Vino. Un modelo que invita a una reflexión profunda
Rioja sopla las velas por su primer siglo de vida, en el que ha logrado una posición envidiable, mientras trabaja por reforzar la diversidad de un territorio privilegiado y valorado por los 'gurús' del vino; unos últimos años convulsos hacen necesarios repensar el camino que quiere, o debe, continuar
Rioja puede presumir de ser la denominación de origen más antigua. Este 2025 conmemora sus cien años y lo hace desde una posición privilegiada que, sin embargo, no invita al conformismo. Presente en 136 países, fue también la primera en obtener el reconocimiento de «Calificada». 13.000 viticultores y cerca de 600 bodegas dan sentido a la DOCa Rioja, que en el último cuarto de siglo ha ido creciendo, también, en amplitud de hectáreas amparadas bajo este sello distintivo. En el año 2000 eran 52.029 las hectáreas; en la actualidad son más de 66.000, que en la última vendimia produjeron alrededor de 275 millones de kilos de uva, sobre todo de variedades tintas, donde el tempranillo es el rey.
Con el nuevo milenio llegaron las nuevas variedades autóctonas, que el Consejo autorizó en 2007, y la organización del sector en torno a un sistema interprofesional con el propósito de promocionar los vinos de Rioja, pero también defender y gestionar la Denominación. Nacía la Interprofesional del Vino de Rioja (OIPVR), donde todos los agentes del sector vitivinícola estaban representados y con la que se quería avanzar en un proyecto común.
66.000 hectáreas
amparadas por la DOC Rioja
275 millones
de kilos de uva se produjeron en la vendimia de 2024
Precisamente uno de esos objetivos era la proyección exterior. La fama de Rioja abrió puertas a una internacionalización refrendada por la aparición en los primeros puestos de las prestigiosas listas de los 'gurús' del vino como Tim Atkin o Robert Parker y su legión de críticos –el español Luis Gutiérrez forma parte del equipo del estadounidense y lleva desde 2013 puntuando los vinos españoles para su lista–. La primera visita de Parker a España fue en 2009 y lo hizo a Logroño, dentro del Wine Future Rioja.
Viticultores y bodegas han visto en el enoturismo, que comenzó a despegar hace tres lustros y cuyas cifras mejoran año tras año, una gran oportunidad para dar a conocer sus vinos.
La relevancia del 'terroir' se ve en conceptos como Vino de Zona y Viñedo Singular
Sin duda, el buque insignia de Rioja son los tintos, pero se han ido sumando los blancos, que han sabido encontrar su público y con ello atraer a un mayor número de consumidores. Profundizar en la identidad de Rioja y potenciar su diversidad llevó a la Denominación a incidir en el 'terroir' y en la importancia del origen. Por ello, apostó por nuevas categorizaciones: Vino de Pueblo –sustituye a Vinos de Municipio– o Vino de Zona, que se unieron a la clasificación de Viñedo Singular –refiriéndose, según el Consejo Regulador a «parcelas con características únicas, viñedos viejos de rendimiento y vigor limitado y vendimiados a mano»–.
Era el año 2017. Desde entonces, a la pérdida de viticultores se ha unido la época más convulsa de la Denominación, que obliga a una reflexión. Los aranceles, el Brexit o la pandemia agitaron el avispero. También ABRA (Asociación Riojana de Bodegas Alavesas) –nacida casi a la par que Bodegas Familiares de Rioja– lanzó un órdago al proponer una DOP 'Viñedos de Álava', cuya solicitud finalmente anuló el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en noviembre. Por otro lado, Bodegas Familiares de Rioja abandonó en septiembre de 2023 el Consejo, al no compartir sus planteamientos y querer volcar sus esfuerzos hacia un modelo de valor –el arranque de viñedo ha sido uno de los puntos discrepantes más flamantes–. Sin duda, dos acciones que invitan a repensar el modelo de la DOCa Rioja si quiere seguir en esa posición privilegiada.