«¿Me arrestas tú o te arresto yo?»
Exgobernador civil de La Rioja
PÍO GARCÍA
Sábado, 28 de febrero 2015, 18:49
Al abogado Vicente Sampedro Guillamón (Castellón, 1947) lo nombraron gobernador civil de la provincia de Logroño el 19 de julio de 1980. Apenas estuvo un año en el cargo, pero no tuvo tiempo de aburrirse. Tomó posesión tras el asesinato en Logroño del teniente de la Guardia Civil Francisco López Bescos, soportó el atentado de la calle Ollerías, vivió el cambio de nombre de la provincia y encima le tocó gestionar el 23-F. Días después, aún tuvo humor Vicente Sampedro para marcharse de gobernador civil a Bilbao, un destino que metía miedo al más pintado. En aquella época de «terror ciego» incluso pillaron a un comando siguiéndole. Sin embargo, en 1982, cuando la UCD se hizo añicos, abandonó la política y se refugió en el derecho laboral. Fue durante muchos años jefe de la inspección de trabajo de Castellón. Hoy vive en su ciudad natal y trabaja en Valencia, en el despacho de Ollero Abogados. Dos imágenes de su paso por La Rioja le acompañan siempre; dos acuarelas de Jesús Infante que adornan su casa. En una se ve Logroño bajo la nieve. En la otra, una viña en las primeras semanas del otoño. A orillas del Mediterráneo, Vicente Sampedro accede a evocar por teléfono aquella noche de febrero -de la que mañana se cumplen 34 años- en la que no pudo pegar ojo.
Publicidad
- ¿Cómo se enteró del golpe de Estado? ¿Estaba siguiendo la sesión de investidura de Calvo-Sotelo?
- No; yo estaba en mi despacho trabajando. Pero mi secretario particular, Félix Martínez, sí que estaba en el antedespacho con la radio puesta. En un momento dado, entró alborotado: «¡Se han oído tiros! ¡Se han oído tiros!» Entonces intentamos averiguar qué estaba ocurriendo.
- ¿Le pilló de sorpresa o algo se olía?
- Nadie esperaba algo así. Sí, se estaba hablando mucho de un golpe de timón, de un gobierno de concentración nacional, quizá de un golpe de despacho que descabalgara a Suárez..., pero una acción militar de este tipo sorprendió a todo el mundo.
- ¿Recuerda qué llamadas hizo?
- Lo primero que hice fue llamar al comisario de Policía, al jefe de la zona de la Guardia Civil y al comisario de la Policía Local. Vinieron a mi despacho y estuvimos toda la noche reunidos. Llamé al Ministerio del Interior. No pude hablar con Francisco Laína, el director general de Seguridad, porque se estaba ocupando de todo lo que ocurría en el Congreso de los Diputados (Laína presidió el gobierno provisional que se constituyó aquella noche). Mi interlocutor fue el director de Política Interior. Pero esos primeros momentos fueron de mucha confusión.
- ¿Llegó a temer en algún momento por el éxito del golpe?
- Mi problema era que tenía informaciones contrapuestas. En La Rioja todo estaba tranquilo. Aquí no se movió nada. Pero toda mi familia es de Castellón y las noticias que me enviaban no eran nada tranquilizadoras. Allí estaba el general Milans del Bosch, el que sacó los tanques por Valencia, y la situación estaba mucho más convulsa.
Publicidad
-
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión