Atentados contra el patrimonio
Pintadas, roturas y robos producen desperfectos en obras de arte y edificios que pueden conllevar multas de hasta 120.000 euros
A principios del pasado agosto los vecinos del valle de Ocón desbrozaron el deshabitado pueblo Oteruelo para volver a celebrar su patrón, San Lorenzo. «Sabiendo ... que había una fuente pública centenaria, la liberaron de las miles de zarzas que la habían preservado intacta», cuenta Inmaculada Ortega, alcaldesa de Ocón. Es la única fuente pública que tenía Oteruelo, datada de 1925 e incluida en el inventario de bienes municipales de Ocón. Días después de la fiesta, la tan orgullosamente recuperada fuente fue vandalizada por un grafitero. «Tuvimos la suerte de encontrar al que la había pintarrajeado, pidió disculpas, compramos decapante para limpiarla y la ha limpiado», cuenta Inmaculada Ortega.
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Este es un ejemplo de acto vandálico contra el patrimonio con cierto final feliz, pero no siempre sucede así. Actualmente, el Servicio de Conservación y Promoción del Patrimonio Histórico Artístico de la Consejería de Cultura, Turismo, Deporte y Juventud del Gobierno de La Rioja no contempla ningún elemento a reparar a causa del vandalismo ni se ha impuesto sanción alguna por esta razón en los últimos años. Las infracciones por atentar contra el patrimonio pueden alcanzar los 120.000 euros si son muy graves. Pero a menudo no es sencillo descubrir al vándalo.
Íñigo López-Araquistain, concejal de Urbanismo y Espacio Público del Ayuntamiento de Logroño, señala el robo de parte del bronce de la concha del peregrino de Olarte, lo que les ha llevado a idear otro material para su restauración. «Cada vez que se produce un acto vandálico se da parte al seguro y a la Policía Local. Si es propiedad privada, el dueño tiene el deber de conservación», expone López-Araquistain.
Un caso parecido al de Oteruelo es el de la fuente del Encino, en Varea (Logroño). Construida en 1785 en pleno trazado de la calzada romana entre Zaragoza y Briviesca, ha sido restaurada varias veces puesto que periódicamente sufre actos vandálicos. La última limpieza se produjo en 2021, después de que el entorno sufriera un incendio, aunque desde tiempo atrás no manaba agua. Actualmente permanece abandonada, con árboles caídos y grafitis en la piedra.
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Sucede lo mismo en la conocida como 'Casa del Hereje' de Villamediana, que cada vez que se limpia se vuelve a pintar como si, en realidad, fuera un lienzo en blanco. Catalogada y protegida por el Plan General Municipal, allí se cree que vivió uno de los herejes luteranos más importantes de la Castilla moderna, Carlos de Sesso, procesado por la Inquisición, quemado en la hoguera del Auto de fe de Valladolid de 1559 y personaje de la novela 'El hereje', de Miguel Delibes. La fachada fue pintada a finales de 2021, en octubre de 2023 fue limpiada sin que constara la intervención en Patrimonio y en 2024 fue vandalizada otra vez sin que al Consejo Superior de Patrimonio de La Rioja le constara el necesario informe de reparación.
En Calahorra, los restos del puente medieval se encontraban a mediados de este año en tan «lamentable estado» por el «deterioro, dejadez, suciedad y vandalismo» que Vox reclamó al Ayuntamiento una «acción inmediata» para «revertir el estado de abandono». Más insólito fue, hace un año, el robo de quince tramos de valla del yacimiento del cerro del Sorbán, un asentamiento indoeuropeo de la Primera Edad del Hierro, que servían para evitar, precisamente, el vandalismo.
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Una escultura que sufre con frecuencia actos vandálicos es el San Ignacio del 'Encuentro de Caminos' de Alfaro, obra de Mapi Gutiérrez. El pasado mes de julio apareció sin brazo. Es, al menos, el quinto ataque. A día de hoy la pieza sigue vandalizada, sin reparación, igual que su escultura de los danzadores de Albelda, también amputada. En Logroño varias esculturas urbanas sufren actos vandálicos, lamentablemente, con cierta frecuencia, como las de Félix Reyes o el conjunto 'Concierto' de Miguel Ángel Sainz. A día de hoy continúan sufriendo pintadas, aunque el mayor daño lo sufre el entorno de un antiteatro infrautilizado. Recientemente en el monasterio de Santa María la Real de Nájera aparecieron pintadas homófobas que fueron denunciadas ante la Guardia Civil como «un atentado contra el patrimonio histórico». Tampoco es la primera vez que el templo sufre desperfectos, al igual que las cuevas de Peñaescalera. Hasta el puente del Priorato de Cihuri fue vandalizado en 2015.
«Es necesaria no solo la conservación del patrimonio, sino también la concienciación sobre la necesidad de mantenerlo en buen estado. La actuación de las instituciones es trascendental pero la individual también es fundamental, de nada sirve la primera si luego no somos condescendientes con esa labor pública», expone David Antón, portavoz de la asociación para defensa y divulgación del patrimonio Rioxa Nostra. «Los jóvenes tienen que ir adoptando hábitos y actitudes de aprecio y valoración del patrimonio», opina Antón.
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