En un lugar de La Rioja...

Ese mismo día, a esa misma hora, su consejera de Participación, Cooperación y Derechos Humanos, Raquel Romero, se reunía en la otra punta de Logroño con el director del documental Gaza, Julio Pérez del Campo. Según la información brindada por el departamento de prensa, Romero quería «conocer de primera mano la situación en la zona y estudiar posibles vías de colaboración con Palestina».

Un mes después, el director de aquella película, premio Goya al mejor cortometraje documental, ha sido nombrado por Raquel Romero responsable de la Oficina de Retorno. No estará solo en el trabajo. Le acompañará, en calidad de «técnico», Luis Illoro, candidato al Congreso por Podemos en las últimas elecciones generales. Ambos deberán ocuparse de facilitar el regreso a La Rioja de los jóvenes que salieron por culpa de la crisis.

Julio Pérez del Campo (Talavera de la Reina, 1983) completa el desembarco en estas orillas del Ebro de antiguos dirigentes de Podemos Castilla-La Mancha: tres de ellos (Herrera, Amo y Pérez del Campo) han sido designados cargos de confianza en la Consejería de Raquel Romero y el cuarto (Francis Gil) oficia ya como «asesor» en el Parlamento regional de la propia Raquel Romero.

Esta historia de emigrantes, que quizá no haya aún terminado, tiene en realidad dos prólogos. El primero se escribió el 26 de mayo de 2019, fecha de las últimas elecciones autonómicas. Aquel día, Podemos Castilla-La Mancha, que había gobernado junto al PSOE en la última legislatura, perdió los dos escaños que tenía, desapareció del Parlamento de Toledo y todos sus altos cargos fueron destituidos.

Sin embargo, ese mismo día, a 400 kilómetros, una insólita puerta se les abría: Unidas Podemos había sacado dos diputadas en el Parlamento de La Rioja. La coalición se resquebrajó en 48 horas. Henar Moreno (IU) se mostró dispuesta a facilitar el Gobierno del PSOE con un acuerdo programático. En un principio, Raquel Romero (Podemos) compartía esa opinión..., pero a los dos días cambió de criterio. Exigía entrar en el Gobierno. He aquí el segundo prólogo.

Las negociaciones se enconaron. De pronto, sin previo aviso, como caídos milagrosamente del cielo, una cohorte de asesores llegados de Castilla-La Mancha empezaron a llevar de la mano (a veces literalmente) a la diputada Romero. Mario Herrera, concejal de Ciudad Real, se convirtió en la sombra de Romero. Francis Gil, exasesor del vicepresidente segundo de la Junta de Castilla La-Mancha, acudió en los días decisivos. Y Axier Amo, periodista y exjefe de gabinete de la Consejería de Garantías Ciudadanas en el Gobierno manchego, asumió las tareas de comunicación. Por el camino, la gestora riojana de Podemos saltó por los aires y quedó convertida en cenizas.

Finalmente, Andreu decidió montar una Consejería para ubicar allí, apartados del meollo del Gobierno, a sus molestos aliados. Le buscó un nombre pomposo (¡Participación Ciudadana! ¡Derechos Humanos! ¡Cooperación al Desarrollo!), pero le adjudicó unas competencias brumosas, rayanas en lo evanescente. Su presupuesto aún no se conoce.

Los castellano-manchegos, sin embargo, ya han completado exitosamente su mudanza. Mario Herrera es director general de Participación; Axier Amo, jefe de gabinete de la consejera; Francis Gil, asesor parlamentario de la diputada Romero (con contrato a media jornada). Ahora encima podrán montar partidas de mus a ocho reyes con Julio Pérez del Campo, biólogo y cineasta. Hay algo profético en el nombre de la empresa talaverana que produce los documentales de Pérez del Campo: 'El Retorno'. De una manera bastante más prosaica, el diario El Confidencial publicó hace un año que la televisión pública de Castilla-La Mancha había contratado con esa misma productora un programa nocturno de tertulia por 80.000 euros, lo que levantó cierta polvareda política, aunque Pérez del Campo negó cualquier relación personal con 'El Retorno' y vio en el artículo un mero ataque personal.

Antes siquiera de tomar posesión de su cargo, en una entrevista concedida a este periódico, Raquel Romero se mostraba dispuesta a contratar «perfiles de fuera si fueran interesantes por sus conocimientos». Así que tal vez estemos viviendo in situ una inesperada fuga de cerebros y en Castilla-La Mancha estén a estas horas mesándose los cabellos y pensando en montar con urgencia su propia Oficina de Retorno.

O tal vez no. A saber.