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Personas mayores con andadores y sillas de ruedas recorren el Espolón logroñés a la par que algunas familias con niños pequeños. Sonia Tercero
Impulso 2025 | Demografia

Más riojanos pero con más canas y achaques

El envejecimiento poblacional se ha convertido en uno de los retos de la comunidad debido a la caída en picado de la natalidad y el alza de la esperanza de vida. Hoy hay en la región 21.552 mayores de 65 años más que hace 25 años y ya representan el 22,56% del censo

Martes, 3 de junio 2025

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La misma Rioja que hace un cuarto de siglo, pero, a la vez, radicalmente distinta. Más plural por la llegada de personas de otros países (clave en los incrementos poblacionales, aunque eso se lo contamos unas páginas más adelante) y con algunos achaques que, como ocurre en el país y en el conjunto del continente, tiñe de sombras el futuro.

El censo riojano ha crecido considerablemente respecto al año 2000, tanto como para llenar tres veces y media el campo municipal de Las Gaunas. Los 273.833 habitantes del arranque de siglo XXI se han convertido hoy en 327.889 (a 1 de abril de 2025), según los registros del Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que ofrece un saldo a favor de 54.056 residentes en la comunidad. Aunque desde julio de 2011, con 321.050, a julio de 2013 –313.863– la región retrocedió por la crisis económica, desde ese año su población tomó un nuevo impulso, muy leve hasta julio de 2019 –317.044– pero constante desde entonces para marcar continuos récords anuales. Hasta el actual.

Pero más no quiere decir mejor, al menos desde la óptica demográfica. Hay un problema de natalidad. La mayor parte de las cunas riojanas siguen vacías en un escenario que no hace sino ampliar aún más la brecha entre la frustrante realidad y una tasa de reposición que garantice, según los expertos, el equilibrio demográfico, fijada en 2,1 hijos por pareja. Hoy está en 0,56. La edad media al alumbrar el primer hijo (muchas veces el único) ha pasado de los 29,9 años del año 2000 a los 31,8, en una tendencia al alza que hace dos décadas moderaron las mujeres inmigrantes –25,3 en 2002 frente a los 30,4 de las nacionales– pero que ha tendido a igualarse: 27,2 las foráneas y 33,1 las españolas.

En 2000

En 2000
  • Nacimientos: 2.346 bebés hubo en el 2000, cifra que fue al alza hasta el pico de 2008, con 3.518

  • Esperanza de vida: 80,43 años (76,93 ellos y 84,10 ellas)

  • Defunciones: 3.249 en el año 2000.

En 2025

En 2025
  • Nacimientos: 2.027 en 2024. En 2022 cayó por debajo de 2.000 (1.999)

  • Esperanza de vida: 84,17 (+3,74) (81,43 ellos y 86,94 ellas).

  • Defunciones: 3.249 en 2024; es decir 1.222 más que la cifra de nacidos

El nuevo siglo volvió a llenar, como ocurrió en los años setenta y ochenta del anterior, las salas de paritorio regionales: los 2.346 alumbramientos en el año 2000 fueron el arranque de una década dorada en la que los nacimientos marcaron registros hoy añorados, con 3.038 en el 2005, 3.518 en el 2008 o 3.188 en 2012, el último ejercicio en el que la comunidad superó los tres millares de nuevos riojanos para iniciar un descenso inquietante que parece haber tocado fondo. En 2017 ya solo fueron 2.566, en 2022 rozaba ya la boya de los dos millares (2.191) para hundirse en 2023, con 1.999. El pasado año llegó un leve respiro, 2.027, que en el primer trimestre de este 2025 parece asentarse –512 nacimientos, 48 más que en el mismo periodo de 2024 (464)–.

Con 3.249 fallecimientos el pasado año (1.181 en la semana 18 de este 2025), una cifra que se ha sostenido en la última década salvo en lo peor de la pandemia, la pirámide poblacional riojana sigue golpeada por la erosión en sus cimientos y con un preocupante tambaleo que amenaza colapso.

Falta relevo generacional, futuro. El déficit de juventud se perpetúa y la representación gráfica ha perdido definitivamente su figura para trasformarse en una pirámide regresiva, una especie de bulbo cada vez más estrecho en su base, ancho en su ecuador y con una cima que se hunde y se achata.

Hace 25 años la cifra de menores de edad en La Rioja era de 45.286 personas de entre 0 y 17 años, lo que representaba el 16,53% del censo total de 273.833 habitantes; hoy dicho colectivo asciende a 53.225 miembros, 7.939 más, pero su peso ha mermado, ya que equivale al 16,23% de los actuales 327.889 residentes en una región cada vez más envejecida.

De hecho en el lado contrario de la balanza vital, los mayores de 65 años ganan presencia en la comunidad. Si hace un cuarto de siglo eran 52.440 habitantes hoy ascienden a 73.992; es decir, 21.552 más, y con una tasa sobre el censo global superior en más de tres puntos, del 19,15% del año 2000 al 22,56% del ejercicio en curso.

El riesgo es más que evidente y está aquí.

Cuatro años más de esperanza de vida pese al covid

Diagnósticos demográficos al margen, los mayores, por fortuna, cada vez nos duran más. La Rioja, pese al mazazo de la pandemia, ha ganado en el último cuarto de siglo cuatro años más en la esperanza de vida de sus habitantes. Si en el año 2000 la media era de 80,4 años –76,9 los hombres y 84,1 las mujeres– ese indicador si sitúa en la actualidad en 84,1 –81,4 ellos y 86,9 ellas–. La escalada, lenta pero constante solo se interrumpió por el impacto del covid (de 83,8 en 2019 cayó a 82,5 un año después). Pero medias al margen los buenos augurios también se cumplen en los registros reales: la región tiene hoy censados 5.598 mayores de 90 años e incluso 165 de ellos han soplado ya cien o más velas.

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