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El Iregua da por perdida la cosecha de fruta y hortalizas con apenas un riego garantizado
Los regantes de La Rioja Baja esperan también restricciones del 50% por la situación crítica del embalse de Reinosa
La cuenca del Iregua, en alerta desde el pasado mes de febrero por la sequía y por la escasa ocupación de los embalses de ... cabecera, da por perdida –salvo milagro ahora mismo más que improbable– la cosecha de frutas y hortalizas con apenas un riego garantizado para toda la temporada y después de un marzo y una primera mitad de abril extremadamente secos.
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La situación es «catastrófica, desconocida incluso por los agricultores más mayores de la zona», explica Víctor Justa, presidente de la comunidad de regantes de Albelda y miembro de la Junta de Explotación del Iregua.
En este sentido, los dos embalses de cabecera, Pajares y González Lacasa, son la garantía de agua de boca para Logroño y el entorno metropolitano, es decir, el 70% de los habitantes de La Rioja, por lo que, pese a haber una disponibilidad de 33 hectómetros cúbicos, es mucho menor para el riego: «La junta de explotación ha reservado doce hectómetros cúbicos para agua de boca de abril a septiembre y otros once desde octubre hasta marzo de 2024», aclara Justa. «Es decir –continúa–, la cantidad real para regar no llega a nueve hectómetros, de los que hay que descontar el caudal ecológico, con lo que, si no llueve, apenas hay un riego garantizado cuando necesitaríamos dos para asegurar la supervivencia de los frutales». El presidente de los regantes de Albelda no tiene dudas de que «las cosechas de fruta y de hortalizas de toda la cuenca están perdidas, salvo que caigan 200 litros entre abril y mayo, algo que sería un milagro porque los modelos de previsión están dando altas temperaturas y sequía».
El fruticultor no oculta su preocupación por la afectación a la economía de la comarca: «La zona produce casi el 50% de las peras de la DOP Rincón de Soto, por ejemplo, pero hay también mayoristas muy importantes de fruta y, por supuesto, está la producción hortícola de Varea o el Cortijo». Víctor Justa cifra en «decenas» los empleos que están en juego con la situación que está provocando la sequía y considera que lo fundamental ahora mismo es garantizar la supervivencia de los árboles: «Normalmente se hacen siete riegos al año; el reciente más seco, en 2017, se salvó la temporada con cinco, pero la disponibilidad actual de agua da para uno o, siendo muy optimistas, para dos, con los que, desde luego, no hay cosecha».
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La Rioja Baja
La situación del Iregua es, sin lugar a dudas, la peor, aunque también existe mucha preocupación en La Rioja Baja. Miguel Legarre, presidente de las comunidades de regantes de Calahorra y del canal de Lodosa, señala que «por ahora no ha habido desembalses, pero los tendrá que haber en breve y, cuando los haya, habrá restricciones». El principal pantano de cabecera del Ebro, el de Reinosa –que atiende las necesidades del canal de Lodosa, del imperial de Aragón y del de Tauste– está al 40%, con 218 hectómetros cúbicos, de los que hay que conservar al menos un mínimo de 70: «El año pasado utilizamos 230 hectómetros y ahora no tenemos ni 150 disponibles», detalla Legarre, por lo que «calculamos que las restricciones serán de un 50%».
El presidente de los regantes señala que «la situación es muy tensa, con un sector en crisis como es el campo y con el riesgo de que se pueda producir un encarecimiento brutal de la cesta de la compra». En su zona, el cereal de secano ya está muy afectado y los riegos son muy necesarios para los frutales y para toda la huerta de la ribera del Ebro: «Calahorra, Pradejón, Lodosa, Aldeanueva, Rincón, Alfaro, Tudela... dependemos de este agua, así que te puedes imaginar la tensión que hay».
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Miguel Legarre indica que desde las comunidades de regantes se está pidiendo «contención y solidaridad a los usuarios para que no consuman innecesariamente porque las restricciones están garantizadas si no llueve, y mucho, a corto plazo». «Tenemos muchas consultas –continúa– sobre si plantar o no hortalizas de verano, pero eso debe ser decisión de cada agricultor, que tiene que medir sus riesgos y trabajar con ese escenario de la más que posible continuidad de la sequía».
La situación para las huertas y regadíos del Cidacos es mejor que para las dependientes de la cabecera del Ebro, puesto que Enciso, todavía en pruebas, está lleno y se espera ir vaciando en función de las necesidades de riego y también para aportar caudal al río principal.
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