Las bolsas rojas con los residuos sanitarios infecciosos son depositadas en un almacén especial del hospital San Pedro hasta que son retiradas por el gestor autorizado. E.B.

La pandemia dispara a 304,4 toneladas los residuos sanitarios infecciosos, el 74% más

Una empresa externa retira cada 72 horas los restos para su envío a Burgos e Irún, donde se entierran o incineran tras su esterilización

Miércoles, 24 de febrero 2021, 07:18

Son los restos de la pandemia. No, no es que la crisis sanitaria dé sus últimos coletazos en la región, ya nos gustaría, se trata ... de los residuos sanitarios infecciosos generados durante el pasado año en la comunidad, un indicador carente del dramatismo de las cifras de fallecidos y hospitalizados, pero igual de clarificador de las descomunales dimensiones de la pesadilla.

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Solo durante el pasado año, los dos centros hospitalarios de la región –el San Pedro y Fundación Hospital de Calahorra– recogieron 340,4 toneladas de residuos sanitarios del grupo 3, infecciosos, el 74% más que en el ejercicio anterior, 195,5. En concreto, en el complejo logroñés se generaron 282.948 kilos, lo que supone un incremento de casi el 70% respecto a los 167.036 del 2019; y en el hospital calagurritano, 57,5 toneladas el 101,75% más respecto a las 28,5 del 2019.

Clasificación de los residuos sanitarios

  1. 1

    Asimilables a urbanos

No específicos de la actividad propiamente sanitaria: papel, cartón, envases, residuos de oficinas y restos de comedores, jardines. En bolsas de color negro.

  1. 2

    No peligrosos

Derivados de la actividad hospitalaria, pero que debido a sus características no requieren de ningún tipo de gestión especial (pañales, yesos, restos de curas...). Se recogen en bolsas de color verde.

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  1. 3

    Especiales

Se clasifican en: infecciosos, anatómicos, sangre y hemoderivados, agujas y material punzante y cortante, vacunas y citostáticos. Su recogida se realiza en bolsas de color rojo y contenedores de cierre hermético.

  1. 4

    Peligrosos

Residuos con normativa específica de gestión. Aceites, sustancias citostáticas, reactivos residuos radioactivos... Se suelen almacenar en contenedores de un solo uso.

«En los meses de mayor incidencia de la pandemia, marzo y abril, y luego octubre, noviembre y diciembre se duplicó la cantidad de residuos generados en comparación con un mes normal», detalla Carmen Arcéiz, jefa del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del SERIS, que niega las complicaciones de gestión que sí han padecido otras regiones. «No ha habido problemas, aunque sí algunas situaciones de desbordamiento en momentos puntuales, sobre todo en lo peor de la primera ola, cuando había que bajar varias veces al día contenedores al almacén para liberar las plantas. De hecho, en abril se contabilizaron 40.900 kilos cuando la media mensual antes de la pandemia era de entre 12.000 y 15.000 kilos mensuales», explica Arcéiz.

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Riesgos Laborales del SERIS«La trazabilidad es completa, cada contenedor lleva su código de barras»

Carmen Arcéiz

«De la gestión de este tipo de residuos se encarga una empresa autorizada contratada por el SERIS, que los lleva a plantas específicas fuera de La Rioja, donde, tras ser sometidos a temperaturas superiores a los 135 grados en autoclave para esterilizarlos y desinfectarlos, se trocean, compactan y empacan para, a continuación, ser eliminados en un vertedero autorizado o incinerados a más de 1.000 grados en hornos especiales», aclara Rubén Esteban, director general de Calidad Ambiental.

«El acuerdo actual es con la UTE Cespa-Elirecon, una empresa que dispone de dos bases de tratamiento, una en Burgos y otra en Irún, y que nos ha dado un servicio que nos ha permitido trabajar con normalidad en este sentido, que bastante es en estos tiempos», concreta Arcéiz, que trata de resumir el protocolo establecido hasta la partida de los desechos: «El circuito empieza en los puntos de generación de los residuos, incluidas las habitaciones de los pacientes, donde hay contenedores homologados y específicos, en los que se coloca una bolsa roja y, una vez llenos con los EPI, mascarillas, guantes, etc..., una tapa especial impide su apertura. Las agujas y el material punzante se depositan en contenedores rígidos de color amarillo; y los citostáticos, los de la quimioterapia, en unos recipientes de color azul».

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Tras ser bajados en ascensores independientes, se trasladan a un almacén especial habilitado en la zona exterior del hospital, que es donde se depositan hasta que el gestor de residuos autorizado pasa a recogerlos. «El servicio lo realiza la empresa cada 72 horas aquí en el hospital y, en los centros de salud, una vez por semana», detalla Arcéiz, que resalta que «hay una normativa muy estricta y trazabilidad de cada contenedor, que va etiquetado con un código de barras definiendo el contenido e incluso de qué área hospitalaria procede. Sabemos cada kilo de dónde ha salido y su destino y tratamiento definitivo», concluye.

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