Alfaro pide declarar zona catastrófica 1.400 hectáreas de ribera por «pérdidas totales»
El Sindicato de Regantes del municipio calcula que hay más de 600 afectados por la riada entre sus 1.200 miembros
ERNESTO PASCUAL
Martes, 3 de marzo 2015, 09:02
El río Ebro retrocede. Devuelve parte de los terrenos que ha ocupado durante las últimas fechas, tras la cuarta crecida que vivió en febrero, la tercera extraordinaria. Pero en ese lento regreso, que puede extenderse por semanas, deja un rastro desolador e incontable de daños en Alfaro, en sus cultivos, frutales y huertos y en sus infraestructuras, como regadíos, caminos...
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El río rebajaba ayer un metro su altura y en casi mil metros cúbicos por segundo su llegada a Alfaro respecto al pico de la crecida del viernes. Aún así, a media tarde de ayer pasaba poderoso por la localidad con 1.460 m3/segundo y una altura de 6,21. Sin calificarse como crecida, eran números de la segunda avenida, la del 17 de febrero.
Con casi el doble de su cauce habitual, el agua sigue entrando a las fincas por las roturas que ha provocado en las defensas de términos como Ortigoso, Tambarría o La Roza. Ese agua nueva se une a la ya presente, que deja un fenómeno balsa que frena su retirada. Si la crecida afectaba el 9 de febrero a 700 hectáreas, el informe del perito municipal la situaba el viernes tras el pico en más de 1.000. En esos cálculos, el Sindicato de Regantes del Río Ebro eleva la zona afectada a unas 1.400 hectáreas, la mitad en su zona y la otra mitad en la de Tambarría.
«De nuestros 1.200 agricultores, más de la mitad están afectados, porque el que más o el que menos tiene un corro de tierra», analizaba el presidente del sindicato, Nacho Bea, mientras buscaba ayer evacuar el agua que anega 35 hectáreas de sus frutales.
De un modo provisional, Bea estima que los daños en la zona de su sindicato rondarán los 200.000 euros en regadíos mordidos y destrozados, en rehacer el río Navardín, en puentes levantados, caminos desgastados... «Pero hay un daño que todavía no se ve, en las plantas, que no sabremos si brotarán bien. Habrá que esperar un mes», explicó.
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Con la tierra incapaz de absorber más agua tras casi un mes bajo ella, mucha se queda amansada en las fincas, haciendo temer por el futuro de decenas de hectáreas de frutales. En los árboles nuevos, se cree que sus raíces pueden haberse podrido ya.
Ante el ingente daño, y tras adelantarlo días atrás, el Ayuntamiento dio ayer forma a su solicitud para declarar zona catastrófica toda la dañada por las cuatro avenidas llegadas en febrero. «Solicitamos la declaración por pérdidas totales en la agricultura, en todos los cultivos», subrayaba la alcaldesa alfareña, Yolanda Preciado. Para ganar fuerza, la solicitud viaja firmada por el grupo de Gobierno y el de la oposición.
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A la espera de lo que dé de sí hoy la reunión de los representantes de los agricultores con la ministra de Medio Ambiente y el presidente del Ejecutivo riojano, el Ayuntamiento vuelve a llamar a los afectados a que cuantifiquen sus daños y entreguen sus informes valorados. Con ellos, los sumará al expediente presentado a la Consejería de Medio Ambiente para encauzar las ayudas que se planteen. «Las pérdidas van a ser enormes -se resignaba la alcaldesa-. Este año se va a notar en Alfaro que la faena no ha ido bien...». Por su parte, el Gobierno español informó de que está trabajando en el decreto que espera aprobar el viernes «para hacer frente a los efectos que están teniendo las riadas y las crecidas» y que Rajoy está en contacto con los responsables autonómicos afectados.
La marcha atrás del río empieza a dejar ver los incontables daños que han producido las crecidas. En el término de Ortigoso, mientras el Ebro sigue entrando por la rotura del mazón, el descenso del nivel presenta frutales embarrados e impracticable para hombres y máquinas; acequias mordidas e, incluso, arrancadas y empujadas a otro punto; muchísima suciedad en las acequias; caminos desgastados en la superficie por la presencia durante días del agua... En fincas más altas, la fuerza del agua ha mordido y se ha llevado decenas de metros cuadrados de tierra y, con ella, varios frutales. Además, el agua de regreso al cauce está socavando los mazones, en un daño que se extiende por toda la defensa.
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La valoración de los daños causados y los cultivos afectados llegará cuando se retiren las aguas, informó el Gobierno de La Rioja. El Ejecutivo regional indicó que los agricultores afectados deben recopilar los datos de los destrozos que ha causado la inundación en sus fincas, a la espera de que se concreten las ayudas que aprobará el Gobierno central este viernes. El Gobierno de La Rioja «complementará esas indemnizaciones si resulta necesario».
Cambiando de localidad, el PSOE demandó ayer que el Ayuntamiento de Arnedo «pelee» con la CHE para que actúe en las escolleras del río Cidacos, para reforzarlas y completarlas entre el tramo del tanque de tormentas en la zona de San Blas.
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