«Me gusta el trabajo, ya lo hacía en Rumanía y aquí soy feliz»

Paul se adelantó para explorar el terreno y al poco tiempo, apenas unas semanas después, vino también su mujer, Alexandra: «Tenemos un hijo que está totalmente integrado en Aldeanueva y la verdad es que somos felices aquí». «La gente –continúa– nos conoce y nos trata como si fuéramos una familia más del pueblo».

Paul reconoce que el campo es un trabajo «duro», en el que unos meses «pasas mucho calor» y «en otros mucho frío», pero «a mí me gusta, estás al aire libre y, aunque puede parecer sencillo, lo cierto es que hay que tener experiencia para hacer las cosas bien, y eso se valora».

La familia vive de alquiler en una segunda casa que tiene su patrón en el pueblo: «Nuestra idea es no movernos de aquí, así que, entre nuestros planes, entra comprar una casa propia y en ello estamos».

Paul sigue manteniendo relaciones con familia y amigos en Rumanía y para Javier, su jefe, es una bendición porque al final resuelve los refuerzos de temporada: «Suelo ser yo quien habla con ellos y busca a la gente porque la realidad es que sí, que no es fácil encontrar mano de obra porque hay pocos españoles que estén dispuestos a trabajar en la agricultura y a atender estos momentos de recogida de los frutos en que la necesidad de mano de obra es más intensa».

Ahora bien, desde Rumanía a España no es precisamente un paseo: «Es fundamental que sean dos campañas prácticamente seguidas, la de la fruta y la de la vendimia, porque si no no compensaría hacer tantos kilómetros».

Normalmente son familiares y amigos del propio Paul Talpalaru quienes vienen para la temporada de recogida y, de hecho, el trabajador ya está gestionando las necesidades para atender la explotación de Javier Barricarte: «Esperamos arrancar con la recolección de pera hacia mediados de agosto y, de ahí, ya arrancamos y no paramos hasta terminar con las viñas, así que ya estamos preparándolo todo para que los refuerzos estén aquí a tiempo».