Imagen de la celebración del primer día de La Rioja que se celebró en Nájera el 8 de octubre de 1978. L.R.

El relato olvidado de cuando La Rioja empezó a ser

Sentimiento regionalista. La movilización de la sociedad civil riojana fue clave para que la clase política de finales de los 70 asumiera la autonomía como única alternativa

Luis J. Ruiz

Logroño

Domingo, 5 de junio 2022

El relato de la historia siempre lo escriben los ganadores. En la historia de la autonomía riojana no hay perdedores, pero el relato que ha ... quedado grabado en piedra ha dejado en un segundo plano (en el mejor de los casos), a quienes, frente a los políticos de la época, tuvieron claro aquello de que, con el cadáver del dictador aún caliente, Madrid no regalaría nada a La Rioja, que la libertad había que conquistarla. El próximo jueves, 9 de junio, se cumplen 40 años de la aprobación del Estatuto de Autonomía.

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Las formaciones políticas volverán a sacar lustre al papel que interpretaron los diputados del momento, los partidos, los treintaidosantes... en el proceso autonómico. Sin ser falso, es incompleto. Porque La Rioja –más allá de la Junta General de Santa Coloma de 1812–, como idea, como sentimiento, como aspiración, comenzó a nacer más de un lustro antes (1976-1977) en las calles de pueblos y ciudades gracias a –entre otros movimientos y entidades, Diario LA RIOJA incluido– a la asociación Amigos de La Rioja y al Colectivo Riojano.

El Colectivo Riojano cambió el nombre de la región en la señales viales. L.R.

Unos y otros se encargaron de avivar, alimentar y visibilizar el riojanismo y las ansias de autonomía en un momento en el que los políticos de la época no sabían por dónde les daba el aire: algunos miraban al norte poniendo ojitos al País Vasco y Navarra; otros apostaban por el statu quo alegando la condición de 'castellanos viejos' de los riojanos; hubo quien buscó una salida al mar a través de la unión con la entonces provincia de Santander; quien apostó por un valle del Ebro fuerte junto a Aragón; y quienes no sabían ni qué decir.

Al final, todos se sintieron forzados a subirse al carro pilotado por la sociedad civil en el que la mayoría había rechazado viajar. La excepción que todos los protagonistas señalan es la del presidente de la entonces Diputación Provincial de Logroño, Julio Luis Fernández Sevilla, del que recuerdan su profundo sentimiento riojano y su perenne apoyo. Así, la calle, la movilización social –materializada en la recogida de 40.000 firmas y en el primer día de La Rioja celebrado en Nájera en octubre de 1978–, fue la que realmente hizo que La Rioja, además de existir, comenzara a ser.

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Más de cuatro décadas después, Federico Soldevilla (actual presidente de la Asociación Amigos de La Rioja), Casimiro Somalo y Rafael Fernández Aldana (Colectivo Riojano) tienen clara una cosa: sin aquella movilización social, La Rioja no existiría como tal y, probablemente, como sucedió con León (con más peso histórico para su 'independencia'), las decisiones de todos los riojanos se tomarían ahora en Valladolid o en Zaragoza. Fue un proceso más o menos largo, pero si hubiera que elegir una fecha y un espacio como claves de todo aquel movimiento social, el día sería el 8 de octubre de 1978, y el lugar, Nájera: 15.000 personas se reunieron allí para exigir la autonomía. Pero todo había comenzado mucho antes...

El Colectivo Riojano

«Estudiaba en Madrid y viendo cómo se estaba desarrollando todo decidimos implicarnos. La Rioja se iba a quedar perdida en el mapa y éramos riojanos, nos sentíamos riojanos, no teníamos nada que ver con Burgos... ¿Por qué no podíamos ser una pequeña autonomía?», recuerda el periodista Casimiro Somalo, impulsores, junto a Francisca Mendiola y Manuel García de la Cruz y otros muchos como Javier Fernández San Juan, del Colectivo Riojano. El madrileño colegio mayor San Juan Evangelista, 'el Johnny', se convirtió en el epicentro de un movimiento universitario riojano (con ramificaciones en Zaragoza). Allí nació la revista Garnacha, que en su segundo número ya exigía «que se considere al riojano como pueblo diferenciado de sus vecinos y [...] a La Rioja una región con características propias», como recoge el libro 'La Rioja empieza a caminar. Apuntes sobre el proceso autonómico riojano', de Jesús Vicente Aguirre.

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«Fue una muestra de responsabilidad social colectiva. El Día de La Rioja es de la sociedad civil»

CASIMIRO SOMALO

Colectivo Riojano

«Nadie tenía aspiraciones políticas, el único objetivo era crear el sentimiento riojano. Siempre he pensado que a tu tierra le tienes que devolver lo que te ha dado: el privilegio de haber nacido aquí, de ser riojano», incide Somalo. El primer paso era generar el hasta entonces difuso sentimiento riojano. Tocó hacer kilómetros.

«Había que crear el sentimiento riojano y que la gente creyera que podría lograr algo»

Federico Soldevilla

Amigos de La Rioja

En La Rioja, Federico Soldevilla destaca el papel jugado por el fallecido Pedro Zabala, secretario general de Amigos de La Rioja. «Fue la cabeza pensante», dice, antes incluso de que la organización se legalizara. «Tenían claro cómo hacer las cosas, buscaban colectivos que sumar a la causa y recorrieron toda La Rioja dando charlas para que la gente asumiera ese sentimiento riojano. Había que crearlo, que la gente se creyera que se podría lograr algo. No eran cuatro amigos, tenían todo muy claro», incide Soldevilla citando el acta fundacional de la entidad (1976) que recoge, entre otros objetivos, desde la defensa de los intereses de la región hasta la creación de la Universidad de La Rioja.

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«Fue una especie de milagro. Se alinearon los factores y se aprovechó el vacío institucional en Madrid»

Rafael Fernández Aldana

Colectivo Riojano

También la Unión de Agricultores jugó un papel básico sembrando y abonando ese riojanismo por todo el agro riojano, lo mismo que Nueva Rioja (hoy Diario LA RIOJA): «No se puede entender esta historia sin Nueva Rioja. Es imposible», dice Somalo, periodista jubilado de esta redacción, que hace hincapié en el trabajo realizado con su colega Luis Sáez Angulo y destaca la libertad para trabajar que les ofrecieron Matías Escribano y Francisco Martín Losa.

Pero antes de llegar a la redacción, en Madrid, Somalo y sus compañeros organizaron la Semana de La Rioja en el San Juan Evangelista, que acabaría siendo un aldabonazo para el proceso. Allí, recuerda Somalo, «se pintó en una sábana unos colores que es lo que hoy se ha convertido en la bandera de La Rioja». La Roblanvera presidió aquellas jornadas celebradas a finales de noviembre del 77 y repetidas en el 78. Aquellos colores dieron paso a banderas y pegatinas reivindicativas que inundaron la aún provincia de Logroño.

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Reivindicación. Imágenes de pegatinas, folletos reivindicativos de la época, junto a una portada de Diario LA RIOJA. L.R.

«Los partidos se preguntaban de dónde veníamos. Les molestábamos y no sabían de dónde habíamos salido. Después ellos han escrito un relato, digamos, dirigido, pero esto fue un movimiento social», incide Rafael Fernández Aldana, miembro del Colectivo Riojano, que aún recuerda aquellas pegatinas cuatricolores con una 'R' en el centro. «Nos las quitaban de las manos. Estaban en todas las carpetas, en los coches, en las motos...».

Javier Fernández San Juan, uno de los coordinadores del Colectivo en aquellos años, amplia de la historia del nacimiento de la bandera La Rioja. «En un primer momento hubo un estudio muy minucioso que salió publicado en el primer número de la revista Garnacha, pero las propuestas que se hacían, muy estudiadas, eran muy complejas», recuerda situando el origen de aquella primera enseña riojana (con un diseño diferente pero con los cuatro colores actuales ya presentes) en las jornadas de La Rioja del San Juan Evangelista. «Decidimos que había que sacar un símbolo, que es le que está en el concierto que dan Carmen, Jesús e Iñaki. Con varios sprays pintamos tres franjas horizontales, rojo, amarillo y verde, y pusimos la blanca en vertical», recuerda asegurando que, junto a otros miembros del colectivo, participó de manera directa en su creación.

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Fue en aquellos primeros momentos cuando la Diputación también organizó un concurso escolar para elegir la bandera, pero «fue un desastre». Poco después, la franja vertical blanca (para evitar confusiones con banderas de países africanos y latinoamericanos) se 'tumbó' entre el rojo y el amarillo «y se incluyó una R en el centro».

Un joven clava en el suelo una bandera de La Rioja durante la celebración de Nájera. L.R.

Su presentación 'oficial' fue en julio del 78, en un concierto de Carmen, Jesús e Iñaki ondeó por primera vez. Ellos también cantaron el tema más popular en la región aquellos años: 'La Rioja existe, pero no es'. Somalo apostilla que la bandera «no se impuso a nadie. La asumió el pueblo como propia». Fernández Aldana y Somalo también recuerdan la noche de abril del 78 en que, alumbrados por la luna, miembros del colectivo fueron a los límites provinciales de las principales carreteras. Al amanecer, el viejo cartel de Provincia de Logroño ya no estaba. Aquel día el tráfico entraba y salía de 'La Rioja'.

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En mayo de 1978, todo el trabajo realizado recibió una sonora bofetada desde Madrid: el ministro de las Regiones, Manuel Clavero, negó la preautonomía de La Rioja asegurando que ni contaba con suficiente identidad ni había concienciación social. Los parlamentarios riojanos (y el ministro) empezaron a ser la diana de las críticas sociales. La respuesta, en julio, fue la puesta en marcha de la Coordinadora pro-autonomía, promovida por el Colectivo Riojano y Amigos de La Rioja y a la que se fueron sumando partidos, sindicatos y otros organismos con el objetivo de recoger 50.000 firmas y presentárselas al Gobierno de Adolfo Suárez.

El primer día de La Rioja

Y así se llegó al 8 de octubre de 1978 en Nájera. 15.000 personas celebraron el primer día de La Rioja. Hubo fiesta, música, pancartas, discursos (Dolores Besga, Pedro Zabala o Fernández Aldana, entre otros), reivindicación y 40.000 firmas que se iban a entregar a los diputados riojanos. Pero los parlamentarios eran de piel fina y algún que otro discurso, ciertos cánticos –«Viñaspre, Viñaspre, eres un puto desastre», cita Somalo– y una pancarta –«Parlamentarios oportunistas, vais a las Cortes de turistas»– les indignó tanto que se marcharon. «Solo se quedó Félix Palomo, que era independiente, y le entregamos a él las firmas», recuerda Fernández Aldana. Aquel Día de La Rioja se volvió a repetir en Haro y en Calahorra en años sucesivos. El cuarto, en Logroño, fue nonato.

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La pancarta que enfadó a los diputados riojanos. L.R.

«No se qué hubiera sido de La Rioja sin aquella movilización. Dependeríamos de Bilbao, de Vitoria, de Valladolid...», hipotetiza Somalo, que rechaza personalismos y reivindica el olvidado papel del Colectivo. «Hoy sería imposible repetirlo. La gente era mas generosa, como demostró la Transición. Lo que sucedió fue una muestra de la responsabilidad social colectiva y siento bochorno cuando veo las celebraciones del Día de La Rioja en las que lo olvidan. Ese día pertenece a la sociedad civil». Federico Soldevilla habla de «apropiación».

¿Por qué salió bien? «Fue una especie de milagro. Podría haber salido mal. Si la UCD hubiera estado más cohesionada en Madrid podrían haber dicho que no y nos lo comemos con patatas», dice gráficamente Fernández Aldana, que cree que «se aprovechó el momento preciso. Se alinearon numerosos factores y salió bien. Aprovechamos un momento de casi vacío institucional. Supongo que en Madrid alucinaban».

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Políticos riojanos durante el primer Día de La Rioja en Nájera. L.R.

«No estaríamos en La Rioja. Seguro que en un momento dado los políticos se habrían echado atrás. Sobre todo porque nuestros diputados eran de partidos nacionales. Quien realmente lo quería era el pueblo y aquel día sirvió para que se dieran cuenta de qué pedía el pueblo. Se sumaron a la causa, pero al año siguiente, cuando pretendieron asumir el protagonismo, todo empezó a diluirse», completa.

A partir de aquel 8 de octubre, comenzó a escribirse la historia que sí ha llegado a nuestros días. El relato dirigido del que hablan en el Colectivo. El de despachos, corbatas y redactores estatutarios. Pero La Rioja comenzó a ser en las riberas del Najerilla, en las calles riojanas y en 'el Johnny'.

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