La receta riojana que convence a los residentes de Medicina y Enfermería
María, Paula, Nader y Ander recalcan la cercanía y la profesionalidad de sus compañeros como dos de los puntos más destacables de sus primeras semanas en hospitales y centro de salud riojanos
María, Ander, Nader y Paula. Cuatro nombres, cuatro jóvenes nacidos en diferentes partes del globo terráqueo que hace unos meses tuvieron que tomar una decisión crucial para su futuro profesional. Elegir el lugar para sus años como residentes tras haber acabado sus carreras relacionadas con la salud, bien Medicina o bien Enfermería. Todos coincidieron en decantarse por La Rioja y, de momento, ninguno se ha arrepentido de la decisión tomada. Más bien todo lo contrario, puesto que el sentir general resulta positivo tras las primeras semanas de residencia.
La hornada de residentes es numerosa. La Rioja, no en vano, completó todas las plazas ofertadas para los MIR. Salieron 58 y las 58 tuvieron dueño. Se daba por hecho que las 33 correspondientes a especialidades diferentes a Medicina de Familia se iban a cubrir, pero quedaban más dudas con las 25 correspondientes a Atención Primaria. Sin embargo, una última jornada de selección en la que se formalizaron quince de las solicitudes (tres por la mañana y doce por la tarde) hizo que no quedara ni una sola vacante libre. Semanas después, todos ellos ya han comenzado a trabajar en el Servicio Riojano de Salud y María, Ander, Nader y Paula se han animado a compartir sus experiencias.
De momento, el diagnóstico es optimista y es probable, tal y como se desprende de sus palabras, que al menos algunos de ellos continúen su trayectoria laboral en La Rioja cuando acaben la residencia. Seguirían así los pasos de los 33 médicos (siete de cada diez) que este año han optado por permanecer en la comunidad autónoma tras acabar su extenso periodo de formación.
Nader Abouchacra Residente de Medicina Familiar y Comunitaria
«Estoy en Nájera y es un sitio estupendo para aprender»
Nader Abouchacra fue uno de esos jóvenes que eligió La Rioja para su residencia de Medicina Familia y Comunitaria el último día del proceso de selección de plaza. Este venezolano, de 31 años, estudió la carrera en su país. «Allí me gradué y empecé a trabajar hasta que me vine a Canarias», recuerda. En Tenerife se asentó a la espera de la homologación de su título y después aterrizó en Logroño donde ya estuvo trabajando antes de presentarse al examen del MIR.
Al residir ya en La Rioja, tenía bastante claro que quería permanecer en la región. «Igual no al 100%, pero sí era una buena opción porque, al vivir aquí, tenía muchas cosas adelantadas», expone el joven, que ha ido a parar al centro de salud de Nájera. «Es un sitio estupendo para aprender, los profesionales son muy buenos y, además, está muy cerca de Logroño, que es donde vivo», relata.
La experiencia le está resultando positiva. Tanto es así que no duda en recomendar La Rioja para futuros residentes de Primaria. «Es una comunidad pequeña en la que hay muchos consultorios rurales y eso es algo muy interesante para nosotros», opina.
Además, Abouchacra no descarta, ni mucho menos, armar un futuro profesional en la región al finalizar los años de formación. «Conozco a compañeros que se han quedado porque a lo largo de ese recorrido como residentes han conocido a mucha gente; además, el cuarto año de la residencia es como si ya estuvieses trabajando como un médico más», expone. «Creo que sí me podría quedar», remata.
María Gota Residente de Cardiología
«Aquí había todo lo que buscaba»
María Gota no se ha movido de casa. Es de Logroño y eligió la capital riojana para su residencia de Cardiología. La joven, de 25 años, valoraba irse a otra ciudad cercana, pero las jornadas de puertas abiertas del San Pedro terminaron por decantar su decisión. «Nos enseñaron los distintos servicios, y todo lo que nos podían ofrecer, y me gustó», comenta. «Estaba dispuesta a irme lejos para hacer Cardiología, pero cuando vi que aquí había todo lo que buscaba y que podía quedarme cerca de mi familia, me decidí», apostilla.
Antes de empezar a trabajar, Gota no quiso fijarse expectativas. «No me gusta; al final, lo que tenga que ser será», relata la riojana, quien admite haber notado un cambio importante al pasar de la etapa de estudiante a la de MIR. «Es diferente a las prácticas; ahora tienes mucha más independencia y estoy notando más autonomía que antes», afirma Gota, que está sirviendo de guía de Logroño para sus compañeros de fuera. «Les está gustando; la ciudad les parece acogedora y dicen que somos muy simpáticos», recalca.
Gota tampoco se pone metas a largo plazo. «Lo afrontaremos como venga», abunda antes de explicar que, de momento, la experiencia está siendo buena. «Me he sentido muy acogida, tanto por los otros residentes mayores como por los adjuntos; si tienes cualquier duda, ellos están dispuestos a enseñarte», valora. Y ante la pregunta de si le gustaría quedarse al acabar esta etapa, responde: «Faltan cinco años, pero una de las cosas que me gustó es que me comentaron que si me quiero quedar, habría opciones».
Ander Arranz Residente de Oncología Médica
«Logroño es un buen lugar para iniciar la labor asistencial»
«Logroño es un buen lugar para iniciar la labor asistencial»
Ander Arranz tenía clara la especialidad a la que quería dedicar su residencia: Oncología Clínica. Le quedaba por saber dónde realizarla y Logroño fue la ciudad elegida, a pesar no haber podido acudir a la jornada de puertas abiertas del San Pedro. La cercanía a su hogar (él es vizcaínos) es una de las razones que motivó su elección, pero también el potencial investigador del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (Cibir). «Está en expansión y tiene muchos proyectos; es un buen lugar para iniciar la labor asistencial», considera el vasco, que dedicó su proyecto de fin de grado a la investigación.
Tras haber cursado sus estudios en Eslovaquia, este joven, de 26 años, ha ido a parar a un hospital del que le ha llamado la atención el «ambiente acogedor» que le han brindado. «En ningún momento me he sentido solo; se respira una gran cultura de compañerismo y cuidado entre todos los profesionales», analiza Arranz. «Es algo que nos inculcan nuestros adjuntos y que tenemos la responsabilidad de que perdure en el tiempo», añade.
El vizcaíno ha encontrado en Logroño, además, una ciudad en la que poder desarrollar otra de sus pasiones, el deporte. «Siempre hay planes para hacer», recalca para asegurar después que recomendaría la capital riojana a cualquier estudiante de Medicina que esté a punto de iniciar su residencia. «Si buscas un hospital cercano donde se refuerce mucho la labor asistencial, Logroño es el lugar adecuado», concluye el joven médico.
Paula García Residente de Enfermería
«Salir de casa me puede aportar muchas cosas»
Además de los médicos de formación, La Rioja también acoge residentes de Enfermería, como Paula García. La zaragozana, que está a punto de cumplir 28 años, afronta con ganas el primer año de esta nueva etapa que, de momento, se está desarrollando en el centro de salud de Haro. «Por ahora, todo va bien», se congratula para explicar después que en su residencia se rota por distintos servicios y localidades. «En septiembre, por ejemplo, empezamos en Urgencias y luego estaremos en Psiquiatría dos semanas», enumera la aragonesa.
García admite que La Rioja no era su primera opción, ya que a ella le apetecía quedarse en su tierra. «Las plazas en Zaragoza se acabaron muy pronto, pero tampoco descartaba irme fuera, así que cuando me tocó elegir y vi que aquí había huecos disponibles, no lo dudé», expone la enfermera. «Creo que salir de casa también me puede aportar muchas cosas», apostilla.
La zaragozana comparte piso en Logroño con otras compañeras en su misma situación y todos los días se desplaza hasta Haro en coche. Reconoce que el sueldo de una residente es «bastante mejorable», pero valora otras cuestiones como poder estar relativamente cerca de su familia. Aparte de eso, define la capital riojana como una ciudad «cómoda» para vivir y destaca el ambiente de trabajo como uno de los puntos más favorables del inicio de esta experiencia. «Llevamos poco tiempo, pero las compañeras son muy agradables y la gente está abierta a enseñarte; los pacientes también son agradables», puntualiza antes de asegurar que no se cierra puertas en lo que a su futuro laboral se refiere. ¿Continuará en La Rioja una vez terminada su etapa de residente? Paula García no lo descarta. «No me importaría, la verdad», responde.
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