«Ahora los pasos vivientes los tenemos aquí»
Rafael Gil Vicuña | Capellán del hospital San Pedro ·
«Tenemos que estar más unidos que nunca. Que después de la tormenta viene la calma», afirma uno de los capellanes del hospital San PedroLleva 11 años como capellán en el hospital San Pedro y afronta, también él, un nuevo escenario en su desempeño diario. Atender a los enfermos y a sus familias, en este caso desde la distancia. Rafael Gil Vicuña es uno de los tres capellanes con los que cuenta el hospital San Pedro; dirige, además, el Secretariado Diocesano de Pastoral de la Salud en La Rioja y es el párroco de la iglesia Pío X, en el barrio de La Estrella.
En sus 31 años de sacerdocio ha evangelizado en parroquias de Alfaro, Nájera y la capital, y ha atendido a cientos de pacientes y familiares en el hospital capitalino. Ahora, junto con los otros capellanes del centro sanitario, afronta un nuevo contexto, en el que ha tenido que cambiar la atención presencial por la telemática. Teletrabajo, a fin de cuentas, también para él. En algunos «casos excepcionales» atienden en persona a enfermos o familiares, «pero siempre respetando todas y cada una de las indicaciones de los profesionales médicos», recalca el capellán.
«Estamos 24 horas con el 'busca'. Utilizamos mucho el móvil, el Whatsapp, hay enfermos con los que nos comunicamos por videoconferencia», relata Gil Vicuña. El servicio 24 horas se atiende en el número de teléfono 669 731 915, y las personas que están ingresadas también pueden ponerse en contacto con el capellán con el teléfono fijo de la habitación (extensión 78300).
Las conversaciones con palabras de apoyo y aliento del capellán no son solo con enfermos y familiares, también «hay momentos en que los profesionales sanitarios se desahogan por el teléfono», afirma el sacerdote.
Las rutinas de los capellanes, cómo no, se han visto por completo alteradas. Las misas en la capilla del hospital, eso sí, se siguen celebrando a las 12 todos los días, pero únicamente está el cura y se retransmite por el canal interno de televisión del centro hospitalario (el 34).
Algunos enfermos, también de forma excepcional, están recibiendo la comunión, con las disposiciones que estableció la diócesis «y, sobre todo, con todas las medidas sanitarias pertinentes», recalca Gil Vicuña. «Tenemos servicio 24 horas», insiste el sacerdote. «Atendemos las llamadas, hacemos de puente con los Servicios Sociales, con las parroquias...», cuenta.
Miedo de las familias
Y en momentos como el que vivimos, ¿qué trasladan los enfermos al sacerdote? «Llegan mensajes de todo tipo, a veces tienen un poquito de miedo, pero yo creo que tienen más miedo las familias, que están más alteradas. No poder acompañar a sus enfermos es duro», dice Gil Vicuña, «aunque muchos de ellos están en contacto a través de los móviles». «A nosotros también nos dan ánimos, y nos piden que no les dejemos solos», apunta.
Y en este tiempo de Cuaresma, el capellán del San Pedro plantea un símil: «Ahora los pasos vivientes los tenemos aquí, esas madres dolorosas, esa gente también de buena voluntad. Tenemos una Pasión viviente en los hospitales, en las residencias de ancianos, en los tanatorios..., con mucho dolor».
Pero, por encima de todo, un mensaje positivo quiere trasladar el capellán: «Tenemos que estar más unidos que nunca. Que después de la tormenta viene la calma».