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En el primer cuarto del siglo XXI el campo riojano ha experimentando cambios sustanciales que amenazan incluso a su propia identidad regional.
A pesar del crecimiento urbanístico propio del desarrollo, la Comunidad Autónoma entró en el siglo XXIcon 135.752 hectáreas cultivables. Era el año 2001, pero esa cifra llegó a aumentar tres años hasta las 137.424 hectáreas. Pero a partir de ahí esa cifra fue descendiendo hasta las 129.932 actuales.
Si bien esos cambios no afectan a la fisonomía regional, si que son más visibles los que afectan a los dos principales cultivos de La Rioja: viñedo y cereal.
Al principios de los 2000 había en la región 42.000 hectáreas dedicadas a la uva para vino, y la tendencia era alcista. El viñedo alcanzó su máximo en 2020 cuando se censaron 47.528 hectáreas, aunque en la estadística del 2023 ya son algo menos, 47.081 ha.
Lo contrario ha sucedido con el cereal de grano que partía en el año 2001 con una posición hegemónica con 55.948 hectáreas, de las que ya sólo quedan 46.987, prácticamente igualándose así la superficie de cultivo dedicada al viñedo y al cereal en la comunidad autónoma.
10.120 hectáreas
de huerta en La RIoja en 2001
5.061 hectáreas
de huerta en La Rioja en 2024
Al cambio paisajístico de la región también ha contribuido el crecimiento del olivar para aceite, que casi ha duplicado su superficie en estos últimos años. De las 3.042 hectáreas de olivos existentes al principio de los años 2000 se ha pasado a los 5.232 que figuran en los últimos datos de la estadística agraria regional.
Sin embargo, lo que sí ha cambiado sustancialmente la fisonomía regional es la alarmante reducción de la superficie hortícola en La Rioja.
Históricamente, la huerta ha sido una de las grandes señas de identidad de la comunidad, que además nutría a la floreciente industria agroalimentaria (conservera) de la región. Pero en los últimos 25 años, la huerta ha quedado reducida prácticamente a la mitad.
En el año 2001, La Rioja contaba con 10.120 hectáreas de huerta. En las últimas estadísticas que constan en la web regional, las del año 2023, ya sólo eran 5.800 si bien aún llegaron a estar más bajas en el año 2020 cuando sólo estaban censadas 5.061.
Las estadísticas reflejan pérdidas tan reseñables como las de la alcachofa que comenzó el siglo con 1.190 hectáreas de las cuales actualmente sólo quedan 176 o la coliflor, que vive una situación similar al pasar de 2.142 a principio de siglo a las actuales 349.
La remolacha azucarera, que constituyó un cultivo muy habitual en algunas comarcas de La Rioja, empezó en el 2001 con 1.172 hectáreas, llegó a bajar a las 485 en 2020 y ahora parecer recuperar con 830, merced a un aumento del precio y consecuentemente de la rentabilidad.
También se ha reducido prácticamente a la mitad la superficie dedicada al cultivo de espárrago, que era muy importante en La Rioja Baja. De las 267 se ha pasado a las 117 actuales, aunque en los últimos años del siglo pasado ya se había marcado esta tendencia.
Por contra, hay algún cultivo que sí ha elevado su producción, como por ejemplo las zanahorias de las que ya hay 128 hectáreas, cuando hace 25 años sólo había 20 hectáreas; o la calabaza y calabacín que han pasado de 46 hectáreas a las 83 con las que se cuentan actualmente.
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Óscar Beltrán de Otálora, Gonzalo de las Heras e Isabel Toledo
Javier Campos | Logroño
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