Riojano de Leiva, referencia del Centro Riojano de la capital
Javier Riaño | 'Embajador' riojano en Madrid
Martes, 31 de marzo 2020, 07:53
Javier Riaño, riojano de Leiva que ejercía como tal en Madrid, falleció el viernes, 27 de marzo, dejando tras de sí un profundo vacío. No solo entre sus allegados, sino en el corazón de su otra familia. La formada por los miembros del Centro Riojano de la capital madrileña, el venerable caserón de la calle Serrano al que entregó buena parte de su vida. Nacido en Leiva en 1953, huérfano de madre desde los 4 años, Riaño marchó de crío a estudiar a Madrid, donde trabajó durante largo tiempo como alto directivo del Hospital San Juan de Dio con el mismo señorío con que ejerció como embajador de su tierra en las distintas directivas del Centro Riojano donde prestó servicios, como recordaba en estas páginas su amigo Pedro López, presidente de la entidad durante el largo periodo durante el cual Riaño se convirtió en un miembro indispensable de la directiva para propagar por la capital del Reino los valores propios de los riojanos, de los que era un brillante depositario. Cariñoso, simpático, humilde... Sus íntimos recuerdan, en un retrato apresurado de sus atributos, su bondad extrema, el estilo caballeroso que le distinguía, muy apreciable en la infinidad de condolencias que sus amigos y conocidos dejaron en las redes sociales cuando trascendió su fallecimiento. «Estamos abrumados y muy agradecidos por la cantidad de mensajes de pésame que hemos recibido», explicaba su sobrino Fernando, quien destacaba de su tío ese inquebrantable cariño hacia el Centro Riojano («Era su otra vida») y la devoción que profesaba a su hija, Leticia, unida como él a la entidad madrileña y a la gran pasión de su padre: Leiva, su cultura y su historia. Gran aficionado taurino, devoto de Diego Urdiales y José Tomás, Riaño pasó sus últimos días, por esas crueles paradojas de la vida, en una habitación del mismo hospital, el de San Juan de Dios, al que consagró las mejores horas de su profesión como gestor sanitario. Ingresó cuando notó que no superaba los primeros síntomas y allí falleció, justo cuando, como señala su sobrino, «por fin era dueño de su agenda y podía dedicar todo su tiempo libre a su querido Leiva».
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión