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El párroco de Navarrete, Armando Lasanta, posa en un púlpito de la iglesia de la Asunción con el incensario al fondo. JUSTO RODRÍGUEZ

La lámpara que se convirtió en el botafumeiro riojano

La iglesia de la Asunción de Navarrete vuela su propio incensario tras la misa en honor al apóstol Santiago

Diego Marín A.

Logroño

Jueves, 24 de julio 2025

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Este viernes día 25 volará el incensario central de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Navarrete, igual a como lo hace el botafumeiro en la catedral de Santiago de Compostela. Los jóvenes de la Cofradía de la Santa Vera Cruz propusieron en 2018 que la localidad tuviera un nuevo reclamo para peregrinos y turistas e idearon un incensario con una lámpara del propio templo que colgaron de la cúpula gótica con un sistema de poleas. «Es una réplica del botafumeiro, un poco más pequeño, con un sistema parecido pero menos llamativo y quiere tener la misma función dentro de la liturgia», explica con algo de reserva Armando Lasanta, párroco de Navarrete.

El original tenía la función, antaño, de purificar el ambiente cuando la catedral se llenaba de peregrinos que incluso dormían en el templo, aunque ahora ya forma parte ocasional de la ceremonia religiosa. También en Navarrete, donde muchos peregrinos pasan por la localidad. El sacerdote, en cada ocasión, ofrece a peregrinos y otros feligreses que asisten a misa la posibilidad de realizar la ofrenda de verter el incienso antes del espectáculo. En el pueblo riojano se vuela el día de Santiago, el de San Roque, el de la Virgen del Sagrario, en Navidad y en Pascua.

«Yo pensé que sería complicado hacerlo pero los jóvenes pensaron que sí», recuerda el párroco. Primero probaron el balanceo con objetos más pequeños. «Quisimos que fuera un recuerdo para los peregrinos que van camino a Santiago pero después lo ponemos en otras celebraciones solemnes», detalla Armando Lasanta. En días como el de hoy, consagrado a Santiago Apóstol, procuran cuidar, sobre todo, a los peregrinos y hospitaleros.

Imagen del apóstol Santiago en la iglesia de Navarrete junto a una lámpara como la que se convirtió en incensario. Justo Rodríguez

La misa será a las 20.00 horas y, al finalizar, aunque normalmente se emite música de órgano, en esta ocasión sonarán las gaitas de bota de Navarrete. El incensario vuela en línea recta unos minutos sobre el pasillo central, un momento mágico, siempre con mucha expectación, aunque ya más lleno de teléfonos móviles que de devoción.

«El nuestro es de latón»

Para llegar aquí, aunque hayan sido siete años de éxito, ha sido complicado dar forma al incensario. «Hay que pensar que el de Santiago, que es de plata y muy pesado, también es muy caro, lo regalaron. El nuestro es de latón, hecho con una lámpara en desuso por un orfebre», reconoce Armando Lasanta. Incluso el sistema de balanceo es distinto. Mientras que el incensario gallego pesa 60 kilos, el riojano apenas 20. «El de Santiago recoge y suelta cuerda como un yoyó, alcanzando un desnivel de 90% grados, y este es un balanceo que no llegará a los 45», describe Armando Lasanta.

En Navarrete no realizaron ni obra, aprovecharon los agujeros de las bóvedas para pasar las cuerdas y crear la tensión. En Santiago ocho personas ejercen de 'tiraboleiros', mientras que en Navarrete solo son tres: David Castroviejo, Félix Prieto y Francisco Infante. Sucedió, incluso, que las obras de la catedral gallega en 2019 otorgaron al de Navarrete la pasajera condición de ser el único incensario volador de la Ruta Jacobea española. «A muchos les sorprende. Alguno que lo ve colgado pregunta si va a volar ese día. Normalmente damos una estampa con la imagen de Santiago peregrino como recuerdo», expone el párroco.

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