Isabel Ilzarbe López | Portavoz del Movimiento Feminista de La Rioja

«Hay mujeres y hombres profundamente patriarcales y machistas»

– ¿Cree que el avance de la ultraderecha puede ser perjudicial para el feminismo?

– Por supuesto. Afecta a todo y al movimiento feminista especialmente. Los partidos situados en la ultraderecha tienen un discurso absolutamente antifeminista, en algunas ocasiones, si no en todas, completamente misógino y son contrarios a cualquier política destinada a la igualdad y contra la violencia de género. Por tanto, es innegable que va a afectar.

– ¿Y cree que puede corresponder a un movimiento pendular contrario al reciente feminista?

– Si se analiza la historia del movimiento feminista, en todas las épocas ha sucedido algo similar: un proceso de auge seguido de una reacción. Por tanto, podría formar parte de esa reacción contra el feminismo, aunque, si bien es determinante, no es el único.

– Siempre se aplica el machismo al hombre, pero en la ultraderecha hay mujeres. ¿La mujer no es responsable del machismo?

– Es un error de interpretación aplicar los conceptos de machismo solo a los hombres. De hecho, las feministas no solo señalamos a los hombres sino a todo el sistema patriarcal que forma parte de nuestra sociedad y cultura. Hay mujeres y hombres profundamente patriarcales y machistas. No es algo exclusivamente de los hombres, aunque mayoritariamente lo podemos ver en ellos.

– La Asociación Feminista de Murillo se quejó de la «justicia patriarcal» ante la puesta en libertad del presunto agresor sexual del 8M en Albelda. Quien instruye el caso es una mujer, ¿no deberíamos hablar de una posible ley patriarcal, que no la justicia?

– Evidentemente, la ley tiene huecos que mejorar. Muchos. Hay aspectos que cuando se redactaron no fueron contemplados. Por ejemplo, en la ley contra la violencia de género no se contemplaron algunos aspectos que en la autonómica sí. Las leyes se mejoran con el tiempo, conforme nos vamos dando cuenta de los fallos. El espíritu de la ley no es que sea patriarcal, pero sí permite determinados aspectos que sí lo son. En estos y otros casos nos encontramos con que se toman decisiones profundamente patriarcales en las que no se está teniendo en cuenta la situación de la víctima y el riesgo que puede correr, que hay una falta de sensibilidad hacia la víctima de violencia de género. Por eso todo el movimiento feminista hicimos nuestra esa crítica de que se están tomando decisiones patriarcales.

– En el caso de Albelda, en el que hay más trasfondo, ¿cree que se está haciendo lo suficiente desde las unidades específicas de violencia de género de las instituciones públicas?

– Uno de los problemas que se plantean es que no se está teniendo en cuenta que el entorno es un peligro. En este caso es el entorno del agresor el que está poniendo en peligro a la víctima. No vale con decir que su primer agresor está en prisión y por eso no se contemplaron medidas de protección, porque es evidente que todas las personas que lo rodean van a seguir hostigando a la mujer. Las medidas que se tomen deberían tener en cuenta ese aspecto.

– ¿Y por qué cree que no ha habido una Administración pública que le haya procurado un abogado, que no ha tenido hasta la semana pasada, lo que hubiera podido mejorar su protección?

– Hablamos de instituciones que deben seguir y ajustarse a una serie de criterios que, si no se dan, como están encorsetadas, no pueden hacer mucho más. Lo que no entendemos es cómo la Fiscalía ha tomado las decisiones que ha tomado. Tenemos claro que debería haber tenido en cuenta la situación de riesgo de la víctima antes de apoyar la solicitud de libertad del abogado defensor del agresor. Ahí la víctima tuvo una oportunidad de tener mucha más protección que se esfumó.

– Este fin de semana se han registrado en España seis víctimas mortales por violencia machista y vicaria. ¿Falla la justicia, las leyes, las instituciones, la sociedad o todo?

– Es una tormenta perfecta. Por una parte falla la sociedad. Creíamos estar concienciados pero queda en evidencia de que no es así, al menos en una parte. Por otro lado, desde luego, fallan las instituciones porque parte del dinero del pacto de Estado destinado a la violencia de género se está utilizando en cosas que nada tienen que ver con la prevención o concienciación. A nivel de justicia se están interpretando las leyes de forma patriarcal. Entre 2022 y 2023, en La Rioja se registraron cerca de 900 denuncias por violencia machista. Y los casos enjuiciados son 206. Faltan muchas denuncias por resolver.

– Otro caso de actualidad es el de una mujer que reclamó su derecho a hacer toples en las piscinas municipales de Lardero. ¿Qué opinión le merece?

– Mientras que en la normativa no esté reflejado claramente que no se puede hacer toples, está en todo su derecho de hacerlo. Si este es el caso, hay que respetarlo.

– Teniendo en cuenta que fue un caso aislado, que la persona ni siquiera reside en La Rioja, que sucedió un solo día y en la piscina, que no en la zona verde, ¿no resulta desmedido?

– Sí, parece bastante desmedido teniendo en cuenta que en la mayoría de piscinas y playas se considera ya normal. La reacción sí parece exagerada.

– Volviendo a términos generales, a las feministas se las ve siempre muy serias. ¿Es un mecanismo de defensa o es que no hay humor en el feminismo?

– Por supuesto que hay humor, pero hay que tener en cuenta que, normalmente, estamos serias porque hablamos de temas muy serios con los que no podemos banalizar. Por ejemplo, si organizamos una concentración contra la violencia de género no podemos estar riéndonos. En otros temas quizá quepa más el sentido del humor pero es como el 8 de marzo, para nosotras no es un día de fiesta sino de reivindicación.

– Cuando se les descalifica como 'feminazis', ¿qué opina?

– La mayoría ya hemos hecho nuestro ese término. Cualquier forma de descalificación hacia el movimiento feminista, y esta es una de las más suaves porque en los últimos tiempos estamos viviendo toda una campaña de insultos que van a lo personal hacia las activistas, y que te llamen feminazi es ya lo más suave, significa que estás molestando a alguien. Si no, no te insultarían.

– Las feministas también descalifican: 'señoro', 'machirulo'...

– Evidentemente. Y forma parte de la ironía, del sentido del humor. A nosotras nos llaman 'feminazis', 'amargadas', 'malfolladas'... Cualquier cosa. Y nosotras utilizamos otro tipo de vocabulario hacia esos hombres que nos insultan.

– ¿Y no cree que falta diálogo? Esas actitudes se producen más en grupo que en el trato personal. ¿No siente que se ha reducido bastante el machismo?

– Aún existe, muchas veces de forma inconsciente. Son actitudes, comentarios, formas de entender las cosas arraigadas en la sociedad, nosotras incluidas, que no podemos obviar. En el tú a tú es más fácil corregirlas, pero hay situaciones en las que el debate es imposible, se bloquea el diálogo.