 40 años hay 16 recién nacidos más. Y como curiosidad, en octubre de 2022 dio a luz en nuestra comunidad una mujer de más de 50 años, algo que no sucedía al menos desde 2016, según las estadísticas del INE.
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Los tres últimos ejercicios, a partir de que se desatara la pandemia, «han repercutido de manera negativa el descenso de la natalidad», considera el doctor en Sociología y profesor de la Universidad de La Rioja. De hecho, si se comparan los datos conocidos ayer con los del cierre de 2019 la caída de la tasa en la región es la segunda más alta de España, con un 13,3%, y solo la supera Canarias, con el 14,7%. «Mucha gente ha cambiado sus hábitos o sus proyectos de vida. Tener hijos nunca ha sido una obligación, eso está claro, pero tras el covid las prioridades de la gente, de los jóvenes principalmente, son otras», advierte. Y el incremento de la población inmigrante «tampoco es la solución para tener más natalidad», concluye.
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