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Un grupo de amigas celebra su comida de Navidad en el Mesón Cid de Logroño. Sonia Tercero

La nueva Navidad: más reservas, más comidas y menos resacas

Los restaurantes de la región cuelgan el cartel de 'completo' para recibir a empresas, colectivos y grupos de amigos

Juan Marín del Río

Logroño

Lunes, 24 de noviembre 2025, 19:58

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A falta de semanas para Navidad, los restaurantes riojanos viven un ritmo frenético que ya forma parte de su propia liturgia anual. Lo que antes era una temporada intensa, ahora se ha convertido en una auténtica carrera de fondo que arranca antes del otoño. Restauradores de Logroño, Calahorra y Santo Domingo de la Calzada coinciden en que las celebraciones de empresas, colectivos y grupos de amigos ya no se organizan a última hora y tampoco se concentran únicamente por la noche.

Luis Cid, al frente del histórico Mesón Cid de Logroño, lo resume sin rodeos. «Estos dos meses son una locura». Desde noviembre hasta Reyes, su restaurante vive «completamente desbordado», hasta el punto de que cada día rechaza peticiones para grupos de más de diez personas. «Desde septiembre estamos completos. Hay mesas que reservan de un año para otro», explica, señalando que el perfil del cliente en estas fechas ha cambiado. Ahora, más previsión, más ganas de celebrar, y «más vino sobre la mesa; eso sí que nunca falta». Tanto es así que, cuando un fin de semana está completo, muchos grupos se adaptan y trasladan la celebración a días laborables, como el jueves, «si el jefe les deja, claro», bromea el restaurador.

La misma sensación tiene José Antonio Palerm en Bodegón La Viña, también en Logroño. Para él, la avalancha comenzó tras la pandemia y ya no ha remitido. «Hay mesas que, según cenan un año, reservan para el siguiente». La fiesta navideña ya no se limita a diciembre porque algunos clientes dejan cerrada la mesa de Reyes en enero, garantizándose hueco para el año siguiente.

Un grupo numeroso alza sus copas en el Bodegón La Viña, el pasado viernes por la noche. Miguel Peche
Las jarras de cerveza y las botellas de vino no suelen faltar en estas celebraciones. Miguel Peche
El equipo de Bodegón La Viña durante el servicio de cenas del pasado viernes. Miguel Peche
Un grupo de excompañeros del servicio militar obligatorio disfrutando en el Mesón Cid, el pasado jueves. Sonia Tercero
Varios amigos celebran su comida de Navidad en el Mesón Cid, el pasado jueves. Sonia Tercero

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María Asunción San Adrián, de Mercadal 21, confirma esa misma tendencia ascendente. Tras 24 años al frente del negocio, reconoce que cada temporada navideña supera a la anterior. El auge de las comidas frente a las cenas es, según ella, una de las claves del cambio. «Desde la pandemia, se hacen más comidas por el fenómeno del 'tardeo'. Si celebras a mediodía, tienes más tiempo para la resaca y al día siguiente te encuentras mejor». Una observación que muchos clientes han adoptado como regla de oro.

En la otra punta de la región, en Santo Domingo de la Calzada, Marisol Guzmán vive un fenómeno parecido en El Sarmiento Azul Mediterráneo. Su agenda navideña se llena ya desde septiembre, y gran parte de la demanda procede «del País Vasco», aunque no faltan visitantes locales o incluso de otras zonas que viajan ex profeso para comer allí. «En estas fechas recibimos a grupos de amigos, familias, empresas… de todo», cuenta. Aun con ese volumen, no amplían plantilla porque trabajan con menús cerrados y previsibles, lo que facilita la organización.

La saturación navideña tiene también la contrapartida del descanso obligado tras el esfuerzo. En La Viña cierran una semana en enero, mientras que en El Sarmiento Azul el parón llega en febrero, un mes más flojo. Son respiros necesarios para un sector que, aunque agradece la actividad y el ambiente, afronta estas semanas como una prueba de resistencia.

El cambio de hábitos —reservas con meses de antelación, tendencia a la comida y no a la cena, y fidelidad de grupos que repiten año tras año— ha transformado por completo el mapa navideño en los restaurantes riojanos. Un periodo que ya no se limita al espíritu festivo, sino que se ha consolidado como uno de los motores económicos más potentes del sector.

«Aquí no se pide fianza»

En otras zonas del país —especialmente en las grandes ciudades—, es cada vez más común exigir el depósito de una fianza previa para confirmar grandes reservas y evitar las llamadas 'fantasma', esas en las que el comensal nunca llega al establecimiento.

A diferencia de otros lugares del país, en la región no se estila esta medida, un gesto que funciona gracias a la fidelidad de la clientela. «Aquí no se pide. En cinco o seis años nos habrán fallado un par de mesas. El que reserva es porque quiere venir, y viene», comenta Palerm, «orgulloso» de la clientela de su Bodegón La Viña.

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